Que no esté lleno de mentiras, falsedades ni odios

Necesitamos un periodismo ajustado a la verdad

Afortunadamente, al único coro que he integrado en mi vida fue al Grupo Coral Conicit, organización de alta calidad y reconocido por muchos y, menos mal, jamás me he integrado a malos coros, expertos en teorizar, expertos en la política de la paja, de la que abunda llena de mentiras, falsedades, odios y mucho menos al coro de aquellos que Pedro María Morantes, mejor conocido como Pío Gil, se refirió en su obra Los Felicitadores.  
 
Y escribo este párrafo introductorio porque aprecio como bastante gente acostumbra a escribir, decir cosas que, en el fondo, son elucubraciones, sandeces y más paja, gamelote, que de costumbre, creyendo que, con esa ejecutoria llamarán la atención y se convertirán en opinadores de alto calibre.
 
En agosto de 1999 el Fondo Editorial Nacional, con el editor José Agustín Catalá publica  Aduladores y Adulados, Marcados por la Historia (Lectura para aspirantes en los panfletos de Pío Gil) y hace una especie de introducción que tituló:  Alerta contra la Adulación. Allí escribió:
 
“Existen libros  que mantienen su actualidad a lo largo del tiempo, pues su contenido es tema y conflicto de sucesivas generaciones. Por lo regular estos libros tienen relación con el comportamiento del hombre en sociedad. Eso ha ocurrido en Venezuela durante el siglo XX con los libros de Pío Gil, consagrado seudónimo del escritor, jurista y poeta  Pedro María Morante, quien se marcha a un exilio voluntario en 1909 y muere en París en 1918”.
 
Y más adelante hace referencia a las obras de Pío Gil que, mantienen su actualidad como “…las referidas a la adulación de los cortesanos, pues aún cuando esas páginas estaban dedicadas a denunciar a los aduladores de Cipriano Castro y de Juan Vicente Gómez, los juicios condenatorios  que esas actitudes merecen a Pío Gil son compartidas por los venezolanos de todos los tiempos que consideran nefastas esas actitudes, que por cierto logran aparecer en todos los regímenes y son causa principal del desastre moral  de los pueblos”.
 
¿Cuál ha sido la idea de escribir este pequeño artículo y hacer referencia a Pío Gil?
 
Pues sencillamente que es necesario recordar que el periodismo, de opinión y de información, requiere una limpieza general, de escribir siempre adherido a la verdad y no a las mentiras, porque se miente cuando se exagera al sublimar, ya que se confieren –positivamente hablando- grandezas que no lo son, esto concerniente al periodismo de opinión y que es muy visible, por ejemplo, cuando se miente a través de las redes sociales y se adjudican adjetivos calificativos altamente dañinos.
 
En lo que concierne al periodismo informativo, es vital la limpieza del periodismo porque todo lo que se diga debe ser exactamente ajustado a la verdad. Veamos lo que escribe Roberto J. Lovera de Sola cuando el Libertador Simón Bolívar le escribe a Vicente Salias, médico y para entonces redactor de la Gaceta de Caracas:
 
“Como ya lo hemos afirmado, siempre pendiente de cuanto se publicaba en nuestros voceros durante el año 1814, momento durante el cual escribió su primer documento sobre el tema que ya hemos citado, al dirigirse a Salias le dice claramente que le han desagradado ciertas informaciones imprecisas publicadas por la Gaceta de Caracas. En esta correspondencia establece una serie de medidas  para evitar que en adelante el vocero oficial ofrezca noticias que no estén en relación directa  con la verdad por lo difícil de aquella hora, el país se desangraba, la República iba a fenecer ante el avance de Boves, Bolívar tiene que ser claro y tajante y le dice que de continuar tales informaciones se verá en la necesidad de suprimir el semanario. Y añade que Estando además reducidos a este solo periódico, que nos hace conocer en el mundo, es menester que nos represente fielmente, que nos desfigure con prejuicio de nuestra propia opinión (El Libertador con el periódico en las manos, Pág. 46).

De lo que se trata es de tener, para ahora y para las generaciones futuras, un periodismo limpio, exento de situaciones adjetivas que descalifiquen por completo el ejercicio del periodismo, no es que sea un periodismo inodoro, incoloro, que no desate pasiones, pero que si sea un periodismo honesto, ajustado a la verdad, para beneficio de una sociedad que busca su equilibrio.   
 



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Pedro Estacio


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