Por determinación legal sobre las preguntas de la Consulta popular acerca de la reforma laboral y la recuperación de los derechos salariales y prestacionales de millones de colombianos, las mismas deben tramitarse y aprobarse por el Senado de la Republica en un periodo de 30 días, contados desde el pasado 1 de mayo, en que se radicaron en la Secretaria de dicha instancia legislativa.
En caso de no darse el trámite correspondiente, el presidente de la república debe convocar tal evento mediante un decreto emitido por su despacho.
En ese sentido, existe gran expectativa por lo que ocurrirá en el hemiciclo legislativo conociendo los antecedentes recientes en el desempeño de ese escenario legal, en el que se ha consolidado un "bloqueo institucional" de la ultraderecha fascista (uribismo), en alianza con las facciones reaccionarias del bipartidismo tradicional, a las reformas del cambio en temas vitales como los de la salud, jurisdicción agraria, paz y equidad social.
Este trámite, además, se da en un ambiente agitado y de álgida disputa política con ocasión de las movilizaciones del 1 de mayo en que el presidente Petro ha emplazado a los 105 senadores para que no se coloquen a espaldas de los derechos de la clase obrera y de los trabajadores. Petro ha sentenciado de manera categórica que legislador que vote contra el pueblo será revocado, acumulando el odio y el repudio de millones de colombianos. La Consulta popular es un hecho histórico que nos está colocando en una via de redefiniciones de la democracia liberal representativa para transitar hacia otras formas de democracia directa y de poder popular autónomo en su diversidad multicolor.
La verdad es que la Consulta popular está poniendo en cuestión el actual engranaje senatorial, secuestrado por las mafias bancarias, terratenientes, empresariales (salud, contratistas de infraestructura, de las tarifas de energía, concesionarios de carreteras); pues el senado no decide en los términos de las demandas populares ya que lo hace en favor de poderosos intereses plutocráticos como los de las Empresas Prestadoras de Salud/EPS.
En ese contexto, después de la presencia del presidente Petro el pasado 1 de mayo radicando oficialmente las preguntas de la CP, el debate arranca mañana, después de conocerse una extensa carta del actual presidente de esa corporación en la que se destapa la nueva estrategia del bloqueo político de la ultraderecha.
Al parecer, la discusión de la consulta popular comenzará el próximo 7 de mayo.
Respecto de la eventual votación para que la Consulta salga adelante en el Senado se ha indicado que serán necesarios por lo menos 53 votos de los 105 senadores. El Pacto Histórico, Comunes (ex Farc), y buena parte de las curules del Partido Verde le darán el voto afirmativo a la CP.
Hay una franja importante de legisladores liberales de izquierda y del partido santista de la U que se muestran proclives a la CP, lo que permitirá reunir los apoyos necesarios para que esta iniciativa salga adelante.
El bloque opositor de la ultraderecha y fascista lo integran el Partido Conservador terrateniente, el Centro Democrático neofascista, el pentecostal Mira y el Opus Dei Colombia Justa y Libre.
Sobre la Carta dada a conocer por el actual presidente del Senado señor Efraín Cepeda (mafia de Barranquilla) recojo las reflexiones del analista German Ayala que, acertadamente descubre los sentidos de esta gramática reaccionaria.
"La misiva que el HP (igual puede ser Hijo de Puta u Honorable Senador, queda para el libre uso del lector), Efraín Cepeda les envió a los congresistas amerita ser comentada por cuanto no se trata de una simple respuesta al acto simbólico y político que protagonizó el presidente Petro durante la conmemoración del 1ro de Mayo en la plaza de Bolívar y la radicación en el Congreso de las 12 preguntas de la Consulta Popular.
En la carta se leen expresiones de uso común dentro de la política. Así como Petro, como caudillo popular le habla a un "pueblo", Cepeda alude a "otro" pueblo o quizás a sectores de la población que el presidente del Senado dice representar: "Somos los guardianes de la democracia, los representantes de un pueblo que confía en nuestro carácter". Cepeda olvida decir en su epístola que su elección, como las de muchos de los congresistas, son el producto de la naturalización del clientelismo, práctica electoral que pone en duda y le resta verosimilitud a aquella frase que señala que el Congreso es la "representación del pueblo".
Así como el discurso de Petro en la plaza de Bolívar puede entenderse como amenazante, la carta de Cepeda constituye una exageración política que tiene el propósito de "graduar" al jefe del Estado como un dictador al mejor estilo de Bukele y a los recordados Videla en Argentina y Pinochet en Chile: "hoy enfrentamos un momento decisivo, una embestida sin precedentes contra los pilares de nuestro Estado, como son, el poder legislativo, el poder judicial y hasta la prensa libre".
Vale la pena recordarle al señor Cepeda que esos pilares estuvieron en riesgo durante los gobiernos de Turbay Ayala y Uribe Vélez. ¿Acaso las chuzadas del DAS a los magistrados de la entonces Corte Suprema de Justicia no fueron una forma de intimidación de parte de Uribe? Es más, la reelección presidencial inmediata del exgobernador de Antioquia obedeció a una vulgar transacción que dio vida a la "Yidispolítica". Y ni para qué hablar de las intimidaciones del gobierno Uribe hacia la prensa, en particular contra aquellos periodistas que le hicieron oposición, a los que calificó como "amigos de los terroristas".
Cepeda se consagra como defensor a ultranza de las empresas mediáticas que se unieron desde el 7 de agosto de 2022 para atacar política y moralmente al presidente de la República. Por esa vía, desestima los negativos efectos que deja un ejercicio periodístico politizado que confirma a los medios masivos hegemónicos como actores políticos.
En la ya comentada nota Cepeda hace referencia a la simbología usada por Petro en su intervención en la plaza de Bolívar el Día del Trabajo: "Anuncios de revocatorias, movilizaciones intimidatorias, símbolos de guerra como espadas y banderas buscan afectar nuestra voluntad. Como presidente del Congreso los invito a resistir con plena conciencia de nuestro deber. Somos la voz de un pueblo que no se rinde y no permitiremos que esa voz sea silenciada".
A estas alturas, cualquier ciudadano que haya escuchado a Petro y que después lea el contenido de esta misiva fácilmente puede caer en la tentación de preguntarse cuántos pueblos hay en Colombia. Mientras se resuelve esa misteriosa pregunta, lo único que va quedando claro es que la categoría "pueblo", junto a "democracia e institucionalidad" son los conceptos más manoseados en los últimos años en Colombia.
Es curioso que Cepeda hable de un pueblo que representa el Congreso cuando asume como intimidatoria la movilización del "pueblo" que respalda al presidente de la República. ¿Cuál es la idea de democracia que el presidente del Senado, cuando descalifica las movilizaciones de cientos de miles de colombianos que, equivocados o no, se reunieron en la Plaza de Bolívar para respaldar al presidente de la República?
Cepeda continúa en su exagerada lectura de lo dicho por Petro ese Primero de Mayo: "No es la primera vez que intentan presionar al Congreso. La mafia, el paramilitarismo y la guerrilla han tratado de doblegarlo en el pasado. Sin embargo, el Congreso, contra viento y marea, ha mantenido su autonomía y dignidad, resistiendo con firmeza y demostrando que la voluntad popular no se somete. Hoy la amenaza regresa con nueva intensidad, pero nuestra respuesta debe ser la misma, no cederemos".
Poner lo dicho por Petro, presidente elegido a través del voto popular, al mismo nivel de las presiones de las "mafias, las guerrillas y los paramilitares" constituye un exabrupto histórico y ético-político. Una especie de bufido que deja ver su molestia y miedo frente a los símbolos usados por Petro. ¿Qué pensará Cepeda de aquel momento en nuestra historia reciente cuando el 35% del Congreso fue puesto por las AUC que respaldaron política y económicamente la elección de Uribe?
En su viaje de superioridad moral, Cepeda vuelve a hablar de democracia. "La democracia depende del equilibrio entre los poderes del Estado. Un Congreso autónomo, libre de coerción, y un poder judicial independiente son la base de nuestra libertad.
Es visible la idea que el presidente del Senado tiene de ese sobrevalorado régimen de poder. En un sistema presidencialista como el colombiano, ese equilibrio de poderes se torna relativo, justamente, por las sempiternas relaciones perniciosas y de evidente cooptación entre el Ejecutivo y el Legislativo.
En su violenta y cínica misiva, Cepeda habla de diversidad cuando el Congreso es el correlato de la histórica exclusión de los pueblos afro, campesino e indígena. "Nosotros encarnamos la diversidad de un país que espera que sus votos reflejen convicciones firmes y promesas cumplidas. No podemos permitir que la intimidación, ya sea con símbolos bélicos o amenazas, sofoque esa libertad, ni que los ataques a la Rama Judicial menoscaben el Estado de derecho".
Le cabe razón a Cepeda cuando dice que "nunca un gobierno había presionado al poder legislativo con tal intensidad, reemplazando el diálogo por confrontación". Claro, en los últimos gobiernos ese diálogo al que refiere el ladino político estuvo mediado por los cupos indicativos y la entrega de millonarios contratos en proyectos viales. ¿Le suenan Odebrecht, Reficar, las Marionetas y lo sucedido recientemente en la UNGRD entre otros escándalos de corrupción de los que participaron congresistas y presidentes de la Cámara y Senado?
La invitación a votar a conciencia, mediada por el sentido de la misiva, claramente apunta a decirle NO a la Consulta Popular y por esa vía, negar los derechos laborales que en el pasado Uribe Vélez les arrebató a los trabajadores colombianos. "Les pido que no se dejen amedrentar. Voten según su conciencia, guiados por los ideales que los trajeron aquí. Hoy el desafío es histórico".
La comentada epístola constituye una exageración y un exabrupto histórico. Igualmente, viene cargada de una alta dosis de cinismo y selectiva memoria. "Este Congreso es el espacio donde las ideas se enfrentan en igualdad, donde la razón debe prevalecer sobre la fuerza. La libertad que defendemos reside en decidir sin temor, actuar sin cadenas, hablar sin censura".
El HP olvidó que él mismo le informó al país de su disposición de hundir las reformas. Este titular lo confirma: "Seré el jefe de la banda que hundirá las reformas que no le sirven al país": Efraín Cepeda. Curioso que cuando Petro presentó las 12 preguntas de la Consulta Popular, el presidente del Senado le pareció oportuno llevarlas al Congreso para discutirlas, cuando semanas atrás 8 senadores-lobistas de la Comisión Séptima decidieron hundirla, lo que evitó la discusión del contenido de la reforma laboral. Así o más…
La misiva de Cepeda termina de la misma manera como transcurrió: una declaratoria de guerra política contra el pueblo que se manifestó el Primero de Mayo y una forma de presión a los congresistas para que le obedezcan la instrucción de decirle NO a la Consulta Popular. Se equivocó el presidente del Senado al terminar la carta con la frase "con profundo respeto y absoluta convicción". Debió decir: publíquese y cúmplase" (Ver https://ayalalaotratribuna.blogspot.com/2025/05/efrain-cepeda-y-su-carta-los.html?m=1&s=09 ).