La computadora de Aladino

Se cuenta en “Las Mil y una Noche”, que Aladino tenía una lámpara, al frotarla, salía un genio, que concedía un deseo. En el siglo XXI los genios han sido sustituidos por la tecnología. En similitud con el relato miliniuchesco, el ladino Uribe (que no Aladino), encontró en la selva amazónica una computadora que, al frotarla, sale el genio y entrega el documento que se le pida. De esta manera Uribe conoció que los presidentes Chávez, Correa y Sarkozy, mantenían conversaciones secretas con el comandante Raúl Reyes, para ejecutar el horrendo delito de liberar a los prisioneros de guerra retenidos por las FARC. Resulta que ahora el gobierno de Uribe encuentra computadoras ¿“encriptadas”? por toda parte, de las cuales obtiene la información que alimente sus falacias.

El comandante Raúl Reyes era el Canciller de las FARC y Rodrigo Granda su vicecanciller. Si ambos cumplían la loable función de facilitar el intercambio humanitario ¿Por qué Uribe los persiguió con tanta saña? Encarceló a uno en Venezuela y asesinó al otro en Ecuador. ¿Por qué no lo hace en territorio colombiano? Sarkozy que si entendió la importancia de ambos, pidió la liberación de Granda y lamentó el asesinato del comandante Raúl Reyes. Sarkozy entendió la importancia de tener un interlocutor válido. Algo que Uribe no entiende, no acepta, así como tampoco reconoce beligerancia a las FARC y al ELN, necesaria para el intercambio humanitario o las conversaciones de paz, que según el Ministro Santos puede ser en “cualquier sitio”. Menos en Florida y Pradera que no son “cualquier sitio.” Hablando es como se entiende la gente.

Uribe, “agarrado con las manos en la masa” por el ataque militar al territorio ecuatoriano, pretendió eludir por medio de subterfugios la condena internacional. Para ello invocó la Resolución de la ONU 1373 del año 2001, que nada tiene que ver con la violación de la soberanía a un Estado. El artículo 21 de la OEA es el que se aplica en estos casos. La Resolución 1373, no viene al caso, “es harina de otro costal”. En dicha Resolución está pautada la obligación de los países de luchar contra el “terrorismo”. Pero ¿qué tiene que ver el “terrorismo”, con lo ocurrido en el Ecuador? ¿Será porque terrorismo fue lo que hizo Uribe con el ataque artero al territorio ecuatoriano? Terrorismo es un vocablo ambiguo. Ni la OEA ni la ONU han calificado de “terroristas” a las FARC ni al ELN ni a los Naxalitas de la India ni al Nuevo Ejército Popular del Partido Comunista de Filipinas ni al movimiento Saharaui de Liberación Nacional ni al Partido Comunista de Nepal ni a cuarenta movimientos más de liberación nacional en diferentes países. En consecuencia, estos movimientos insurgentes son Fuerzas Beligerantes, enfrentadas a gobiernos que niegan los derechos humanos, la lucha cívica, la democracia y como en el caso colombiano practican el terrorismo de Estado (paramilitarismo).

Las FARC y el ELN no son la causa del conflicto, son la consecuencia de la negativa de la oligarquía a permitir la lucha cívica. Todo adversario político que amenace la continuidad de la oligarquía en el poder o amenace los intereses de las empresas capitalistas, es asesinado. En consecuencia, la lucha del pueblo colombiano y de su brazo armado las guerrillas de las FARC y del ELN, es la respuesta a esa política criminal y terrorista de la oligarquía (sicariato, paramilitarismo, terrorismo de Estado). Las FARC y el ELN como fuerzas beligerantes desde hace más de 40 años, primero recibieron el nombre de “comunistas”. Luego, cuando se desmoronó la Unión Soviética, las calificaron de “narcotraficantes.” Y a partir del 11.09.2001, por decisión de Bush y de Uribe, de la noche a la mañana fueron calificadas de “terroristas”. El calificativo depende de las circunstancias y conveniencias del momento. Pero nunca los calificativos desvirtúan el propósito inicial de la lucha de las FARC y el ELN por la conquista de los derechos humanos de las mayorías nacionales: obreros y campesinos de Colombia, víctimas de la oligarquía, única y verdadera culpable de todo lo que ocurre y de lo cual también son víctimas los países vecinos.

leonmoraria@cantv.net


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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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