La conducta delincuente nunca ha sido erradicada por medio de sanciones legales. El sistema que pretendemos dejar atrás, queda definido en términos del poder de castigar, manipulando la moral, con su brazo derecho, la Iglesia.
La sociedad construyo así, un mundo de clase, más cómodo y menos peligroso en sectores geográficamente ubicados. “Alta sociedad” que castigo perennemente a la masa olvidada, criticándola, ridiculizándola, explotándola, condenándola, utilizando las leyes de los ricos, interpretadas por abogados que no practican la justicia. Igual que el sistema capitalista opresivo que hay que destruir, primer culpable de la inseguridad por la violencia generada.
La represión nunca tuvo éxito, ni la tendrá, aumenta el rencor, los centros de reclusión o reformatorios, se convirtieron en escuelas de perfeccionamiento del delito, por la corrupción imperante de quienes la controlan. Los presos salen mejor preparados, con nuevos contactos y dispuestos a morir. ¿Por qué? Por la injusticia practicada en el sistema, encargado de confeccionar ambientes desiguales. Solo el hombre verdaderamente libre será responsable de su propia conducta. Lo que piensa hacer, depende de lo que haya hecho en el pasado, y de lo que le ha sucedido como consecuencia de ello. Cualquier sistema en el que todos los hombres y mujeres sean “buenos” amenaza la responsabilidad, dice: B F Skinner “en una psicología científica”.
Hay que suavizar las contingencias advirtiendo al novel delincuente o al que no tiene antecedentes y suspendiendo la pena. La responsabilidad y el castigo disminuyen juntos. La clave está en diseñar nuevas técnicas de control para erradicar la inseguridad. No resolveremos los problemas de delincuencia juvenil o adicción, mediante el aumento de la responsabilidad, ya que el verdadero responsable de la conducta, es el ambiente, y ese ambiente es el que debemos cambiar, no ciertos atributos del individuo, manifiesta Freud.
La ex URSS, proporciono un caso histórico, con respecto a la relación entre el ambientalismo y la responsabilidad personal. Inmediatamente después de la revolución, el gobierno aseguraba que por el sistema pasado, la mayoría de los rusos no tenía educación, eran improductivos, con mala conducta e infelices. El nuevo gobierno, estaba dispuesto a cambiar esa situación y la sociedad se transformaría. Lo cierto es que décadas después, el gobierno tuvo esa opción, pero de hecho muchos rusos, continuaban practicando la conducta anterior.
Solo se puede cambiar la conducta de manera directa, compartiendo la responsabilidad y sancionando desde la cabeza todo acto delincuencial. El ejemplo debe venir desde arriba. ¿Cómo esperar que el pueblo cambie, si la cúpula esta resquebrajada por el burocratismo corrupto? Quienes quedan siempre seguros, son todos aquellos que abusan del castigo y lo promueven a diestra y siniestra. Cualquiera aprueba el castigo menos el que se comporta mal. Si quienes son castigados no hacen, a pesar de ello, el bien, la culpa no es entonces de quien los castiga. Lo dice el libro, una psicología científica.
Aquellos que hacen el bien y puede que nunca lleguen a hacerlo enteramente bien, pierden el tiempo, a tientas y a ciegas, con hechos irrelevantes, luchando contra el diablo, superados innecesariamente en un forcejeo de ensayo y error. Quien castiga copiando modelos, de sistemas fracasados, no escapa a la crítica, por el fracaso, cuando ese dolor afecta a otros. Nuevos proyectos de policía nacional, comunal, serian buenos ensayos si estuvieran respaldados de una reestructuracion integral en los valores de la sociedad, inculcando una ideología socialista convencida. Nos llamamos civilizados y continuamos exterminando y torturando. Es el horror del sistema humano, el castigo, las cárceles, las esposas, así, el poder de toda disciplina descansa en el poder de la ley, no en el poder de la igualdad, sistema que debe inscribir el socialismo científico.
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