Periodismo made in Pentágono

Una mano escondida, peluda, negra o simplemente la mano invisible de la que tanto alardean los ególatras del capitalismo, controla tras bastidores la producción en serie de la opinión, aparentemente independiente, que le llega a los estadounidenses sobre temas cruciales; en este caso, sobre el terrorismo y la guerra de Irak. Una investigación de un diario de Estados Unidos ha puesto en evidencia lo que es una rutina para los organismos que controlan los hilos del poder en aquel país.

¿Cómo fabricar opiniones interesadas sobre temas claves? Los jerarcas del poder en Estados Unidos saben cómo hacerlo, han construido una perversa experticia sobre la tierra arrasada de distintos pueblos. Desde el siglo XVII los sajones, cultores de la doctrina del destino manifiesto, militaban en la concepción del poder total bajo su égida. Las guerras de la modernidad han tenido la impronta de la injerencia de Estados Unidos.

En Ciudadano Kane se recrea este asunto, cuando el editor W. R. Hearst fabricó la guerra en sus periódicos y preparó el terreno para la intervención de Estados Unidos en el conflicto hispano-cubano-norteamericano, en 1898, por la supuesta independencia de Cuba. Sin ningún rubor le decía a sus reporteros "manden las fotos que yo pongo los textos", cosa que efectivamente hizo, marcando fríamente las líneas del periodismo sensacionalista.

Estos procedimientos oscuros del manejo de la información hacen eclosión durante la guerra de Vietnam y se han hecho evidentes en los procesos de intervención en los que Estados Unidos ha jugado un papel relevante. Los casos más recientes son los de Afganistán e Irak. Ya se ha constatado cómo se fabricó toda la tramoya del terrorismo, incluido el derribamiento de las Torres Gemelas, para validar la invasión a Irak.

La investigación del New York Times bajo el título "La mano escondida del Pentágono" revela cómo el Departamento de Defensa de Estados Unidos desde 2003 contrató aproximadamente a 150 analistas militares, aparentemente objetivos e independientes, "como fuerzas multiplicadoras de mensajes" para generar reacciones favorables de los estadounidenses a las políticas intervencionistas del gobierno de Bush. Objetivo: la burda manipulación.

Periodista/Prof. universitaria


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Asalia Venegas S.


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