El vaquerito, un compromiso revolucionario

Es imposible al penetrar en la historia de la Revolución Cubana no encontrarse con la figura heroica de El Vaquerito; Roberto Rodríguez; un joven Capitán del Ejército Rebelde que se había incorporado a las fuerzas guerrilleras en el mes de abril de 1957.

Había nacido el 7 de julio de 1935 y su vida llena de pobreza transcurrió en la provincia de Las Villas, desempeño varios trabajos como lechero, vendedor ambulante y hasta boxeador fue. Cuando se incorporó a la guerrilla en la Sierra Maestra fue soldado de la Columna 1 José Marti, pero antes fue mensajero de este grupo rebelde.

El Vaquerito era de baja estatura, cabello de larga melena y rubio con ojos azules, parecía conocer todos los secretos del monte y contaba en su pecho con mucho amor por la Revolución a pesar de no tener preparación ideológica. Odiaba la miseria, pobreza, desigualdad y violencia que vivían la mayoría de los cubanos, víctimas de la feroz dictadura de Fulgencio Batista.

Rodríguez era de muy buen carácter y siempre trasmitía optimismo a sus compañeros.

Cuando llega a la Sierra dice que anda en la búsqueda de unos barbudos que están interesados en cambiar la situación de Cuba, Rodríguez venía descalzo y muy cansado por el recorrido realizado para llegar al lugar, tiene una entrevista con el Comandante Guevara y con esto el revolucionario argentino entiende que el pequeño muchacho es un soñador.

Iba acompañado de Hayde Santamaría, Celia Sánchez, Marcelo Fernández y el periodista estadounidense Bob Taner que iba a entrevistar a Fidel.

El mismo Ernesto Guevara es el que le coloca el sobrenombre de El Vaquerito, porque con los nuevos zapatos mexicanos que le había entregado la revolucionaria Celia Sánchez por andar descalzo y su sombrero grande de guajiro parecía un vaquero mexicano.

Antes el argentino le había preguntado al joven que arma traía y este le dijo que venía sin ninguna y el Che se negó a aceptarlo en las filas rebeldes ya que se tenían órdenes precisas de no aceptar hombres desarmados en las filas insurgentes

El joven le dice que han sido muchos los sacrificios y riesgos que ha tenido para llegar hasta allá y Celia intercede por él, Fidel que oye la conversación se acerca y conmovido por las palabras del pequeño muchacho lo acepta en las filas de los rebeldes.

Integra la escuadra N° 14 de la Columna 1 que era comandada por Fidel Castro Ruz, cumpliendo varias misiones en el llano como mensajero, obteniendo informaciones sobre el movimiento de la tropa enemiga.

El líder de los guerrilleros le tomó simpatía a Roberto Rodríguez y le gustaba hablar con él ya que tenía una conversación muy amena contando vivencias que había tenido.

Con su valentía particular y deseando participar en los combates se ofreció como voluntario para participar en la invasión que liderarían los Comandantes Camilo Cienfuegos y Ernesto Guevara y se les destinó a la Columna 8 Ciro Redondo, nombrada así por un revolucionario caído en combate.

En esta invasión participa en el combate de La Federal, en donde su columna es emboscada y en este enfrentamiento junto a otros revolucionarios toma por asalto al cuartel tomando prisioneros a varios soldados.

Otra de anécdotas de este revolucionario tenemos que cuando el Che lo envía a explorar en Caracusey la zona en donde se encontraba el enemigo, regreso informando que los soldados esperaban al jefe insurgente para rendirse, ya que como vio que era fácil tomo el cuartel a tiros, demostrando otra vez más que la valentía no cabía en este pequeño cuerpo.

En la toma del cuartel había invitado al jefe de los militares a caerse a tiros con él, en un duelo personal.

En la Columna 8 que era comandada por el Che Guevara se le nombró jefe del Pelotón Suicida. Este grupo de elite fue creado para tomar por asalto las posiciones más arriesgados y sugerido por él al Comandante guerrillero.

Cuando se lo propuso el Comandante Guevara y le dijo:

"Tu lo que quieres es un Pelotón Suicida."

Respondiéndole el Vaquerito que esa era la idea. Y el jefe insurgente le señaló que quien sería el jefe y Rodríguez le contestó que él.

Sobre Roberto Rodríguez el Che diría después de su muerte: «Era un ejemplo de moral revolucionaria, y a ese solamente iban voluntarios escogidos. Sin embargo, cada vez que un hombre moría, y eso ocurría en cada combate, al hacerse la designación del nuevo aspirante, los desechados realizaban escenas de dolor que llegaban hasta el llanto...».

Llegaría el día en que el Vaquerito ofrendaría su vida por la Revolución Cubana y eso sería el 30 de diciembre de 1958 en la batalla de Santa Clara.

orden de atacar con sólo 24 hombres la Estación de Policía de la ciudad, donde había más de 300 soldados bien equipados, apoyados por tanquetas y avionetas.

Cuenta un compañero de esa unidad que en un ataque contra la estación de policía, Rodríguez desde el techo de una casa disparaba de pie, sin cuidarse de que estaba a pecho descubierto. El segundo jefe de la unidad le advierte que si no se cubre lo van a matar, pero de nada valió el consejo, ya que de un balazo en la cabeza muere este valiente soldado de la Revolución Cubana, cuando falta muy poco para derrotar la dictadura.

Eran aproximadamente las 4 y 30 de la tarde y el Che al conocer su muerte exclamó:

"Me han matado cien hombres".

Sobre la muerte de este revolucionario el Comandante Guevara escribió:

"...Recuerdo que tenía el dolor de comunicar al pueblo de Cuba la muerte del Capitán Roberto Rodríguez, El Vaquerito, pequeño de estatura y de edad, jefe del Pelotón Suicida, quien jugó con la muerte una y mil veces en lucha por la libertad".

Su muerte fue muy lamentada por los revolucionarios y fue enterrado en Placentas, en 2009 sus restos reposan junto al Che en el mausoleo dedicados a los muertos en combate del Frente de Las Villas.

* Extraído del Libro "Insurgencia. Un Grito de Rebeldía" de José Rosario Araujo.



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José Rosario Araujo


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