El Comité nacional del paro que conforman las centrales obreras, Fecode y otras organizaciones populares ha convocado un cese indefinido para el próximo 25 de marzo con el fin de presionar la negociación del Pliego de peticiones de los 104 puntos que cuestionan el modelo neoliberal y la brutal violación de los derechos humanos expresada en el asesinato sistemático de los líderes sociales. Otras organizaciones agrarias asociadas con el partido de Timochenko (ex Farc) también están invitando a dicha movilización social.
En Colombia existe la tentación por asimilar las protestas del pasado 21 de noviembre con la potente explosión social chilena que estallo el 18 de octubre pasado y su continuidad e impacto en una eventual reorganización del régimen político mediante un plebiscito y una Asamblea Constituyente que elimine la Carta política de Pinochet.
Con ser la más grande movilización social registrada en 45 años, las protestas del 21 de noviembre han mostrado cierta limitación en su potencia y capacidad transformadora del modelo neoliberal y del régimen de dominación de la ultraderecha fascista.
En enero se impulsaron algunas movilizaciones pensando que la gente recobraría la presencia multitudinaria en las calles y plazas exigiendo respuestas a las demandas formuladas. Pero tal cosa no se dio y a los pocos días estallo una aguda división en las cúpulas que convocan los paros. El Comité del Paro se vio enfrentado a un conjunto de organizaciones agrarias que están bajo la influencia de seguidores de Timochenko (Fensuagro, Anzor, Ascamcat y Cumbre agraria), lastradas por los negociados para levantar los paros agrarios del 2014, que fueron utilizadas para sacar provecho personal por sus principales directivos, afanados en el lucro y enriquecimiento personal sin importar los derechos de miles de campesinos que fueron engañados como también lo está demostrando la espantosa ruta de claudicación, corrupción, cinismo y conciliación con el neoliberalismo y el uribismo del partido de la Rosa (ex Farc).
Fecode adelanto una importante movilización en febrero para denunciar el asesinato de educadores y líderes sociales.
Pero el ambiente para el paro del 25 de marzo no es el más propicio y lo que puede ocurrir es un estruendoso fracaso en perjuicio de las demandas populares.
En mi opinión la diversidad de intereses políticos, la división y el clima de violencia alimentado por el gobierno puede dar al traste con los propósitos del Paro indefinido que no tiene ningún soporte en el tejido social del movimiento popular.
Es muy probable que lo que ocurra de aquí a esa fecha sean movilizaciones sectoriales de los ambientalistas santandereanos y de algunos colectivos femeninos.
Lo que no quiere decir que la crisis del gobierno de Duque esté resuelta no obstante la reciente reorganización del gabinete ministerial para dar cabida al impopular Vargas Lleras y a ciertos conversos del santísimo.
Los escándalos en curso por la financiación criminal de la campaña presidencial de Duque que llevo a la compra de millones de votos y la mediocridad de la gestión gubernamental detonaran nuevos escenarios de crisis que incidirán en la parálisis del gobierno y en una eventual destitución del actual Jefe de la Casa de Nariño como consecuencia de las denuncias hechas por la ex senadora Aida Merlano y por las investigaciones sobre la financiación mafiosa de la campaña electoral de Duque y Uribe.