El porta-aviones USS Gerald R Ford, la base militar anfibia imperialista, ya esta instalado en la cuenca del Caribe como una amenaza no solo contra Venezuela (y su inmensa riqueza petrolera) sino contra todas las naciones latino y centro americanas en el marco de la rediseñada (por narco Rubio y su mafia de gusanos en la Florida) doctrina Monroe 2.0, para mantener el control y las influencias en los espacios acotados por el declive gringo y la emergencia de nuevas potencias planetarias.
Al tiempo, Trump y su cúpula han tomado algunas decisiones como parte de la guerra psicológica y cibernética contra el gobierno del presidente Maduro; una de las cuales consiste en anunciar un diálogo distractor para facilitar el zarpazo con operaciones quirúrgicas sobre puntos estratégicos del territorio, el gobierno y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Lo del dialogo es una movida táctica para reforzar el golpe estratégico planificado en las recientes reuniones de Trump con sus secuaces, que determinaron señalar como una organización terrorista el supuesto Cartel de los soles con sede en Caracas.
Aunque ese diálogo bien puede tener su origen en el sorpresivo y estrepitoso derrumbe político y electoral del Supremacismo racial en New York y en otros estados de los Estados Unidos, donde los electores están dando la espalda al actual dueño de la Casa Blanca.
Como bien señala el columnista del Nuevo Herald Andrés Oppenheimer en su análisis para tal periódico de la ultraderecha de la Florida:
"La llegada del portaaviones USS Gerald R. Ford al área de operaciones del Comando Sur de Estados Unidos ha desatado una nueva ola de rumores de que el presidente Donald Trump estaría por ordenar una invasión a Venezuela. Sin embargo, aunque un ataque aéreo relámpago es muy posible, una invasión militar de Estados Unidos es menos probable hoy que hace dos semanas. ¿El motivo? La política interna estadounidense. La aplastante derrota del Partido Republicano de Trump en las elecciones estatales y locales del 4 de noviembre obligará a Trump a concentrarse más en asuntos internos, y a dejar de lado cualquier plan de involucrarse en un conflicto extranjero potencialmente prolongado. Las contundentes victorias demócratas en las elecciones a gobernador de Nueva Jersey y Virginia, además de otras contiendas a nivel nacional, fueron un golpe duro para el partido de Trump. Los candidatos a los que apoyó no solo perdieron algunas elecciones, sino prácticamente todas. El propio Trump admitió que fue una mala noche para el Partido Republicano. Las encuestas de boca de urna mostraron que se trató de un voto de castigo al presidente por el aumento del costo de vida. Ahora, incluso figuras clave del propio movimiento MAGA de Trump exigen que el presidente le dedique menos tiempo a la política exterior, y más a solucionar los problemas en casa". Al loquito le están tirando las orejas sus compinches mas cercanos y todo puede cerrar con el despido del mas loco de todos, el señor narco Rubio.
Como la política tiene sus expertos, el asesor ideológico más cercano de Trump, el contra leninista Banon, Agripo de la ultraderecha global, ha recomendado que:
"La Casa Blanca debe centrarse más en la política nacional", declaró el ex estratega de Trump, Steve Bannon, al portal Político pocas horas después de las elecciones del 4 de noviembre. Bannon dijo que "pasar tanto tiempo en Oriente Medio, pasar tanto tiempo en Ucrania" perjudicó políticamente al presidente. Lo que nos trae de regreso a Venezuela. "No hay duda de que la llegada del portaaviones USS Ford a un lugar más cercano a Venezuela significa una escalada en la presión militar de Trump sobre los cárteles de la droga y el dictador venezolano Nicolás Maduro, a quien el gobierno estadounidense ha declarado oficialmente "narcoterrorista".
"El portaaviones se sumará a una flotilla de al menos ocho buques de guerra y más de 10,000 soldados que Trump ha enviado al Caribe. La fuerza naval estadounidense ya ha hundido al menos 19 embarcaciones de presuntos narcotraficantes, causando la muerte de 76 personas, según el Departamento de Defensa. El semejante despliegue militar ya es demasiado grande —y costoso— como para que Trump dé marcha atrás sin disparar un solo tiro contra un objetivo en Venezuela, según me dicen expertos militares estadounidenses. Pero el escenario más probable no es una invasión terrestre en gran escala para derrocar a Maduro —como la invasión estadounidense de Panamá en 1989 que derrocó al difunto dictador Manuel A. Noriega—, sino un ataque aéreo relámpago contra un laboratorio de drogas o una instalación militar. El exjefe del Comando Sur de Estados Unidos, el almirante retirado James Stavridis, me dijo en una extensa entrevista que factores internos estadounidenses, como el voto anti-Trump en las elecciones del 4 de noviembre, han reducido significativamente sus expectativas de una invasión masiva a Venezuela. "La inestabilidad interna aquí en Estados Unidos está desviando la atención de la situación en el sur", me dijo. Stavridis agregó que cuanto más tiempo permanezca el USS Ford en el Caribe sin entrar en acción, mayor será la probabilidad de que lo redirijan a otra parte del mundo. "Solo tenemos 11 portaaviones de este tipo en toda la Armada de Estados Unidos, y un tercio de ellos suele estar en mantenimiento", me comentó Stavridis. "Es un recurso muy valioso. Si no lo vas a utilizar, lo trasladas a otro lugar". En definitiva, la llegada del USS Ford ha aumentado las probabilidades de un ataque estadounidense. Pero tras la derrota del partido de Trump en las elecciones del 4 de noviembre, lo más probable es que se trate de un ataque rápido con drones o misiles Tomahawk como el reciente bombardeo de Estados Unidos a la base de enriquecimiento de uranio de Fordo en Irán. O sea, un ataque aéreo relámpago que Trump podría tratar de vender como una demostración de fuerza, tuitear al respecto, y pasar a otra cosa" (Ver https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article312901644.html ).
Lo cierto es que el proyecto imperialista de Trump hace agua en el interior de los Estados Unidos y el golpe mas demoledor ha ocurrido por cuenta del contundente triunfo del musulmán socialista Zohran Mamdani en New York. Como señala Mahmoud Mushtaha, Mamadani está reescribiendo el mapa moral de occidente, poniendo un freno al auge de la ultraderecha global con sus nuevas gramáticas oscurantistas y neofascistas.
Mushtaha, en un extenso análisis, nos esclarece las implicaciones políticas democráticas del acceso a la alcaldía de New York de Mamdani, que acá en Venezuela tenemos que acoger para reforzar la movilización popular y revolucionaria convocada por el presidente Maduro y el liderazgo popular del gobierno.
Veamos las reflexiones de Mushtaha:
"La victoria de Zohran Mamdani reescribe el mapa moral de Occidente
"Su triunfo convierte la ‘segunda ciudad sionista’ en un laboratorio de política urbana propalestina.
"En War, Bob Woodward cita una entrevista de 1989 con Donald Trump, en la que este afirma: "Cualquiera que diga dónde va a estar dentro de diez años es un idiota. El mundo cambia... Así que realmente hay que adaptarse a los cambios, y es malo predecir con demasiada antelación dónde vas a estar".
"Las palabras de Trump, que estaba en el apogeo de su carrera como magnate inmobiliario, pretendían ser un consejo para hacer negocios, una lección para adaptarse a un mercado volátil. Sin embargo, décadas más tarde, sirven como comentario involuntario sobre una de las transformaciones políticas más impredecibles de la vida moderna estadounidense. La ciudad que en su día definió la narrativa de la "guerra contra el terrorismo" tras el 11-S ha elegido ahora a un alcalde socialista musulmán que acusa abiertamente a Israel de genocidio y defiende la liberación de Palestina.
"Si el comentario de Trump capturó la esencia de la incertidumbre, la victoria de Zohran Mamdani en 2025 en la ciudad de Nueva York la encarna. Pocos podrían haber imaginado que la misma metrópolis –sede de Wall Street, de la élite mediática mundial y una de las mayores poblaciones judías fuera de Israel, considerada durante mucho tiempo el bastión más fortificado del lobby sionista– elegiría algún día a un líder que desafía sus tabúes políticos más arraigados.
"La sombra del 11 de septiembre de 2001 definió a toda una generación de la política estadounidense. En ningún lugar más que en Nueva York el miedo, la securitización y la sospecha hacia la identidad musulmana se convirtieron en rasgos estructurales de la vida pública. Bajo el mandato del alcalde Michael Bloomberg, la "Unidad Demográfica" de la Policía de Nueva York vigilaba mezquitas, asociaciones de estudiantes y barrios enteros. Ser musulmán en Nueva York era ser visto, si no como una amenaza, al menos como un objeto de escrutinio estatal. Dos décadas después, esa misma ciudad ha elegido a un alcalde musulmán que habla el lenguaje de la descolonización, condena el apartheid israelí, apoya a los inmigrantes y enmarca su administración en torno a la justicia, la empatía y la solidaridad. La transformación no es meramente electoral, sino simbólica, ya que marca un cambio radical en dos décadas de política securitaria.
"La victoria de Mamdani representa un ajuste de cuentas posterior al 11-S
"La victoria de Mamdani representa lo que podría llamarse un ajuste de cuentas posterior al 11-S: el lento desmoronamiento de un consenso político que equiparaba la identidad musulmana con el peligro y la defensa de Palestina con el extremismo. "Es una señal de que la geografía moral de Estados Unidos está cambiando y de que el capital político de la islamofobia, antes prácticamente ilimitado, ha disminuido drásticamente.
"La metáfora de Trump de "aguantar los golpes", tomada del boxeo, captura acertadamente lo que le sucedió al antiguo establishment político de Nueva York. Durante décadas, el apoyo a Israel fue tan fundamental para la política de la ciudad como el dinero de los inmuebles o los sindicatos policiales. "Figuras como Ed Koch, Andrew Cuomo y Eric Adams se posicionaron como firmes defensores de Israel, integrando la solidaridad sionista en el tejido de la identidad cívica.
"La campaña de Mamdani no solo ha roto ese patrón, sino que lo ha invertido. Con una plataforma democrática-socialista que vinculaba la injusticia exterior con la interior, rechazó las donaciones de los comités de acción política proisraelíes, cuestionó la asociación entre Cornell y Technion (citando el papel de Technion en la industria armamentística israelí) y prometió auditorías de derechos humanos para los contratos municipales.
"Lejos de descalificarlo, estas posiciones le ayudaron a ganar. Su coalición –neoyorquinos de clase trabajadora, comunidades musulmanas y árabes, judíos progresistas y jóvenes organizadores de izquierda– convirtió a Palestina en un eje moral de la política urbana. Su campaña convirtió Gaza no en un conflicto lejano, sino en un espejo de la desigualdad sistémica. Ese fue el momento en que se derrumbó el antiguo "consenso proisraelí". La lógica que antes regía la política de Nueva York –que criticar a Israel era un suicidio político– ya no se aplicaba. El electorado había cambiado, y la postura sin complejos de Mamdani puso de manifiesto lo obsoleta que se había vuelto esa ortodoxia.
"El cambio moral que sustenta el ascenso de Mamdani es tanto generacional como ideológico. Las encuestas de IMEU revelan que los estadounidenses menores de 35 años simpatizan ahora más con los palestinos que con Israel, lo que supone un cambio radical con respecto a décadas de opinión pública. Las razones son estructurales: omnipresencia de las redes sociales, visualización del sufrimiento de Gaza en tiempo real y agotamiento moral ante guerras interminables. Para los votantes más jóvenes, especialmente los universitarios, Palestina se ha convertido en una prueba de autenticidad, una línea moral que divide a los políticamente valientes de los cómplices. La victoria de Mamdani refleja esa nueva realidad: no ganó a pesar de su postura sobre Gaza, sino gracias a ella.
"Para los partidarios de Israel en Estados Unidos, esta fractura generacional es motivo de alarma. Think tanks como el Instituto Israelí de Estudios de Seguridad Nacional (INSS) han advertido que la erosión del apoyo entre los jóvenes estadounidenses supone una amenaza estratégica a largo plazo. El peligro, señalan, no está en perder unas elecciones, sino en perder la legitimidad moral, la base sobre la que se sustenta la influencia diplomática para mantener la impunidad de Israel. La victoria de Mamdani pone de manifiesto precisamente ese riesgo.
"La reacción de la población judía de Nueva York ilustra lo profundamente que está cambiando la cultura política de la ciudad. La opinión judía ya no es monolítica. Algunos vieron la victoria de Mamdani como una traición, un respaldo a una retórica que equiparan con el antisemitismo. Otros, en particular los judíos más jóvenes y progresistas, interpretaron su éxito como parte de un ajuste de cuentas necesario: una oportunidad para separar la identidad judía de la ideología estatal.
"Su campaña forzó un debate largamente pospuesto sobre si la oposición al sionismo constituye hostilidad hacia los judíos o si, por el contrario, podría representar una defensa de la ética judía frente a la violencia sionista llevada a cabo en su nombre. Este debate no se limita a Nueva York, sino que resuena en Londres, Berlín, Toronto y Sídney, mientras las comunidades judías de todo el mundo luchan por conciliar la solidaridad, la seguridad y la disidencia. El hecho de que este debate se desarrollara en el corazón de lo que antes se llamaba la "segunda ciudad sionista" marca una ruptura histórica. Sugiere que el consenso sionista ya no define la vida pública judía en la metrópolis más influyente de Estados Unidos.
"El consenso sionista ya no define la vida pública judía en la metrópolis más influyente de EEUU
"Aún se están midiendo las repercusiones de la elección de Mamdani, pero la dirección del movimiento es clara. Su promesa pública de arrestar a Benjamin Netanyahu si el líder israelí pone un pie en Nueva York –una declaración que antes era impensable en la política estadounidense– cristaliza una revuelta moral generacional. Lo que antes se descartaba como activismo performativo se ha convertido en una expresión creíble de la ética pública: que el poder, incluso cuando se alía con Estados Unidos, debe rendir cuentas ante la ley. Esto es lo que realmente alarma a los defensores de Israel. No es el riesgo literal de que Netanyahu sea detenido en el aeropuerto JFK, sino la pérdida de la inmunidad cultural, la menguante suposición de que los líderes, donantes y grupos de presión israelíes siempre serán recibidos como dignatarios intocables. El Nueva York de Mamdani ha perforado ese aura. El lobby sionista, durante mucho tiempo guardián del discurso aceptable en la ciudad, ya no tiene poder de veto sobre el futuro político. Su influencia no ha desaparecido, pero sí su autoridad moral.
"Ese cambio afecta al núcleo de lo que ha sostenido la impunidad de Israel durante décadas. Durante años, las capitales occidentales proporcionaron una cobertura política, militar y cultural incondicional, protegiendo a Israel de la rendición de cuentas en nombre de los valores democráticos compartidos. Al tratar las críticas como un tabú, transformaron la impunidad en política. La victoria de Mamdani desafía esa estructura desde el corazón del sistema occidental. Su postura sugiere que la justicia para Palestina ya no es una posición marginal o "radical", sino una corriente moral emergente.
"Palestina, que antes era un tema tabú en la vida electoral, se ha convertido en un espejo a través del cual los ciudadanos miden la integridad de sus gobiernos. Al basar la cuestión en la gobernanza municipal –presupuestos, asociaciones y policía–, Mamdani ha demostrado que la solidaridad con Palestina puede ser no solo simbólica, sino también estructural. En efecto, Nueva York ya no es el mismo refugio para los sionistas y esto supone una sonora bofetada al lobby sionista. Las implicaciones se extenderán a Londres, París y Toronto, ciudades donde los electores más jóvenes y multiétnicos exigen que la coherencia moral sustituya al excepcionalismo como medida de la democracia. Ya se observan cambios similares en Europa: en Madrid, la etapa final de la Vuelta a España 2025 tuvo que suspenderse después de que manifestantes propalestinos bloquearan la ruta, en respuesta a la participación de un equipo israelí, lo que indica un rechazo cívico más amplio a normalizar la ocupación o separar el deporte de la responsabilidad moral.
"Aún no se sabe si esta evolución podrá sobrevivir a las crisis económicas, las crisis de seguridad o la oposición de Washington. Pero hay un hecho que ya es seguro: un joven alcalde socialista y musulmán ha convertido a Palestina en parte del vocabulario del poder. Al hacerlo, Zohran Mamdani no solo ha ganado unas elecciones, sino que ha redefinido las coordenadas morales a través de las cuales Occidente se entiende a sí mismo.
"La victoria de Mamdani refuerza una tendencia que ha ido remodelando silenciosamente la gobernanza mundial: las grandes ciudades se están convirtiendo en actores morales por derecho propio. Cuando los gobiernos nacionales se ven limitados por alianzas militares o redes de presión, los alcaldes y los ayuntamientos pueden actuar como pioneros en la adopción de políticas éticas. El resultado es un mosaico de iniciativas locales –normas de contratación pública, asociaciones culturales, reconocimientos simbólicos– que, en conjunto, influyen en la distribución de la legitimidad en los asuntos internacionales.
"El cambio de Nueva York tiene un peso especial debido a su centralidad económica y cultural. La ciudad acoge a las Naciones Unidas, a las principales instituciones financieras y a los medios de comunicación más influyentes del mundo. Un alcalde que cuestiona la política israelí no cambia los paquetes de ayuda de Washington, pero ayuda a redefinir los límites del discurso aceptable. Cuando los inversores, los artistas y las universidades siguen el ejemplo del clima moral de la ciudad, el panorama diplomático comienza a cambiar indirectamente.
"El cambio de Nueva York tiene un peso especial debido a su centralidad económica y cultural
"Esto recuerda a la forma en que las ciudades europeas y latinoamericanas influyeron en la opinión mundial sobre el apartheid en Sudáfrica hace décadas. Entonces, como ahora, las palancas formales de la política exterior permanecieron en manos nacionales, pero la narrativa del poder blando cambió gracias a la presión local. La Nueva York de Mamdani recrea esa dinámica en la era digital.
"Si la crisis financiera posterior a 2008 revitalizó la política basada en las clases, la invasión sionista de Gaza 2023-2025 ha dado a la izquierda global un faro moral. Los movimientos que se habían fragmentado en torno a la identidad, el trabajo y el clima encontraron la unidad en un vocabulario antiimperialista que vinculaba el militarismo en el extranjero con la desigualdad en el país. El ascenso de Mamdani demuestra cómo esa síntesis puede pasar de las calles al poder. Su campaña tradujo la ética de la resistencia –justicia en materia de vivienda, antimilitarismo, antirracismo– en gobernanza municipal. Para la izquierda internacional, esto marca un punto de inflexión: la prueba de que un político puede condenar la violencia del Estado israelí, apoyar los boicots y seguir ganando en una metrópolis compleja y multiétnica.
"Esa prueba de concepto animará a los progresistas de otros lugares a hablar más abiertamente sobre Palestina sin temor a la aniquilación electoral. Y el tono pragmático de Mamdani –claridad moral unida al diálogo– ofrece un modelo de cómo los líderes de izquierda pueden navegar por sociedades pluralistas. Su insistencia en describir Gaza como un genocidio, al tiempo que desalienta la retórica incendiaria, señala una nueva gramática política para la izquierda: una basada en el coraje, pero disciplinada por la inclusión.
"Cuando Donald Trump le dijo a Bob Woodward en 1989 que "el mundo cambia" y que solo un "imbécil" predice el futuro, hablaba como un hombre de negocios que advertía contra el exceso de confianza. Sin embargo, sus palabras ahora resuenan como una profecía involuntaria. El mundo cambia, y no siempre en la dirección que esperan sus arquitectos. La misma ciudad que en su día reflejó el triunfo del capitalismo global y el temor al radicalismo islámico se ha convertido, gracias a Zohran Mamdani, en un símbolo del cambio moral. El nuevo alcalde de Nueva York encarna el futuro político que Trump nunca habría podido imaginar: un mundo en el que los hijos de aquellos que fueron demonizados tras el 11-S lideran ahora la lucha por redefinir la democracia, la justicia y la responsabilidad" (Ver https://ctxt.es/es/20251101/Firmas/50942/Mahmoud-Mushtaha-victoria-mamdani-nueva-york-sionismo-genocidio-gaza.htm )
Así naufraga el USS Gerald R. Ford (CVN-78), que queda convertido en un verdadero tigre de papel.
Nota. Agreguemos la derrota propinada por el pueblo de Ecuador al ultraderechista Noboa y al Comando sur imperialista empeñado en instalar nuevas bases militares en ese país y de paso un régimen reaccionario a la manera como lo proyecta el fascismo global.