Bolivia

Refrendum ratificatorio para afianzar el despertar de los pueblos

La Revolución Democrática y Cultural que impulsa el presidente Evo Morales se reviste de características muy singulares por la diversidad cultural que en Bolivia hacen vida los aimaras, quechuas, guaraníes, entre otras, frente a la mezquindades de la una oligarquía apátrida y entreguista hacia los intereses imperiales y transnacionales. La política de cambio del presidente Evo Morales radica en una propuesta de refundación de las instituciones políticas, económicas, sociales y culturales mediante la creación de una nueva Constitución Política del Estado, diseñada a través de una Asamblea Constituyente, y de esta forma re-direccionar el desarrollo de Bolivia, mediante la eliminación del latifundio y la incorporación de los sectores sociales mayoritarios en las decisiones del quehacer nacional, es decir, a casi dos siglos de vida republicana se reconoce la existencia política y cultural de los pueblos originarios que ahora vuelven a la batalla hecho miles a decir de Tupac Amaru.

Estas iniciativas de cambio, con el asenso al poder del movimiento social boliviano y del presidente Morales, desplazaron a la oligarquía del poder político y por ende de los privilegios que obtenían para afianzar su riqueza, dejando a los campesinos e indígenas sumidos en la pobreza y exclusión. Por ello, la campaña de desestabilización desatada contra el gobierno progresista y la nueva Constitución Política del Estado se centra en dos estrategias, que buscan la conflictividad y la división del territorio boliviano.

Primero trataron, con la propuesta de la capitalidad integral, enfrentar al departamento de La Paz, que funge como sede del Poder Ejecutivo y Legislativo, contra el departamento de Chuquisaca, Sucre, donde se encuentra el Poder Judicial, con el argumento de centralizar la administración pública, pero el interés político y económico que se esconde en esta propuesta de la oligarquía boliviana es crear un conflicto entre los pobladores de la ciudad de La Paz y Sucre para distraer a la opinión pública boliviana del avance de la Asamblea Constituyente.

El segundo objetivo es tener control del aparto administrativo del Estado en el departamento de Sucre donde se encuentran las reservas de gas. La oligarquía boliviana, transformada en latifundista y empresarial, pretende unificar la capital, para tener un control político, económico, administrativo y legal sobre las riquezas naturales que yacen en Sucre y en otros departamentos aledaños. Pero la realidad y la costumbre desarrollada en las dos capitales, histórica y administrativa, no posibilita tanto estructural y políticamente un solo centro de poder.

Por otro lado, la carta más riesgosa y desesperada que emprende la oligarquía boliviana es la balcanización del territorio y erosión del poder político-administrativo de la República de Bolivia. Los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija, bastiones de los oligarcas, terratenientes y partidos políticos de la derecha conservadora, conocidos como la ''media luna'', propugnan la materialización de unas autonomías departamentales con el fin de disponer directamente de los recursos energéticos y mineralógicos de la zona.

El interés del imperialismo en la desestabilización y desmembramiento de Bolivia busca los siguientes resultados para mantener su hegemonía en la región: primero, asestar un golpe a la revolución latinoamericana; segundo, frenar el proceso de integración de los pueblos; y tercero, posicionar su estrategia geopolítica de control sobre los países y recursos naturales de la amazonía, reservas energéticas y de agua.

En cuanto a la revolución latinoamericana, Estados Unidos junto a su aliado incondicional en América del Sur, ha emprendido repetidamente acciones tendientes a desacreditar y desestabilizar gobiernos progresistas como Venezuela y Ecuador, ahora ese imperialismo económico y militar arremete contra Bolivia para hacerla fracasar y de esta manera incidir en el movimiento revolucionario latinoamericano que emerge desde nuestros pueblos contra un sistema internacional basado en la hegemonía del más fuerte y belicista. De allí la importancia de cooperar con la hermana República de Bolivia, sí la revolución democrática y cultural que adelanta el presidente Evo Morales es truncada, indefectiblemente afectará a los demás gobiernos progresistas porque tendrán argumentos mediáticos para desestabilizar a las demás naciones y por ende afectar la revolución en nuestra América Latina.

El desmembramiento de Bolivia interesa mucho más al imperialismo y las transnacionales, por las reservas de gas y agua que existe en el país andino y la intención de montar una gran base militar para monitorear a los gobiernos progresistas de la América del Sur. Por ello, alientan a los separatistas de la media luna para crear la ''nación camba'', que es una excusa que tanto el imperialismo mundial y oligarcas criollos consienten, a objeto de extraer provecho de las riquezas que posee el pueblo boliviano. Asimismo, es primordial neutralizar la acción separatista del imperialismo en América Latina, pues de materializarse promoverán estas mismas estrategias en los países donde el pueblo y gobierno decidieron acabar con las injusticias y explotación del capital transnacional, por ende con el sistema neoliberal aún reinante en el mundo.

Evo Morales es la única garantía de paz en Bolivia

Si a Evo lo sacan del juego democrático, los movimientos sociales harán valer en la calle la agenda de octubre, cuando se produjo la guerra del agua y la guerra del gas. El gobierno del presidente Morales está cumpliendo con lo expresado por el pueblo durante el referendo de 2004. El referendo revocatorio del 10 de agosto es un paso crucial para neutralizar a la oligarquía empresarial. Los movimientos sociales que respaldan al presidente Morales no han perdido la fuerza que fue capaz de deponer con sus movilizaciones a tres presidentes en el pasado reciente.

Los intereses de la oligarquía son antagónicos a las reivindicaciones sociales expresadas en la nueva Constitución Política del Estado. La oligarquía ha demostrado que no está dispuesta a ceder sus privilegios, por su parte los movimientos sociales no cambiaran su dignidad, el futuro del país para que un pequeño grupo mantenga sus intereses mezquinos. Es por ello, que tarde o temprano llegará a su punto de inflexión y allí habrá que tomar decisiones trascendentales para cambiar el rumbo político, social y económico de la sociedad boliviana.

Referendo: paso crucial para neutralizar a la oligarquía empresarial

El pueblo boliviano manifestará su vocación democrática de cambio y unidad el 10 de agosto en el Referéndum Revocatorio para los prefectos separatistas y reafirmará contundentemente al primer mandatario Evo Morales al frente de la primera magistratura, ya que la garantía de paz y revolución son los movimientos sociales, el pueblo organizado y el liderazgo del hermano presidente.

En ese sentido, el referéndum revocatorio del 10-A, constituye un paso crucial para neutralizar a la oligarquía empresarial. La oligarquía política está replegada por la dirigencia separatista compuesta por hijos de croatas, alemanes y japoneses, la misma que detenta el poder económico, frente a ella, la oligarquía criolla ha quedado desplazada, por tal razón este grupo de interés aristocrático votó en el Senado boliviano la ejecución de un referéndum revocatorio de mandato presidencial, vicepresidente y prefectos. Iniciativa que fue presentada mucho antes por el presidente Morales para que el pueblo decida a través de la vía democrática participativa en el destino de la paz y progreso de Bolivia.

Los prefectos separatistas y sediciosos están concientes de su abrumadora derrota en el referéndum revocatorio, por lo que están implementando una serie de acciones violentas y desestabilizadoras para que el acto electoral, legal y popular no se lleve a cabo. Los datos estadísticos no mienten, según las mismas cifras que los separatistas difunden, sin mencionar las depuraciones que efectuaron y el amedrentamiento institucionalizado en los gobiernos locales que dirigen, no llega a superar el 50%. Por ello, no ganaran. La unidad de Bolivia prevalecerá frente al separatismo fascista de la oligarquía nacional e imperial. La hora de los pueblos llegó y no se revertirá ni con toda la fuerza fascista de los violentos secesionistas, contamos con toda la población conciente de su libertad que existe en el campo y ciudades de Bolivia, Venezuela, Brasil, Argentina, Cuba, Nicaragua, y el Abda Yala.

Bolivia Unida ¡Sí!

Separatismo ¡NO!


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