La defensa de Rusia contra Estados Unidos y la OTAN entraña un frente único ideológico burgués contra sus adversarios nucleares. La ideología de la burguesía no es una variante del marxismo. Es una elite gobiernista parasitaria cuya propaganda encubre su sistema capitalista.
El socialismo nunca ha estado instaurado en China o en Rusia, lograron si, un desarrollo rápido, tenso, gracias a la división internacional de la industria. Desmantelaron las viejas estructuras marxistas y en la extensión de los vínculos económicos fueron absorbidos por la economía capitalista y por la presión militar del pentágono y la OTAN, provocando un agudo conflicto en la planificación económica del G20.
En la medida que los gobiernos de Europa aumenten su producción necesitan de una mayor cantidad de materia prima y petróleo. Rusia abastece del 40% de gas a los países europeos y encontró petróleo en el ártico lo que le permite codearse con la OPEP y apuntar hacia una sociedad de consumo y políticamente negociar la expansión occidental. China, requiere todo el petróleo que el mundo le pueda ofrecer, para sostener su crecimiento superior al 7% anual en tiempos de crisis y sostener la economía global, especialmente a los EEUU. Dependencia directa con los capitalistas y su vulnerabilidad a las consecuencias de las crisis y arrebatos imperialistas.
La creciente exportación de maquinaria y armamento rusos, norteamericanos y europeos, se da dentro de un desarrollo de colaboración a través de un sistema de autentica planificación internacional para repartiese el mundo. Impedidos del propio desarrollo nacional, por la pérdida de una política auténticamente socialista, Rusia y China compiten con las naciones capitalistas por la desigualdad social. Esto significa que cualquier medida decisiva contra el orden internacional del G8, solo puede ser tomada en consenso para evitar destruir el orden establecido.
Hay una subordinación política directa y total del G8 a Washington, respaldado por la economía China y japonesa; es un problema políticamente explosivo, por consiguiente no puede haber una división profunda a nivel internacional, que un nuevo tratado nuclear no pueda arreglar para sostener la armonía dentro del G8, por el carácter capitalista de la economía global. Confirma tajantemente el análisis trotkista de sus relaciones sociales, de su estructura estatal y el desarrollo dialectico de la contradicción fundamental entre las economías planificadas de Rusia y China.
En el terreno económico y militar esto se ve confirmado tajantemente. Es una economía planificada, que carece de mecanismos económicos para impulsar el aumento de producción fuera de la órbita del G8. En el plano militar son los que controlan con el consejo permanente de seguridad de la ONU, la economía de la guerra, por eso, son los mayores exportadores de armas del mundo, son los que sugieren los gastos de defensa por regiones ,provocando unos cuantos conflictos desencadenan una carera armamentista.
Por eso, no se puede desmantelar la vieja estructura bélica del armamento nuclear. Históricas negociaciones cada década, cerrándole toda posibilidad de una revolución socialista impulsada desde Rusia o China. Esta posición, igual que la “coexistencia pacífica” niega la posibilidad de una revolución socialista, al menos para los próximas décadas.
Cualquier alianza con estos países, serán alianzas con fuerzas imperialistas. Rusia y China ya no se defienden de un ataque europeo, norteamericano o entre ellos, pues, son naciones capitalistas. Lo que significa un tremendo retroceso para las revoluciones marxistas. Pero, es necesario diferenciar claramente un ataque imperialista contra las masas oprimidas para expandir la explotación sosteniendo el desempleo con las oligarquías locales, por la complicidad de dos imperios sin ideología revolucionaria, dedicados solo a firmar acuerdos militares e industriales, tipo alianzas.
La imbricación de la crisis del capitalismo y la crisis socialistas en China y Rusia, nos enseña el carácter contrarrevolucionario del G8 para el mundo. La coexistencia pacífica y los acuerdos nucleares entre Rusia y EEUU, no elimina la amenaza sobre un acuerdo mundial para repartirse el mundo. Su nuevo objetivo es ayudar a sostener la división con el G20. Esto se contradice con el pretendido objetivo de impedir las guerras en: Irán, Corea del Norte o Venezuela.
El temor por un nuevo ascenso socialista en Latinoamérica, es lo que explica el hecho de las alianzas entre EEUU, China, Europa y Rusia; profunda colaboración que, en última instancia debilita la defensa de los países en revolución aislándolos.
China desde hace muchos años es el sistema nervioso de la economía global. Actualmente salvo a los EEUU de una bancarrota. Rusia, permitió la penetración del imperialismo de la OTAN en Asia, por la presión que esta ejerce en Georgia y Ucrania, o en la misma frontera con Polonia y Checoslovaquia con el escudo antimisiles. Internamente la fuerte oposición y movilizaciones de masas presionan los gobiernos de Beijing y Moscú.
La muerte de Chou En Lai, el 8 de enero de 1976 y la Mao Tse Tung el 9 de septiembre de 1976, precipitaron cambios politicos en la Republica Popular China, purgas entre castas que merecen otro articulo por lo largo de esa historia. Lo cierto es que, ahora gobierna la casta de la “ruta al capitalismo” pasando por la pandilla de los cuatro que siempre quisieron ser una potencia, para equilibrar sus fuerzas con la ex URSS.
Economia mixta, con una expansión economica ilimitada la de los Rusos desde 1972 cuando se proyectaron al “programa comun” con Francia y otras naciones europeas. Economia mixta, que tambien afecto a China, termino con la entrada de la Coca Cola y Mac Donald en ambos paises; gracias a los conciliadores en los sindicatos, empleados publicos y funcionarios politicos que impusieron esa orientacion.
Hoy administran la crisis economica
y socialista a favor de su propia burguesia.
