El peligroso alineamiento de fuerzas en el tablero mundial

El centro de gravedad de la economía y el poder mundial se ha movido de regreso desde el Atlántico Norte a Asia, el breve momento pretendidamente unipolar de hegemonía absoluta e incontestable ya pasó, signos claros de ello están representados por el resurgir de Rusia como actor de primerísimo orden en el escenario mundial, y el florecimiento de China como la gran superpotencia del siglo XXI; además de la emergencia de poderes regionales y procesos políticos que apuestan por la soberanía y autodeterminación sin someterse al vasallaje o al dominio absoluto del poder estadounidense, sus aliados, y los poderes transnacionales del norte global y el occidente colectivo.

Sin embargo las elites detrás del poder se encuentran en estado de negación frente a estos cambios estructurales de la historia mundial, y se aferran con uñas y dientes al status hegemónico global; ahora que Biden muestra sus verdaderas intenciones, queda demostrado que la agresiva política exterior de EEUU no era producto de la locura megalómana de Trump sino una versión ligeramente diferente de la excepcionalidad estadounidense y su determinación a dominar el mundo; de hecho la administración Biden va más alláˋen agresividad en las relaciones internacionales, obliga a sus aliados vasallos a alinearse incondicionalmente con sus lineamientos, empuja a los estados que históricamente han apostado al equilibrio geopolítico en sus relaciones internacionales a tomar partido en forma definitiva aun en contra de sus intereses nacionales, todo lo cual obliga a las naciones que se ven atacadas y cercadas, por las medidas de máxima presión estadounidenses, a comenzar a estrechar y formalizar alianzas estratégicas que, sobre la base de la integración económica, se expanden a la cooperación en materia de seguridad y defensa, constituyendo de esta forma un frente común de resistencia cada vez más claro y definido.

Las piezas toman posición en el tablero mundial, por un lado los estados unidos alinean bajo su mando a las fuerzas del "occidente colectivo", que bajo el disfraz de la defensa del mal llamado "mundo libre" oculta la intención de hacer lo que sea necesario para garantizar la continuidad del sistema mundo moderno / colonial / capitalista / globalista y neoliberal controlado por las elites trasnacionales que concentran la riqueza mundial en muy pocas manos; sistema regentado formalmente por los Estados Unidos y su poderosa maquinaria industrial / militar; el núcleo fiel y fuerte de esa agrupación de fuerzas lo representa la anglósfera, con Estados Unidos a la cabeza, secundado por el reino unido, y seguido por los súbditos de Canadá, Australia y Nueva Zelanda, agrupadas en los 5 ojos para espiar a China; además del estado sionista de Israel, creado específicamente para cumplir con esos fines en Asia occidental, junto a las monarquías del golfo pérsico convenientemente alineadas en función de los intereses de sus propias elites; luego están los vasallos tributarios, perdedores de la segunda guerra mundial, o "rescatados" después de la misma con el plan Marshall; así tenemos a los europeos convenientemente agrupados y sometidos en la OTAN posicionada contra Rusia, y por otra parte al Japón derrotado y ocupado, la Corea del sur "protegida" de la amenaza del norte, y la Taiwán separatista de China; mención aparte para India, tradicionalmente no alineada formalmente con ninguno de los grandes bloques de poder, que ahora debido a sus históricas diferencias con la cada vez más poderosa vecina China, y a la inclinación pro occidental del actual partido de gobierno, se ve incluida en el Quad, una coalición militar naval creada para contener el creciente poderío chino. En América Latina Colombia y los demás gobiernos de extrema derecha agrupados en el grupo de Lima hacen el trabajo sucio contra los llamados estados rebeldes de lo que EEUU considera su patio trasero en función de su doctrina Monroe.

Ante la obvia alineación de las fichas del lado estadounidense: Anglosfera / Sionismo / OTAN / QUAD, aderezadas con medidas económicas unilaterales, competencia desleal en el mercado de armas (CAATSA), saboteo del control de armas estratégicas (Abandono de INF y cielos abiertos), y campañas mediáticas de descredito contra los que considera sus adversarios estratégicos, estos últimos, manteniendo su soberanía y autodeterminación, comienzan a acercarse cada vez más, y a formalizar alianzas, procesos de integración estratégica, destinados ya no sólo a resistir y defenderse sino a tomar la iniciativa y confrontar los ataques multidimensionales de EEUU.

Recientemente China y Rusia han estrechado su cooperación e integración económica y estratégica, tomando medidas para reducir su dependencia del dólar y mejorar la capacidad de alerta y defensa antimisiles de China con el apoyo de los rusos; no obstante, las formas en que este mayor acercamiento ruso/chino se manifieste aún está por verse, pero no hay que olvidar que ninguna de las 2 potencias descarta la idea de concretar una alianza formal militar para la defensa mutua, la muy reciente visita de Lavrov a China apunta en esta dirección. Una alianza militar entre sus más poderosos adversarios constituye una auténtica pesadilla para Estados Unidos y sus aliados por cuánto ambas potencias podrían aprovechar sus fortalezas para superar sus debilidades; así la imponente industria de construcción naval china puede solventar la debilidad de la flota de superficie rusa, y las capacidades superiores de Rusia en materia nuclear complementar las defensas estratégicas del gigante asiático. Por ahora han aumentado los ejercicios conjuntos, y los vuelos de patrullaje coordinados entre ambas fuerzas aéreas en el pacífico. Detrás del temor de Estados Unidos a esta potencial alianza militar están dos verdades incómodas e indiscutibles: China es la única potencia capaz de desafiar la hegemonía estadounidense en la economía mundial, en tanto que, Rusia representa la única amenaza real a la existencia misma de EEUU como estado.

Por otro lado tanto Rusia como China aumentan su cooperación e integración con Irán; los primeros acaban de firmar un multimillonario acuerdo a 25 años que permitirá el mayor desarrollo de la República islámica y el suministro seguro de petróleo al gigante asiático; los rusos por su parte ratifican su alianza con los persas en Siria, y por extensión, en toda la región de Asia occidental. De igual forma es prácticamente un hecho, que levantado el embargo de armas en octubre pasado, ambas potencias se conviertan en proveedores claves para el fortalecimiento de las capacidades defensivas iraníes. No hay que olvidar las relaciones estratégicas de los chinos con Pakistán y Corea del norte, ni el renovado acercamiento entre rusos y bielorrusos, a raíz del intento de Maidán contra este último país luego de las recientes elecciones presidenciales.

Es cierto que aún no se puede hablar concretamente de un sólido bloque de defensa posicionado frente al occidente colectivo, sobre todo porque ninguno de estos estados aceptaría una alianza vertical bajo el dominio absoluto de una de las partes, al estilo de la relación de EEUU con sus aliados vasallos, sin embargo la asfixiante presión de la agresiva política exterior de un Estados Unidos que se aferra a su hegemonía decadente podría forzar a un frente común, no sólo económico y político, sino también militar, colocando a la humanidad ante el riesgo eminente de una confrontación con terribles consecuencias para todos a escala planetaria.



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Oswaldo Espinoza

Pltgo. MSc. Docente/investigador UBV-CEPEC. Investigador asociado del CIM.

 oswaldoespin@gmail.com

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