Ahora incluso las economías europeas sufren bajo la permanente arremetida de las violentas oleadas de destrucción, mientras el capitalismo global marcha inexorablemente hacia la recesión y la depresión mundial, hacia la aniquilación del capital y del trabajo mismo. Esta temible maquinaria financiera gigantesca ya ha destrozado más de 40% de la riqueza acumulada y del dinero fiduciario, su Moloc devora todo lo que se encuentre en el camino a la conquista de los pocos recursos naturales que aún existentes en la tierra. Las economías de Europa se están atomizando, llevadas al estancamiento, a causa de la sobre producción mundial, especialmente de armas de destrucción masiva. Para realizar sus inversiones de capital, los complejos militares industriales, la NASA, el Pentágono, la OTAN, los ministerios de defensa de casi 200 países, las empresas, también las organizaciones paramilitares, escuadrones de la muerte, gánsteres y maleantes, tienen que comprar estos arsenales de armas modernas muy costosas, para convertir estos productos de la muerte en miles de millones de dólares de valor de intercambio, para luego poder venderlas, para producir plusvalía y ganancias. La militarización global y del espacio se encuentran entre las prioridades corporativas, entre otras cosas, que también han contribuido en esta desastrosa depresión.
A menos que las armas de todos los calibres, al igual que las armas de destrucción masiva tengan un valor de uso, todo lo anterior no sería posible. Nadie, excepto los banqueros criminales y sus víctimas inocentes, estuvieran comprando algo que no tiene valor de uso en absoluto.
¿Y cuál es el valor de uso de las armas modernas, de las mercancías militares? ¿Quien, como consecuencia de la quiebra repentina aún vendería la soga con la que se cuelga a sí mismo?
La única manera de que el imperialismo corporativo obtenga un nuevo arrendamiento de vida es a través de la destrucción de todo lo que tuvo que ver con la acumulación de capital y ganancias, de la destrucción de todos los productos de explotación, las relaciones productivas, los medios de producción y modos de producción, y el reemplazo con la creatividad, la creación y la emancipación humana.
Pero esto no lo puede hacer, no es su orden social, ni su tarea histórica.
Por supuesto, en tiempos difíciles, durante el “trabajo de parto” del capitalismo, los trabajadores, el proletariado, siempre le han ayudado a la débil burguesía a conquistar el poder político. Este fue el caso en la revolución de 1848 en Francia, y en las tres revoluciones rusas de 1905, y en febrero y octubre de 1917. En agradecimiento, tal vez el Presidente Obama podría apoyar ahora al Presidente Chávez para ayudar en la puesta en marcha de una de lucha de clases internacional, para dirigir este fiasco global hacia los "verdes pastos y las aguas que fluyen".
Las cunas del capitalismo, Grecia, Turquía e Italia, ya indican que esto no es solo una crisis económica. Incluso el Fondo Monetario Internacional advirtió en abril del año en curso, que la recesión podría extenderse por toda Europa y que podría causar el caos financiero y la desaceleración del crecimiento económico. En el primer trimestre de 2009, la primera economía de la Unión Europea, Alemania está sufriendo una disminución del 3,8% de su Producto Interno Bruto. Sin embargo, de la mano, incluso Francia y España ya están en camino a la condena de muerte capitalista dictada por la recesión. Gran Bretaña va en la misma dirección. Islandia ya está en quiebra.
En cualquier caso, como testimonia Wall Street: A pesar de la depresión, negocio es negoceio, y como garantizan los Estados Unidos: Hacer grandes negocios es hacer buena guerra, y la gran guerra es un buen negocio.
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