El protagonismo de Venezuela en la II guerra Mundial. Su viraje económico

"La guerra es un asunto serio; da miedo pensar que los hombres puedan emprenderla sin dedicar la reflexión que requiere".

El Arte de la Guerra – Sun Tzu-

Corresponde a la gestión gubernamental del general Isaias Medina Angarita (1941-1945), artífice del papel que le tocó jugar a Venezuela en la II Guerra Mundial, llevar a cabo una serie de medidas imbuidas algunas por la presión internacional, especialmente del gobierno de los EE.UU. En el caso de la I Guerra Mundial, el entonces presidente, general Juan Vicente Gómez, jugó un papel totalmente neutral. Claro está, eran otros tiempos, ya habían transcurrido más de dos décadas entre ambas conflagraciones, pero además las características y propósitos entre ambas distan mucho la una de la otra, aunque el epicentro territorial fuese el mismo: Alemania.

Venezuela hace más de 80 años, se encontraba en un proceso de transición política, iniciada por el general Eleazar López Contreras a partir de 1936, luego del fin de la férrea dictadura gomecista tras el fallecimiento del Benemérito en 1935. Con el ascenso de Medina al poder en 1941, Venezuela escenifica la profundización de la transición a la democracia y el diseño de una nueva política económica destinada a pulverizar la economía rentista y construir en su defecto un modelo económico de base reproductiva. Si bien es cierto que la II Guerra Mundial no es el acontecimiento determinante, contribuyó en el fortalecimiento de la iniciativa medinista. Veamos.

Desde el inicio de la gestión gubernamental, el presidente Medina presta atención absoluta a la situación interna del país en cuanto a la promulgación de las libertades democráticas: regreso de los exiliados, libertad para los presos políticos, legalización de las organizaciones partidistas, libertad de prensa y opinión pública, procurando además mantener posición neutral ante el conflicto bélico que se escenificaba en Europa, enfoque que cambia con los acontecimientos de 1941. En primer lugar, El 21 de julio del mismo año, divisiones de las fuerzas armadas alemanas fundadas tras la disolución de la República de Weimar en 1935, agreden sin previa declaración de guerra a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), lo que conlleva a Moscú a establecer una alianza con las fuerzas de occidente para combatir a Hitler. El 7 de diciembre el Imperio de Japón ataca sorpresivamente la base militar estadounidense de Pearl Harbor en Hawái, ocasionando con ello la incorporación de los Estados Unidos al conflicto, lo que conlleva a Venezuela a romper relaciones diplomáticas con Alemania, Italia y Japón, declarando así la guerra al denominado Eje del Mal. Ya las naciones del Caribe, de Centroamérica y de Sudamérica habían hecho otro tanto, por lo que el conflicto se tornó planetario.

Venezuela asume su responsabilidad en la guerra y su ubicación geoestratégica es inestimable. Su producción petrolera se volverá fundamental para el funcionamiento de la maquinaria bélica que en los cinco continentes tendrá la responsabilidad de liquidar la amenaza representada por el eje Berlín-Roma-Tokio. De ello se derivan consecuencias que inciden directamente en la economía venezolana, tales como: El comienzo de las hostilidades de las fuerzas nazis contra la infraestructura petrolera venezolana en el Caribe. El 17 de febrero de 1942, la ofensiva de los submarinos de las divisiones de la armada de Wertmacht, la poderosa maquinaria militar alemana, torpedean a siete buques petroleros en las costas venezolanas, entre ellos al San Nicolás, Tía Juana y el Monagas, siendo igualmente cañoneada la Refinería de la Standard en Curazao.

Tal fue la importancia del petróleo venezolano y sus derivados abasteciendo a los frentes de las fuerzas aliadas durante la Segunda Guerra Mundial, que el señor Roberto Chapman, Secretario del Interior de los EE.UU., citado por Ramón Rivas en su ensayo titulado: "Venezuela, Petróleo y la Segunda Guerra Mundial: Un ejemplo histórico para las nuevas generaciones", señaló en la Convención Petrolera de 1950 lo siguiente: "La contribución de Venezuela, en este esfuerzo bélico, nunca ha recibido el reconocimiento que merece. La producción de este país aumentó en un 50% durante la guerra… Este país y el mío produjeron casi todo el petróleo adicional que necesitó la maquinaria aliada. Por supuesto, los Estados Unidos, con su larga tradición productora, dieron la mayor contribución; pero si se juzga el aporte desde el punto de vista relativo, el esfuerzo de Venezuela no fue superado por nadie.".

La prioridad de las grandes potencias encabezadas por EE.UU., al sustituir la producción cotidiana de cocinas, neveras, repuestos para maquinarias, neumáticos, autopartes, etc… Para dar prioridad a la industria armamentística y militar, conlleva al gobierno a imponer un sistema de cambios diferenciados o dual, propiciando una administración racional de las divisas y garantizar su asignación a rubros prioritarios para la economía nacional. Y es que las serias limitaciones desde los EE.UU., y la mengua de los ingresos externos, pronto dejaran sentir su efecto sobre el conjunto de la población venezolana que comienza a padecer el desabastecimiento de productos básicos y el incremento de los precios de los artículos de consumo diario.

La conflagración deja claramente al descubierto la fragilidad de la economía nacional sustentada por la renta petrolera, de lo que se derivan el incremento de la monoproducción y una acentuada economía de puertos. Para mayor ilustración puedo mencionarles que para octubre de 1940 el monto externo de nuestra deuda comercial alcanzaba la cantidad de 54.733.341.41 $ (USA) y que, al término de 1941, según cifras de la Memoria anual del Banco Central de Venezuela (BCV) de ese año, las licencias en posesión de los importadores estaban por encima de los 39 millones de dólares, un valor superior al de las importaciones de todo un semestre. El convencimiento en las esferas del gobierno de cambiar las cosas se evidencia en la propia situación interna que vive el país; llegaba la hora no solo de consolidar un régimen de libertades, también de edificar "…una economía autónoma y próspera", como lo señalara el propio Medina. Era el momento de hacer realidad el anhelo de Alberto Adriani en 1936 de "sembrar el petróleo", sobre lo cual señaló el Dr. Arturo Uslar Pietri (miembro para entonces del gabinete del presidente Medina) lo siguiente: "No era posible que quienes conocimos a Alberto Adriani y estuvimos junto a él, en las más hermosas horas de su esperanzada angustia, nos resignásemos a dejarlo quieto y silencioso bajo una lápida blanca, y a permitir que el murmullo de los filisteos fuese echando paletadas de olvido sobre tan formidable fuerza de vocación venezolanista".

El deliberado propósito del régimen, de abrirle cauces al proceso de transición de una economía rentística y parasitaria a una economía autónoma y de base reproductiva, se ve afectado por las contradicciones entre el Estado, la emergente burguesía industrializada y aquella que usufructuaba los ingresos de la renta petrolera a través de sus actividades especulativas tanto en el comercio de importación como aquella que ejercía el control financiero a través de la banca, a las cuales se les une el rancio latifundismo post-gomecista, a pesar de que el gobierno intentó infructuosamente que asumieran e impulsaran el moderno proyecto económico diseñado.

Culmina la II Guerra Mundial con la entrada triunfal del Ejército Rojo al bunker de Hitler en Berlín el miércoles 9 de mayo de 1945. Ya, el 6 de junio de 1944 se había producido el desembarco de las Fuerzas Aliadas en Normandía, con el propósito de debilitar al ejército alemán, liberar el territorio francés ocupado por los nazis desde 1940 y abrir un nuevo frente en el oeste de Europa. El fin de la conflagración la proclaman Truman, Churchill, De Gaulle y Stalin; El jefe soviético esperó hasta que el Mariscal Gueorgui Zhúkov, conquistador de Berlín se estableciera en las ruinas de la capital del Reich y obtuviera seguridad de los lideres alemanes de que sus tropas cesaran el fuego sobre los soldados soviéticos. Horas antes, Joseph Stalin anunciaba el parte de los generales que habían avanzado sobre los predios de la hegemonía nazi con unos 750 mil soldados del Ejército Rojo, Andréi Yeriómenko tomaba Olomuc en Checoeslovaquia; Iván Kónev ocupaba Dresde, la emblemática capital de Sajonia en Alemania; en tanto que el mariscal Rodión Malinovski, tomaba las ciudades emblemáticas de Austria y dos en Checoeslovaquia. Un total de 146 generales estuvieron al frente de las avasallantes tropas de la URSS. No quedando duda del relevante papel protagónico de Moscú en la caída de Hitler y su monstruoso imperio.

Sobre los predios americanos los EE.UU., como fuerza hegemónica mundial, sin pérdida de tiempo llevan a delante los planes de reorganización económica, política, ideológica y militar que obliga a las naciones dentro de su área de influencia a acatar su nuevo modelo predador, lo cual lleva al enfriamiento de las relaciones con Venezuela. Factores internos reaccionarios junto a los foráneos encontraron la manera de torcer el rumbo, produciéndose el 18 de octubre de 1945 el derrocamiento de Medina Angarita.

La Segunda Guerra Mundial contribuyó al posicionamiento en la conciencia de los venezolanos la fragilidad de nuestro sistema productivo, de ahí la histórica oportunidad que el gobierno aprovecha para iniciar el difícil camino de acabar con la economía rentista y monoproductora, para dar comienzo a la vía independiente de industrialización que nos permitiera surtirnos de todos los productos que antes importábamos. Efectivamente, hay un descenso de dramáticas dimensiones en el comercio de importación, pretendiéndose al unísono dar paso a un proceso de industrialización, sustentado en la economía agropecuaria y diversificada con contenido nacional, a fin de producir salidas a la crisis planteada por la ruptura casi total del comercio internacional a causa de la guerra y en un mediano plazo la transformación evolutiva de las estructuras institucionales del Estado, en el marco de un proyecto de reorganización capitalista de la sociedad venezolana hasta alcanzar un modelo industrializado, productor de riqueza . Lamentablemente la asonada de octubre de 1945 truncó el nuevo camino económico. Dijo el sabio filósofo holandés Baruch Spinoza: "El deseo es la verdadera esencia del hombre".

Especial para Aporrea

 



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Victor Barraez


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