No tengo la menor duda. Este capitulo de ataque y manipulación ultra mediática (Semana) con el caso Sarabia/Benedetti es parte del Lawfare (guerra jurídica) que adelanta tanto el Fiscal Barbosa como la Procuradora Cabello -por detrás está la Cia y la Dea-, contra el gobierno de izquierda que encabeza el presidente Gustavo Petro y con el claro propósito de hundir las reformas antineoliberales de la salud, laboral y de las pensiones. Todo esto hace parte del "golpe blando" que ya se esta denunciando, seguramente como otra pieza de una "revolución de colores" que posteriormente nos instalaran desde los medios comunicacionales hegemónicos.
Por supuesto, no se trata de dos o tres marionetas hablando y agrediendo por su cuenta; acá hay algo más de fondo: es la poderosa oligarquía colombiana ejecutando un siniestro plan contra el gobierno democrático para destruirlo y retomar el control de las palancas centrales del poder político nacional para lo cual utiliza estas dos patas: el lawfare (hostigamiento seudo judicial) y el poderoso dispositivo mediático con inmensas posibilidades y efectos en la manipulación de la información y la formación de opiniones públicas mediante la propaganda, las mentiras y la distorsión impune de imágenes, operando como un gobierno invisible que direcciona hábitos y opiniones, con un poder real y oculto, en un mundo complejo en su organización social y en su infraestructura tecnológica que no es fácil para el gran publico entender y menos interpretar, por lo que la manipulación es más efectiva desde los poderosos grupos comunicacionales que le han ganado, desafortunadamente la partida al gobierno que ha subestimado este núcleo del poder realmente existente. La presidencia de la republica necesita resolver cuanto antes este tema de las comunicaciones y su transparencia para contrarrestar la cascada de mentiras y de distorsiones que agencia la ultraderecha a través de Semana, Caracol, El Tiempo, el colombiano, Blu radio y demás artefactos del neonazismo propagandístico.
Hay que entender que hoy el sujeto es muy frágil y vulnerable, susceptible a las campañas cargadas de falsas verdades y de presiones emocionales que terminan facilitando el triunfo de la ultraderecha como lo estamos viendo en la nueva ola derechista que avanza por todos lados.
Estamos en plena turbulencia y la batalla no cesará porque la bronca reaccionaria contra el presidente Petro es enfermiza. Hay que actuar y corregir errores rápidamente. Que se larguen del gobierno los/las oportunistas y demás delincuentes que han creído tener licencia para echar mano de las porquerías y practicas delincuenciales instaladas por el uribismo y el neoliberalismo en el manejo del Estado desde hace varias décadas.
El presidente ha sido claro: aca nadie tiene la orden de chuzar e interceptar las comunicaciones de la gente; si los gorilas de la Dijin lo hicieron -como subordinados del Fiscal Barbosa- que salgan rápido y que asuman sus responsabilidades penales; lo cierto es que aun falta mucho en la depuración de estas entidades militares y policiales que siguen trabajando en llave con las mafias de la droga y con las bandas del neoparamilitarismo en las regiones como los Llanos orientales.
Lo único real en todo este grotesco episodia es que la limpieza e integridad del presidente Petro sigue intacta; nada, ni las malas compañías que se le han pegado, han cambiado su compromiso ético y político con los cambios que requiere nuestra sociedad. Por eso tenemos que apoyarlo de manera resuelta y sin vacilaciones.
Lo que sigue es que -con el apoyo de todos-, retome la iniciativa y adelante las movidas tácticas -para eso es la política- que le permitan devolver el contra golpe lanzado por el bloque autoritario reaccionario.
El presidente debe hacer los ajustes pertinentes para reforzar la lucha contra la corrupción y la negligencia de las burocracias apoltronadas e indolentes que desvían los sentidos de las políticas sociales adoptadas, como la Renta ciudadana, la paz total, la reforma agraria, el control a la inflación, la transparencia en la contratación y la protección de los recursos naturales.
Hay que profundizar las relaciones con las organizaciones sociales y con el movimiento popular para atender sus demandas cotidianas.
¡Fuerza presidente Petro!