Dependencia genética en la alimentación mundial

En 1975 la población mundial se encontraba en aproximadamente 3500 millones de personas, el crecimiento demográfico en estos últimos 30 años doblo prácticamente esa cifra, actualmente somos 6100 millones de habitantes, según la ONU, la FAO y la OMS. Científicos de estas organizaciones, más técnicos del pentágono y de la Unión Europea, consideran que nuestro planeta no esta en condiciones, enfermo como esta, de alimentar y aprovisionar en los diversos productos a la humanidad, cuando supere el límite calculado de 8-12 mil millones de personas. 

En estas condiciones surge como un héroe propuesto por la ingeniería genética y técnicas moleculares modernas impulsadas por los Estados Unidos, la biotecnología, diseñada para la agricultura intensiva; monocultivos con áreas muy grandes dirigidas a la exportación. Las semillas modificadas genéticamente vienen acompañadas de paquetes tecnológicos, políticos y culturales, incluyen, plaguicidas y sistemas de riego, transferencia de riesgos y la implantación de nuevos hábitos agrícolas y alimentarios por las patentes a las nuevas variedades modificadas, por las semillas y los productos derivados de los transgenicos, como harinas, aceites. Estas semillas ya incluyen los químicos  ha utilizar para que no respondan a los cambios ambientales. 

El 3 de marzo de 1998, la compañía Delta&Pine Co y USDA, recibieron la patente Terminator Numero 5.723,765, por una tecnología que le permite manipular genéticamente a una semilla, de tal manera que no pueda ser replantada en su segunda generación. La patente es muy amplia y se aplica a plantas, semillas, de todas las especies, incluyendo variedades por cruce tradicional o por ingeniera genética. La tecnología se empezó a probar con las plantas de tabaco, “coincidiendo” con los juicios a las tabacaleras por esos mismos años, que les costo el pago de miles de millones de dólares por indemnización por muertes y enfermedades terminales. ¿Qué nos garantiza que las tabacaleras no utilicen esta tecnología para crear mayor adicción, alterando genéticamente las plantas? NADA nos garantiza, en el 2002 en las plantaciones de tabaco en centro y Sudamérica, encontraron amoniaco en dosis altas, una vez descompuesto químicamente el amoniaco, se transforma en sustancia adictiva, creando compulsión, es una adicción que cuesta diariamente a la humanidad millones de millones de dinero, comercialmente incluye la publicidad y mantiene el negocio de la salud en el capitalismo. 

Después se empezó a experimentar con el maíz, la soya y el sorgo, el algodón, fréjol, arroz, cacao, papas y otros. Ya entrando en el nuevo siglo, la compañía Delta&Pine, controlaba el 73% del mercado de algodón en los EEUU. En mayo de 1998 la transnacional Monsanto adquirió esta empresa, ahora controla el 85% del algodón en los Estados Unidos. Estas semillas tienen que ser renovadas cada año, esta es la dependencia y el negocio alimentario que se pretende establecer, con el nuevo orden mundial. Mosanto, espera superar las 850 millones de hectáreas en producción que actualmente dispone en todo el planeta. 

Al destruir la posibilidad de que el agricultor guarde sus semillas, las transnacionales, cortan el ciclo natural, dirigido por los propios campesinos, rompiendo la seguridad alimentaría, para después destruir la soberanía alimenticia de las naciones, produciendo una dependencia aun mayor. Al momento 1.4 billones de agricultores en el mundo siembran las semillas que ellos mismos guardan. Hacia ellos esta dirigido este negocio, y hacia allá se enfilan. Las investigaciones de organismos modificados genéticamente, las hacen empresas muy poderosas, las 10 mayores empresas controlan el 38% del negocio internacional de semillas a nivel global, moviendo capitales por el orden de los 10 mil millones de dólares o euros actualmente. 

Esta tecnología fue diseñada para países del tercer mundo, Murray Robinsón, ex presidente de Delta Pine, manifestó, esta tecnología tiene implicaciones globales especialmente para países donde las leyes de patentes son débiles o no existen, la OMC y el ALCA son los medios escogidos con respaldo de nuestro gobierno, para introducir esta tecnología, y lo lograron, las consecuencias se sienten. 
 

Monsanto cubre 24 millones de hectáreas en los EEUU, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Australia, con soya Roundup. En 1996 sembró 1.5 millones de acres, en la actualidad sobrepasa los 12 millones de acres en los EEUU, se espera que 10 millones de acres ya hayan sido sembrados con maíz manipulado con la toxina Bt, para resistir el gorgojo en Europa y Latinoamérica.  

En ese mismo año, 1996 Argentina sembró 6 millones de Ha. De soya transgénica Roundup de Mosanto, Brasil hizo lo mismo con 5 millones de Ha, después siguieron los demás países, Uruguay, Paraguay y Bolivia, EN América del sur, estas naciones niegan haber incrementado las Has, para estos fines. Los problemas de productores agrícolas con el gobierno en Argentina, no es ninguna casualidad, en este país según cálculos de la FAO, tiene sembrado de 8 a 12 millones de Ha de soya y maíz transgenico, igual que Brasil. 

Los problemas separatistas en Santa Cruz, Bolivia, frontera con Brasil, son impulsados por intereses de capital, grandes extensiones de bosques tropicales, son hoy monocultivos de soya de Monsanto, disimuladas por inversionistas brasileños y bolivianos, con los problemas políticos que toda transnacional introduce, para sostener sus fines económicos. 

¿Quiénes sostienen la biotecnología? Las ultimas fusiones entre petroleras y biotecnológicas, recibieron la solicitud de las compañías automotrices y alimentarías, para ser consideradas en el nuevo orden mundial que se pretende instaurar, así: Dupont de Alemania, Monsanto American Home de los EEUU, Novartis de Suiza, Gruop Limagran de Francia, Advanta y Singenta de Inglaterra y Holanda, Agrip Biotech y Pioner Hi Bred de EEUU, son las principales multinacionales biotecnológicas que se fusionaron con las petroleras, Shell, Chevron, Exxon, BP, Total, Halliburton, y las empresas automotrices, Ford, Chevrolet, GMC, Fiat, Wolswagen, Mercedes. Por casualidad de los mismos países, con intenciones políticas y económicas. 

Fusionadas han acumulado un enorme poder, ya participan directamente en las conversaciones con el pentágono y la OTAN, con los nuevos candidatos de los EEUU, y la UEE, según dejo entrever el republicano McCain, a TIME, cuando quedo solo en la bancada republicana. Las biotecnológicas y las petroleras han visto en los biocombustibles, la oportunidad de permanecer en el mercado mundial un tiempo mas, tal vez el ejemplo mas paradigmático es la fusión entre la biotecnológica Dupont, la alimentaría Carguill y la petrolera BP. 

En este orden de cosas, donde los mercados alimentarios mundiales, son a su vez las nuevas fuentes de biocombustibles, y en esta las petroleras se convierten en accionistas y distribuidores de los combustibles ecológicos, juntas sabotean el protocolo de Yakarta de1995, desde entonces se discuten los intereses de aquellos países que si les importa los impactos que la biotecnología pueda tener en sus países, por ser centros de cultivos alimenticios tradicionales y por poseer una frágil biodiversidad como es el caso de los pueblos Latinoamericanos. La introducción de esta tecnología, puede desencadenar impactos irreversibles, como es la erosión genética cultural. Por otro lado se encuentran las naciones encargadas de sabotear los contenidos de los protocolos, sin que en las últimas reuniones ambientalistas o alimentarías sean temas obligados de discusión, ya que son temas económicos y sociales de gran importancia por el incremento de la dependencia tecnológica y económica. 

Después del giro político, en América del Sur, impulsado por Hugo Chávez y específicamente desde el 2006, con su reelección, se incrementaron las inversiones para desarrollar otras tecnologías que le permitan a los EEUU y a la UE, no depender de las materias primas de los países tercer mundistas, cuya investigación esta destinada ha ocasionar daños a la agricultura locales. El 60% de la investigación en ingeniaría genética se centran a desarrollar cultivos resistentes a herbicidas, de tal manera que los campesinos tendrán que utilizar mas herbecidas para controlar las malezas. 

Casi todas las malezas se han originado cuando se introduce una planta a un país o a un ambiente distinto del que esta sembrada, es de esperar que si una planta tiene genes totalmente distintos a su naturaleza puede fácilmente transformarse en maleza, porque este gen afecta la germinación de la semilla. Estas nuevas malezas son muy difíciles de ser controladas, por las ventajas de los genes introducidos, la aparición de nuevas malezas tiene efectos negativos en la cadena alimenticia, ya que hay que recurrir a múltiples herbecidas, lo que implica aumentar la dependencia de los insumos agrícolas, produciendo mayor degradación del medio ambiente, y eso es justamente lo que esta ocurriendo. 
 

Es muy importante tomar en cuenta este aspecto, especialmente en países considerados enemigos del imperio por tener gobiernos y poblaciones hostiles a lo que ellos llaman seguridad nacional,  afectando paulatinamente la alimentación, ya que esta investigación afecta primero los productos básicos de la canasta familiar en legumbres y hortalizas, como el tomate, la papa, el maíz, el fréjol, el arroz, la cebada, la caña de azúcar, la soya, por citar algunos de los que ya tienen incidencia genética, y son básicos en la alimentación de nuestra gente. 

En estos momentos, en menos de una década, ya sufrimos los resultados de este proyecto iniciado con la patente Terminador en 1998 e impulsado con fuerza en los últimos años por los problemas del aumento del precio del petróleo. El agro terrorismo es una realidad que merece una mayor difusión en los medios de comunicación o al menos que se investigue, para romper ese letargo que parece invadirnos con la indiferencia a todo, seguros de que el gobierno tiene que solucionar esos problemas, sin importarnos adquirir conocimiento de lo que esta ocurriendo, para poder proyectarnos

con criterio revolucionario en el futuro. 

Es de conocimiento general, lo que esta sucediendo con los monocultivos de la caña de azúcar, la soya, el maíz, para los biocombustibles. Además están produciendo compuestos alternativos, para el azúcar y el cacao de forma masiva, así como las harinas transgénicas que sustituyen a los productos tradicionales, nos están envenenando y transformando nuestro ADN, y no decimos absolutamente nada, salvo un programa en Tele sur, los demás medios del gobierno y funcionarios del ministerio del ambiente y de agricultura, bien gracias. 

Es imprescindible, considerar un banco de los productos químicos utilizados en nuestra agricultura, ni el ministerio de agricultura ni el ministerio del ambienten cuentan con estadísticas de los agro tóxicos utilizados en nuestros campos, en que cantidad, y si son parte de los pertenecientes a los COPS, contaminantes orgánicos persistentes, y no importa que rebasen nuestras fronteras, realmente es imposible el control de estos organismos vivos, pues estos no conocen de fronteras. Pero las trasnacionales que manejan los transgénicos en el tercer mundo manejan dobles estándares, por lo tanto el principio de familiaridad y de precaución deben ser impuestos, es parte de la seguridad alimentaría. 

Nosotros, los latinoamericanos tenemos que aplicar con mucho mas celo el principio de precaución, pues tenemos muchos mas recursos naturales que proteger, ligados a sociedades, pueblos que culturalmente dependen de ellos para su aplicación económica y cultural y, por la voracidad de los imperios por estos desde fines del siglo pasado.  

Este interés por parte del imperio, en los recursos naturales, pretendiendo nacionalizar el agua en Bolivia, Chile, Ecuador o la biodiversidad de los bosques tropicales, utilizando ONG, para su industria farmacéutica, utilizan mecanismos políticos de doble confidencialidad, contemplados por sus leyes de propiedad intelectual, secretos comerciales e industriales, así evitan compartir información y manipulan los riesgos a sus intereses. 

Los mecanismos de riesgo y compensación deben ser instaurados por los países que acepten compartir esta tecnología biotécnica, pero lo más saludable es decir no, si las pretensiones son encaminarse al socialismo. 

rcpuma061@yahoo.com



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Raúl Crespo


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