Los cubanos embargados como están quieren ser libres: ¡Uh! ¡Ah! -¡libertad, libertad!

Una ráfaga de viento, nada huracanado, ha llegado a la isla de Cuba que, los cubanos como indispuestos por una insólita fiebre no por cuchucientos de años algo resignados pensando en positivo, pero acosados de cansones martirios, lo más seguro, estirándose muy mal con colas por escasez, vigilados, y quizás con cuánto hay para eso en plena revolución con pandemia, ahora les dio por ser libres sin Fidel ni el Che Guevara, porque eso de estudiar tantos años para ser médico y poder salir de bata blanca de la isla a curar pacientes o hacer lo posible, no les resuelve su estándar de pasantías ni de fantasías de vivir más y mejor estando tan cerca del sueño americano que, el de ellos que, con irse a ducharse a ser felices viviendo en la Florida para después enviar sus remesas mensual a sus familiares, producto de su modesto y oportuno trabajo que lo está esperando en Miami que, él o ellos explotarán sin ser explotados ni esclavizados jamás que, lo importante y humanamente saludable es trabajar y después vendrán los disfrutes, pero a Cuba más nunca, y a qué, si los Estados Unidos será su madre patria como el sueño de sus sueños, y se sembrará de orgullo y vanidad en la Florida en la que, no le quedará tiempo ni de pensar ni de visitar otro estado dentro de los Estados Unidos como pudieran ser sus deseos de atracción.

Y lo más seguro que su exquisita vida le permitirá quizás ser otro individuo, más inteligente, fantasear como jamás lo podría hacer en su isla, porque el cambio es tan favorable a su persona que, querrá consumir droga de la buena como quiera, chupada, masticada, untada, olfateada, tragada y su cambio de estatus será otro y maldecirá con fuerza bruta y arrepentimiento el furtivo placer de no haber salido antes de Cuba y, de lo que se estaba perdiendo pues, tendrá sexo a la hora que quiera y como lo quiera y con quien quiera con toda libertad y a todo vapor en su paraíso vivencial de gastar lo que quiera y si le gusta las buenas bebidas se sentirá como un magnate que disfruta de su poder económico que, le da el dólar de tener todo a su alcance, drogas, mujeres, sexo, y más que todo ese mundillo soñado que entre más quiera más tiene y, se comportará como el don nadie que es, pero americano de verdad y, si se mete en la política, lo más seguro que llegará a senador de su estado que le permitirá y le dará fuerza de opinar y decir que Cuba debe seguir siendo embargada como el castigo que se merece por no ser libre al estar bajo el dominio comunista no de Fidel, sino de la misma dictadura.

Y lo más seguro que se vestirá como quiera, porque se forrará de ropa de verdad, no de trapos, de trapos cubanos que asco, solo el pensarlo le repugnará pues sus pantalones estarán a la moda, la moda americana la gran moda, sentirse grande, importante, lo que se dice un cubano inflado, disfrutando de su tiempo perdido por exigencias ajenas, ahora idolatrado de vivir en verdadera democracia, aunque su color ciegue de rabia cortante a los blancos gringos y, él sin ojos azules, pero con la fuerza y la disposición voluntaria de ser otro, no un gusano, no una cucaracha como la de esos países de Centro América que se desviven por lograr esa vida, aunque sea para sufrir pero sin miedo, atascados de coraje de estar fuera de esos chiqueros vivenciales que se traga a la gente sin disfrutar nada, donde nada existe, porque hasta la muerte se les esconde, pero los cubanos mayameros esa es otra dinastía que se envuelve día tras día de felicidad de poseer lo que quiera, automóviles, yates, jet, casas rodantes, rascacielos para sofocar los bríos internos y capitales corriendo como ríos desbocados y, si se hacen artistas del sonido o de la filmación o del cine o de la televisión o de la radio, ellos y, solo ellos en el confín de una metástasis celebre sin fin como autor o actor por delante de obnubilarse personalmente.

Por bien o por mal los cubanos en su mayoría como que quieren ser más bien libres, pero libres como lo exige el capitalismo y así conformar ese cuadro de no pertenecer a los embargados por más que la mayoría de las naciones del mundo lo soliciten en la ONU, los Estados Unidos jamás cederán, por lo que queda es pedir libertad y, que los medios hagan su trabajo de más de lo mismo año tras año y, el pueblo de Cuba que sufra que esa vaina de ser cubano como que no es buena para otros, a no ser que... se pongan patasparriba que lo más seguro que no. Por lo que seguirán castigados hasta que la Casa Blanca lo quiera y, sino a fabricar balsas o lo que flote en el mar que allá voy y se irán...



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Esteban Rojas


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