Vacío de poder en Latino América

Es un mérito para los latinos, los gobiernos revolucionarios cuya arma son las urnas. Pero estas revoluciones, con ese hombre nuevo, todavía no se han producido en un modelo apropiado ni en número suficiente para intercambios científicos, tecnológicos, comerciales, militares, educativos y culturales, en gran escala como bloque.

Nuestros gobiernos, nuestros movimientos, estamos permitiendo que las esperanzas y credulidad de los pueblos ofusquen el juicio, al fiarse que solos, cada uno por su lado, ejecuten los términos socialistas, mientras continúan bloqueándonos punto tras otro una sólida integración. Lo que hoy se da con las naciones latinoamericanas no es integración revolucionaria, excepto con Bolivia, Cuba, Nicaragua. Ecuador en menor grado, son acuerdos comerciales, en gran medida, gracias al petróleo venezolano. Los acuerdos bilaterales siempre han existido y continuaran existiendo. Me refiero, a una consolidación revolucionaria política, económica, militar, científica, cultural, pese a la recalcitrante oposición norteamericana.

No se trata de una oposición fortuita por parte de los estadounidenses, nunca lo hacen, lo cual nos lleva a que consideremos de nuevo, nuestra ideología revolucionaria para que esta explosión de gobiernos progresistas no se convierta en un proceso histórico fatal, en varias direcciones, cada uno interpretando a su manera a Marx, en su estudio del capital, con las remesas, la banca, el petróleo, las trasnacionales, los TLC europeos, Chinos, israelíes, rusos, o los bio combustibles, la energía alternativa, pero siempre sosteniendo las clases o al sistema capitalista. Apoyados por los medios de comunicación, enorme empresa con una misma matriz destinada a ocultar los logros revolucionarios, al mismo tiempo que promueven al G20 como alternativa para superar la crisis. Sugieren, que los intercambios con occidente implican un riesgo para los bolivarianos con o sin Obama.

Evidentemente, la expresión integración revolucionaria ha de abarcar todas esas manifestaciones diversas que la diplomacia no lo puede hacer. La palabra revolución tiene que comprender mucho más que meras obras o acuerdos industriales-comerciales, que sin duda alguna es beneficiosa para las naciones. Integración revolucionaria implica, la solución definitiva al enfrentamiento de esos dos mundos, dos culturas, que sostienen puntos de vista políticos sobre el desarrollo de la sociedad, cuyas consecuencias y resultados están a la vista. Capitalismo globalizado, fatal sistema para el futuro humano. Materia concreta que hay que tratar en bloque ejerciendo el peso especifico político para negociar en consecuencia, con otros bloques o el G7, siguiendo lineamientos socialistas, evitando reversiones.

Esta percepción de los riesgos, con el caminar de la historia dejo de ser una percepción para convertirse en una amarga realidad que lleva ya 200 años. ¿Cómo reaccionaran en el G20 Brasil y Argentina? Lo de México, sabemos su alianza estrecha con los Estados Unidos. La banca de estos países, colosos sudamericanos, con una economía flotante, dependiente de los créditos del exterior por su industria pesada con patente norteamericana para el desarrollo industrial, indican que hay miedo a los cambios. Un distanciamiento psicológico con los pueblos causado por la permanente intromisión en los asuntos internos por parte de los organismos crediticios y por los acuerdos firmados con los EEUU, son una propagación de conflictos sociales, constantes invitaciones a Washington y al G20, evitan la creación de un bloque Latino Americano, por lo tanto continua el vació de poder regional.

Circunstancias que invitan a discutir a fondo, las posibilidades de intercambio socialistas o al menos revolucionarios de toda clase. Nuevas formas de intercambio con claro valor humano, haciendo de este modo más angosto los contenidos de acuerdos que siempre impresionan o magnifican los pequeños dramas, olvidando los dramas mayores. Históricas reglas, que en un alto porcentaje han servido para la mutua confrontación de dos naciones grandes, Argentina y Brasil en el MERCOSUR, barreras de púas para más de 1200 productos con aranceles aduaneros en un tira y afloja sin solución, fiasco comercial para la sociedad sudamericana. Llenos de reuniones y delegaciones en todos estos años, negociando al final cada uno por su lado, con el libre mercado norteamericano, europeo. Vació de poder comercial que hay que llenar.

Mercado complicado, resulto un engaño, vendiéndonos toda clase de desechos para envenenar los hábitos del pueblo y corromper la opinión publica, siempre evitando la soberanía de la región. La clave, no permitir nuevos mercados que no favorezcan nuestra ideología en acuerdos ejecutables, como base para las negociaciones con el G8 o 20. Pues a la larga, somos dueños de una abundante materia prima, las diferentes crisis del sistema, imponen nuevas condiciones sociales especialmente.

Dos años después de comenzada la reseción, las naciones sudamericanas se encuentran empeñadas en consolidar sus procesos, pero hay que empezar a considerar condiciones para actuar en bloque. Gobiernos, que por tiempo indefinido reviertan el avasallamiento económico por parte del G7, contrarrestando la costumbre de tomar, tomar y tomar, lo que el capitalismo quería. Las reparaciones económicas latinas deben empezar por Sudamérica, debido a la mayor capacidad industrial y comercial que América Central, exceptuando México claro. El nuevo mercado debe consolidarse en el Sur, en los actuales momentos de crisis, es la oportunidad dentro de la debacle económica.

El banco del sur debe ser uno de los primerísimos pasos para crear el bloque, es una ofensiva política para enfrentar de mejor manera al capitalismo, superando el vació de autoridad, evitando la explotación de una situación critica. En este hecho, esta la independencia de la región y que se reconozca a los gobiernos revolucionarios como soberanos. Será un mitin para cambiar la situación de mercado en los países del sur.

La mezcla de capacidad, sagacidad, convencimiento político, propaganda, paquetes económicos, la constante adhesión de los pueblos a los gobiernos, son los medios para superar el vació de autoridad sudamericana. Hay que superar la ráfaga de excitación que lleva dos años, para concretar el banco del sur.


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Raúl Crespo


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