La moral de la civilización occidental

No se por qué razón cada vez que escucho la frase que identifica este artículo, en boca de algún presidente, primer ministro, rey o jefe de estado de EEUU, se me asoma por mi rostro una especie mohín que podría tomarse como una sonrisa. En realidad, no es más que una reacción de mi cerebro ante la hipocresía generalizada.

La civilización occidental, según los entendidos representa el mundo culto que aportó los grandes adelantos en todas las disciplinas del conocimiento (arte, ciencia, cultura y sobre todo religión). En verdad, nadie la ha delimitado geográficamente, pero supongo que es la parte del globo por donde se oculta el Sol, pero extrañamente solo incluye, según los versados, la parte norte del planeta, específicamente, Europa central y ahora EEUU. La contribución y los aportes en materia cultural, científica y artística del oriente y del sur del planeta ha permanecido secuestrada por siglos.

La civilización occidental, o el mundo blanco, se identifica con el legado greco-latino, en el entendido que tal trasmisión fue posible debido a la estadía mediante la conquista del Imperio Romano en Grecia durante 500 años. Esta potencia asimiló parte de la cultura griega durante su presencia en la tierra de los grandes sabios. Pero no solo se habla de la civilización greco-latina, también se menciona en los libros de historia la civilización judeo-cristiana en la zona occidental del planeta. Esto consecuencia de la influencia de la religión cristiana practicada por los romanos, en un principio católica y luego con la Reforma, el culto protestante. No creo que fue mucho el ascendente del judaísmo en materia religiosa, pero si en materia financiera, la cual proviene del influjo en gran parte de Europa en el sistema bancario y financiero aportado por los judíos sefardíes, sobre todo en el imperio español que dominaba buena parte de aquellos reinos.

Es notorio que quienes han cursado estudio, tanto en secundaria como en carreras universitarias, aprenden solo la filosofía de los eruditos nacidos en el occidente tales como Aristóteles, Platón, Heráclito, Descartes, Comte, Kierkegaard, Russell, Nietzsche…entre tantos, da la impresión que, en China, en los países árabes, en la India y mucho menos en centro y Sudamérica, no existieron hombres o mujeres, pensadores y pensadoras que portaran algo al conocimiento universal. una forma diferente de reflexionar a los ilustrados del mundo occidental. Nunca se podrá leer un aforismo o un apotegma de un pensador que no sea europeo. Pero esto no solo esto ocurrió con la filosofía, lo mismo sucede con la música, raramente, aparte de Chopin, Bach, Mendelssohn, Strauss, Liszt, Bartok, entre tantos, el mundo occidental no podrá escuchar las ni disfrutar las creaciones musicales del mundo oriental y mucho menos la hermosa música sud y centroamérica. Esto mismo ocurre con la ciencia, el arte en general (pintura y escultura).

La moral del mundo occidental está asociada a la promoción que los antiguos europeos y ahora los gringos hicieron y hacen de manera similar respecto a su proceso de desarrollo. Sin embargo, los vetustos libros de historias redactados por autores europeos, muchos de ellos sacerdotes católicos, no miraron más atrás del año 1492 y no muestran los alcances de ciudades como el Cusco, Machu Pichu, Tenochtitlan, Kuelap, Chan Chan, Uxmal, Chichen Itzá, Tica, Mayapán, Cholula, Tenochtitlan, entre tantas ciudades que podrían competir con muchas de las grandes ciudades europeas de la época, pero lamentablemente aquellas fueron arrasadas por los conquistadores provenientes de Europa. Construcciones que no tenían nada que envidiarles a los ostentosos palacios reales de España, Italia y Francia; así mismo, modernos acueductos similares al de Segovia o los construidos por los romanos; tampoco debo dejar de lado las majestuosas pirámides centroamericanas tan vetustas como las de Egipto; imposible dejar de lado las pirámides dedicadas a la astronomía dado lo adelantado de aquellas civilizaciones en sus estudios de matemática y geometría.

Uno de los "hermosos legados" del mundo occidental fue la religión católica, esto se le atribuye a San Pablo o Saulo de Tarso y fue impuesta como religión obligatoria del Imperio Romano por Constantino I (Siglo IV a.C). A partir de la aparición del cristianismo comienzan las grandes penalidades, en un principio fue la época de la lucha entre paganos y cristianos, cuando los reyes y los sacerdotes enviaban al matadero a millones de hombres y mujeres al igual que reses, obligados a vivir a igual que animales en trinchera. Con la llegada de la Reforma en Europa fue imposible alcanzar la paz, se destacan los enfrentamientos entre católicos y luteranos, luego aparecieron los calvinistas (hugonotes) y después los anabaptistas, entre tantas sectas cristianas que prometían acabar entre ellos. La historia registra la guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra; la guerra de 30 años librada en Europa Central entre el Sacro Imperio Romano y otras potencias europeas, en ambas guerras estaban involucradas la iglesia católica y la protestante en su afán de controlar el poder al lado de los reyes de turno, bien católico o protestante. Evidentemente detrás de todo esto estaba el afán de lucro de los reyes, pastores y sacerdotes, además, de la expansión de los territorios. Guerras estas que engulleron millones de personas, conflagraciones que rasgó la unidad europea dejando los campos de batalla empapados de sangre.

Al mundo occidental se le debe muchos "ismos", tales como el esclavismo, el feudalismo, el imperialismo, el colonialismo, el fascismo y el nacismo. Fueron y son formas de gobierno cuyo único interés es la explotación de los seres humanos para enriquecer una casta social reducida que busca controlar la materia prima y el sistema financiero que opera en el mundo.

El legado moral de la civilización occidental es muy discutible. Al colorear el alba el siglo XX los ricos blancos europeos se encontraban en la cúspide de la gloria, Inglaterra, Francia y Alemania controlaban el 85 % de la superficie de la Tierra. Estos imperios rebanaron parte del planeta para sus cotos personales, fueron las llamadas "colonias, los mejores trozos del pastel estaban en África y Asia. Así mismo, los colonizadores británicos de Australia envenenaron a la mayor parte de los habitantes de los pueblos originarios para asegurarse de que dicho continente fuese un islote habitado por hombres y mujeres blancas en un océano pacífico de gente de color. Con sus bayonetas y su desprecio los infantes de la marina de EEUU mantenían América Central y del Sur en debida obediencia.

Ejemplo hay muchos sobre el legado de la civilización occidental en el afán de las élites de comenzar una guerra para poner fin a otra. En el siglo XX voy a detenerme en una muestra del "proceso civilizatorio" de occidente, me refiero a la batalla de Verdún (1916) durante la Primera Guerra Mundial, una verdadera locura llevada al clímax del horror. En esta conflagración de todos contra todos, el susodicho enfrentamiento cobró un tributo de setecientos mil muertos, hasta la batalla de Marne de 1918, una trituradora letal que devoró medio millón de soldados. Cuando esta guerra llegó a su fin, el suelo de Europa acunaba a 10 millones de soldados muertos y 20 millones de mutilados quienes volvían penosamente a sus hogares. Estaba preparado el terreno para el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

La moral de la civilización occidental se ha mantenido incólume por siglos, es por eso que desde agosto de 1939 hasta mayo de 1945 en el teatro europeo de operaciones murieron 17 millones de soldados y 18 millones de civiles, trece millones de hombres quedaron lisiados y gran parte del planeta fue reducido a escombros; este fue el precio que el mundo tuvo que pagar tras la derrota de Hitler.

No cabe duda que el legado del mundo occidental ha permitido que la misma élite de siempre se mantenga en la opulencia. Para ello invierte en industrias y sobre todo en armamentos. La industria de las armas letales alimenta la economía de varias naciones, además de muchos empresarios, políticos y generales. El estallido de dos bombas atómicas en Japón permitió que la naturaleza se bamboleaba y se derrumban los cimientos morales de la civilización occidental, despertó a las dormidas masas de Asia y África. China surgió ondeando las banderas del Partido Comunista y arrojó los grilletes feudales que la atormentaban. India se sacudió del letargo y lanzó su yugo al rostro de Gran Bretaña. Así mismo. África despertó el pánico del siglo XX, clamando por su libertad y autodeterminación. Después de estos episodios el mundo esperaba que más nunca el destello de una bomba atómica les fundiera los ojos a los niños, tal como sucedió con los infantes japoneses.

La Segunda Guerra Mundial no fue un triunfo para occidente, la aberración del antisemitismo alemán no constituyó un aprendizaje, ni para EEUU no para Europa occidental. Hoy la humanidad está soportando espectáculos lamentables similares a lo ocurrido en el siglo XX. Vemos como EEUU y la UE se coaligan para destruir al pueblo palestino utilizando los sanguinarios métodos utilizado por la Alemania nazi. Es sorprendente como el sionismo ha corroído la mente de millones de personas y actúa cruelmente e impunemente apoyado por el mundo occidental; el genocidio de los habitantes del pueblo de gaza, la muerte de periodistas, el bombardeo de hospitales, la destrucción de escuelas, la indiferencia de los gobiernos, nos demuestra que los gobernantes del mundo occidental están alejados de la razón o mejor dicho, inventaron su propia razón para justificar los crímenes de lesa humanidad que no hay manera de detenerlo.

Venezuela está saboreando parte de la "moral" civilizatoria del gobierno de EEUU, dada las continuas amenazas de invasión militar para atemorizar a un pueblo. Ya no bastan las medidas coercitivas que han aniquilado a miles de connacionales, el pueblo venezolano ahora debe enfrentar las amenazas del poderoso ejército de USA. Es el precio que deben pagar los hijos de Bolívar por no dejarse subyugar por ningún imperio. La diplomacia de Trump es la diplomacia de la violencia y para atemorizar al gobierno de Maduro pasea por el mar Caribe destructores con potentes misiles y submarinos con bombas nucleares. Al parecer para la civilización occidental la razón tiene la cabeza de hidra, tal como en la Edad Media la tenía la fe.

Se debe tener claro, ningún humano, ni tampoco un grupo y mucho menos una doctrina tiene la solución de los graves problemas de la humanidad. La solución debe buscarse en la conjunción que podrán aportar las civilizaciones, tanto modernas como milenarias que han hecho de la Tierra su sitio de pasado. Creo que el Filósofo José Ortega y Gasset tuvo razón cuando refirió: "Evitemos suplantar con"nuestro mundo" el de los demás". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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