Italia: Cristal de Murano en peligro de extinción por precios de gas

Centro de mesa de Arte Murano hecho en Italia

Centro de mesa de Arte Murano hecho en Italia

Credito: Web

11 de Octubre - Los sopladores de vidrio de Murano sobrevivieron a plagas, pandemias y la competencia de cristales más baratos de Asia. Pero los precios del gas podrían finalmente hacer desaparecer los afamados cristales de Murano.

Los hornos de los talleres de la isla de la laguna Véneta deben mantenerse encendidos las 24 horas del día, porque de lo contrario los costosos crisoles en su interior se romperán. Pero el precio del metano que alimenta los hornos se ha quintuplicado desde el 1ro de octubre, lo que implica que los vidrieros sufrirán fuertes pérdidas sobre las órdenes que ya tienen, al menos en el futuro inmediato.

"La gente está desesperada", dijo Gianni De Checchi, presidente de la asociación de artesanos del Véneto Confartigianato. "Si las cosas siguen así y no encontramos soluciones a esta abrupta y anormal subida de los precios del gas, toda la industria artesanal del vidrio correrá grave peligro".

Un taller mediano como el de Simone Cenedese consume 12.000 metros cúbicos (420.000 pies cúbicos) de metano por mes para mantener sus siete hornos funcionando a temperaturas por encima de los 1.000 grados Celsius (1.800 Fehrenheit) las 24 horas del día. Los apagan una sola vez al año para realizar mantenimiento en agosto.

Cenedese paga entre 11.000 y 13.000 euros mensuales por el gas, en base a un contrato de precios fijos que venció el 30 de septiembre. En medio de la volatilidad del mercado actual, Cenedese calcula que el gas costará unos 60.000 euros (70.000 dólares) en octubre ahora que los precios se dispararon por la creciente demanda de China, la incertidumbre en torno a los suministros rusos y existencias muy bajas en Europa.

Artesanos como Cenedese deben lidiar ahora no solo con la pandemia del COVID-19, que causó estragos, sino también con el aumento en los precios del gas.

"No podemos subir los precios que habíamos fijado" a las órdenes ya existentes, dijo Cenedese, un vidriero de tercera generación que se hizo cargo del taller que abrió su padre. "Esto quiere decir que por al menos dos meses deberemos sufrir pérdidas".

"Producimos cosas decorativas para el hogar, no necesidades básicas. Si los precios no son accesibles, no vendrán más órdenes".

Cenedese y otros vidrieros consideran la posibilidad de apagar uno de sus hornos. Ello generaría un gasto de 2.000 dólares para la reparación del crisol. Además, demorará la producción y podría retrasar la entrega de los pedidos.

Sus cinco sopladores de vidrios ejecutan lo que parece una delicada coreografía para producir 1.800 adornos de navidad salpicados de dorado con destino a Suiza.



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