En las primarias presidenciales del domingo 29 de junio, entre cuatro candidatos, la base de apoyo electoral de la coalición gubernamental Unidad por Chile formada por los Partidos comunista (PC), Socialista (PS), Por la Democracia (PPD), Liberal (PL), Radical (PR), Acción Humanista (AH), el Frente Amplio (FA) y la Federación Regionalista Verde Social (FRVS) designó Jeannette Jara como su candidata presidencial. Los resultados redefinen relaciones de fuerza en el llamado oficialismo y abre nuevas esperanzas de transformaciones esperadas por décadas.
La baja participación en las primarias, de sólo 1 millón 400 mil electores sobre un padrón electoral de más de 15 millones, el 9% del padrón electoral, fue cuestionada por algunos, como Juan Pablo Cárdenas. Lo cierto es que la derrota aplastante del socialismo democrático y del Frente Amplio cuestionan su capacidad de movilización de potenciales adeptos. Para otros, no fue terrible porque es semejante a otras primarias, como la de Piñera. Lo cierto es que los resultados argumentan en favor de la apertura de un ciclo de esperanzas para la izquierda chilena que puede transferirse en la elección de los 155 diputados y, esta vez, de 23 de los 50 senadores.
Es evidente que la victoria de Jeannette Jara, con el 60.16 % de los votos reorganiza las cartas del oficialismo. De filiación comunista y apoyada por Acción Humanista (AH) y la Izquierda Cristiana (IC), Jara fue ministra del trabajo y previsión social del saliente gobierno de Gabriel Boric. Hay consenso en que ella fue artífice, por su capacidad de negociación, de algunas de las realizaciones más importantes del gobierno, como la reforma previsional, la Ley de 40 horas y el aumento del salario mínimo a 530 mil pesos chilenos. Ella aparece como una alternativa creíble para continuar avanzando en reformas profundas. Más aún, oriunda de una población de la comuna de Conchalí, su campaña positiva, confirmó su carisma y conexión con sectores populares. Además, por su abierta crítica, tanto al acuerdo entre Codelco y SQM para la explotación del litio en el salar de Atacama, como su insistencia en "no más AFP", se distanció del continuismo de los otros candidatos, reflejando el sentir de la base social de las izquierdas. A ello se agregan propuestas transformadoras, incluida la de un modelo de desarrollo basado en la oferta interna, que sintonizan con anhelos de largo aliento de las bases sociales de las izquierdas. En esa perspectiva, su victoria refleja no solo su capacidad de gobernar, sino que la posibilidad de salir del laberinto de un sistema de democracia tutelada. Con ello, Jeannette Jara confronta efectivamente el discurso populista anti elitista de la derecha reponiendo en el discurso público el clivaje tradicional: pueblo-oligarquía, como señalan, entre otros, Rodrigo Karmy.
Por su parte, la candidata, inicialmente favorita del oficialismo, Carolina Tohá, del PPD, apoyada por el llamado Socialismo Democrático (PPD, PS, PR y PL), obtuvo sólo el 28,07% de los votos. Una triste derrota, porque ella fue Ministra del Interior y cabeza del tema de la seguridad, el tema principal del Gobierno de Gabriel Boric, (militarización del Wallmapu, ley anti-tomas, gatillo fácil, etc.). Aunque nadie duda de su oferta de sus dotes de "gobernabilidad" adquiridas en décadas de actividad política institucional; lo cierto es que su campaña ligada al tema impuesto por la derecha, con persistentes guiños a la centroderecha y ataques contra la filiación comunista de Jeannette Jara, no contenía propuestas que inspirarán las bases de las izquierdas. Hay consenso en que su candidatura terminó representando una propuesta de restablecimiento de la agotada experiencia concertacionista (1990-2010).
Creemos que el desplome de la candidatura del "Socialismo Democrático" es revelador de los cambios del proceso político chileno desde la crisis político-social de 2019: está ligada a la frustración de la base social de las izquierdas ante sus elites políticas y la persistencia de un pragmatismo que en 35 años no ha permitido terminar con la herencia dictatorial. En todos los casos, la derrota de Carolina Tohá confirma que la estrategia refundacional de la "Concertación" no es electoralmente viable. Es así como, entre otros, Álvaro Ramis estima que mientras la dirección del PS parece alinearse con la orientación liberal del PPD, su base "ha sido cautivada por la propuesta transformadora y renovadora de Jeannette Jara".
Por su parte, Gonzalo Winter, el candidato del Frente Amplio unificado al origen de la candidatura del saliente presidente Gabriel Boric, sufrió una derrota aún peor, con apenas 9,02%. Y es que, pese a tener posiciones críticas en el parlamento, su campaña se aferró a la defensa de la gestión del gobierno, incluso ante el acuerdo Codelco-SQM. La candidatura de Gonzalo Winter también se vio afectada por la decepción ciudadana ante la participación de miembros del FA en el llamado caso convenios. Sin mencionar, la decepción de la base social de las izquierdas ante las esperanzas traicionadas del despertar ciudadano de 2019 y el fracaso de la estrategia constitucional. Pero, lo más definitorio fue la revelación de su fragilidad orgánica y falta de competitividad electoral y política de un partido cuyo proyecto de país no aparece definido, un partido en crisis. Winter afirmó que los resultados fueron "peores de lo que anticipábamos" y la evaluación se ve muy difícil. Winter fue un candidato que según Maximiliano Alarcón en Interferencia, fue asociado mediáticamente al concepto de "cuico", parte de la elite sin relato épico. El cuarto candidato, Jaime Mulet de la Federación Regionalista Verde Social, obtuvo apenas del 2,74% de los votos, centrados principalmente en la región de Atacama.
El 16 de noviembre, Jeannette Jara tendrá la ardua tarea de enfrentar los tres abanderados de la derecha, Evelyn Matthei de Chile Vamos (UDI y RN), José Antonio Kast (Republicanos y Social Cristiano) y Johannes Kaiser (Partido Nacional Libertario). La plataforma común de la derecha es contra la inseguridad. Se sienten seguros de ganar las elecciones del 16 de noviembre próximo e incluso esperan que la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre sea entre Evelyn Matthei y José Antonio Kast. Lo cierto es que, como hasta el 18 de agosto pueden presentarse candidaturas presidenciales, la situación puede cambiar las matemáticas electorales. Más allá de una posible quinta candidatura de Marcos Enríquez-Ominami o la tercera de Eduardo Artés, de Acción Proletaria o la segunda de Franco Parisi del Partido de la Gente, hay una multitud de posibles candidatos que deberán confirmar su postulación hasta el 18 de agosto.
La encuesta Panel Ciudadano, apunta a que Jeannette Jara ganaría el 16 de noviembre, la primera vez que un representante del oficialismo aparece al frente de la intención de voto; sin embargo perdería en la segunda vuelta del 14 de diciembre tanto ante Kast como Matthei.
Para algunos, si su candidatura no tiene futuro es por su filiación comunista en un país donde reinaría el anticomunismo. Es la posición de los candidatos de la derecha y de los medios comunicación empresariales. Pero también del oficialismo: Carolina Tohá ya se asoció a las críticas de la derecha argumentando: "No soy partidaria de que el PC gobierne el país". Gonzalo Winter también recurrió al anticomunismo para atacar a Jara durante la campaña.
Lo cierto, sin embargo, es que el PC ha sido parte del gobierno y es uno en una coalición de una decena de partidos, pero ello no es obstáculo para que la derecha política y mediática denuncie la pretendida amenaza comunista contra la democracia. Sin embargo, ante una falsa bandera sin base histórica, y aunque en la campaña no hubo grandes discusiones programáticas, Jeannette Jara puede unificar el oficialismo tras una candidatura de acuerdos e inclusión.
La designación de Jeannette Jara como candidata presidencial de Unidad por Chile, abre un nuevo ciclo de la izquierda, como señala Álvaro Ramis. Consolida el fin del concertacionismo en el electorado de la base social de las izquierdas. La salida del inmovilismo. Rescata el tradicional conflicto chileno oligarquía-pueblo. Luego de las decepciones del gobierno de Gabriel Boric las bases de las izquierdas chilenas optan por Jeannette Jara.
Tras ello persiste, en filigrana, el descontento con el agotado modelo económico neoliberal exportador, profundas desigualdades sociales, militarización en el Wallmapu, un sistema político excluyente que opera en favor de la oligarquía. Por el momento, Jeannette Jara encarna nuevamente para la base social de las izquierdas, la esperanza de transformaciones esperadas por décadas, en lugar del chantaje del "mal menor" y la resignación de votar "por lo menos malo".
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