La “tormenta perfecta”: agentes de guerra biológica y cambio climático

Existen alrededor del mundo varias instalaciones civiles y militares dedicadas a la investigación médica que mantienen existencias almacenadas de peligrosos virus y bacterias patógenas para la investigación o desarrollo clandestino de armamento para la guerra bacteriológica o ambos, que cuentan con oportunos pronósticos en torno a que el cambio climático ocasionado por el hombre podría resultar en la creación de un ambiente propicio para virus peligrosos tanto para seres humanos como para animales, con virus mutantes saltando de una especie a otra causando así una pandemia. La aparición del coronavirus en Wuhan, China ya ha causado dramáticas consecuencias.

El estallido del mortífero y novedoso coronavirus 2019-nCoV, según la designación oficial de la Organización Mundial de la Salud, OMS para el coronavirus de Wuhan, no pudo haber llegado en peor momento al continente asiático. El virus comenzó a extenderse al inicio del Año Nuevo Budista Lunar, feriado que se celebra en toda Asia, enfatizado por un gran aumento en el transporte aéreo, ferroviario, vehículos motorizados y otros medios relacionados con visitas familiares y vacacionistas. Grandes pérdidas han sido experimentadas por los sectores del vestuario, los viajes y el turismo debido a la diseminación del coronavirus.

Aunque existe una variedad de coronavirus es solo el tercero conocido que se desplaza de animales a humanos, proceso conocido como zoonosis. En el año 2003 un coronavirus en gatos civetas, tijones y perros se extendió a humanos en China, lo cual produjo un rápido contagio mundial causando un grave y agudo síndrome respiratorio (SARS sigla en inglés) extendiéndose en más de 32 países causando más de 800 muertos como el actual coronavirus, lo cual causó un grave impacto en los transportes públicos y un impacto económico negativo temporal en China y otros países asiáticos. Un aspecto alarmante es que el coronavirus de Wuhan se ha extendido más rápidamente que el SARS.

En el año 2012 la segunda especie conocida como especie saltadora de coronavirus también conocida en el Medio Oriente como síndrome respiratorio (MERS sigla en inglés) se lo rastreó hasta el murciélago egipcio de las tumbas, no obstante, fueron los camellos los que sirvieron como puente para que el virus infectara a seres humanos, habiendo el virus permanecido latente durante más de veinte años. El primer caso de MERS del que se tuvo noticia fue en Arabia Saudita y se extendió rápidamente por el Medio Oriente y más allá.

El nuevo y actual coronavirus ha sido relacionado con exóticas carnes animales de venta en los mercados alimenticios de Wuhan que se especializan en mariscos, pero que aparentemente también venden carnes de perro, ciervo, visón, culebra y murciélago.

Otros patógenos como el de la influenza H5N1 y el virus del Ébola germinaron en huéspedes animales antes de desplazarse hacia los humanos. Con el aumento de las temperaturas del aire y de los mares del mundo, nuestro planeta está produciendo nuevos virus además de otros agentes patógenos en una inmensa bandeja la cual permite las inevitables mutaciones y la virulencia. La Organización Mundial de la Salud se ha referido al aumento de la precipitación de lluvias y la elevada humedad como factores que contribuyen a la aparición de nuevas enfermedades infecciosas.

Los seres humanos y también otras especies, no solamente enfrentan el peligro del cambio climático el cual estimula el florecimiento de virus y de ahí la amenaza de algunos patógenos extremadamente peligrosos, incluyendo los coronavirus los cuales están guardados en laboratorios a Nivel 4 de Bío Diversidad (/BSL/-4) alrededor del mundo, los cuales accidentalmente podrían encontrar ambientes propicios y nutritivos. Con semejantes liberaciones no intencionales de letales agentes de guerra bacteriológica, los factores sociales y climáticos permitirían que gérmenes como el coronavirus infecten a gran cantidad de seres humanos y animales.

Estados Unidos junto con Gran Bretaña y la Unión Soviética, firmó la Convención para la Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armamento Bacteriológico y Tóxico y y su consecuente destrucción "(BWC)". Toda evidencia sugiere que la CIA solamente traspasó sus programas de guerra bacteriológica al Instituto Médico de Investigaciones de Enfermedades Infecciosas del Ejército norteamericano (USAMRIID sigla en inglés) ubicado en Fort Detrick en Maryland lugar donde la investigación sobre guerra bacteriológica se lleva a efecto bajo la cobertura de la contraparte británica de Fort Detrick es la Agencia de Evaluación e Investigación para la Defensa en Porton Down, Wiltshire, Inglaterra.

La Academia de Ciencias de China opera el único laboratorio de investigación conocido de China el BSL-4 coincidentemente o no está ubicado en el Laboratorio de Bioseguridad Nacional en la misma ciudad Wuhan donde apareció el nuevo coronavirus por primera vez.

El día 16 de octubre del 2014 el presidente Barack Obama ordenó la suspensión del financiamiento federal para riesgosas investigaciones estatales que experimentaban con peligrosos agentes infecciosos haciéndolos aún más letales. El momento del anuncio de la Casa Blanca fue un tanto extraño considerando el hecho que se estaba informando alrededor de esa misma fecha que una "nueva" cepa del H1N1 de influenza porcina fue el producto de haber resucitado el mortal virus de influenza española del año 1918 a partir del ADN extraído por científicos que trabajaban para el Instituto de Patología del ejército norteamericano en Rockville, Maryland quienes extrajeron del cadáver de una adolescente Inuit quien, falleció víctima de esa enfermedad el año 1918 durante la mortal pandemia mundial de influenza española.

Se informó que los científicos financiados por el gobierno norteamericano tuvieron éxito al combinar el resurrecto ADN de influenza española con otros virus, incluyendo el de influenza porcina e influenza aviar. La orden de la Casa Blanca de fecha octubre del 2014 le pidió a los científicos que investigaban las influenzas SARS y MERS (Síndrome Respiratorio del Medio Oriente) y otros coronavirus tales como el virus de Hong Kong y el de Nueva Haven para que "voluntariamente" suspendieran toda investigación en curso hasta ese momento. Se desconoce cuán familiarizado estaba el presidente Obama con el trabajo que realizaban el USAMRIID, la Universidad de Wisconsin-Madison, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC sigla en inglés) y los Institutos Nacionales de la Salud (NIH sigla en inglés) y si se dio cuenta que la Convención sobre la Guerra Bacteriológica de 1972 estaba siendo sistemáticamente violada. Además de la influenza HIN1 los científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison estaban investigando la manera de hacer que el virus de la influenza aviar H5N1 fuera capaz de "saltar de una especie a otra" como ser de hurones a seres humanos.

Con un ambiente global que facilita la incubación y la expansión de peligrosos patógenos, el tipo de moratoria implantada por Obama sobre la producción de virus más peligrosos debería convertirse en un paro global de tales investigaciones. Existe la posibilidad de un escape accidental de agentes biológicos. La historia de Estados Unidos voluntariamente sometiendo a poblaciones a peligrosas substancias y gérmenes es particularmente abismante. Existe también el creciente problema de la resistencia antimicrobiana con el ambiente desempeñando un rol en la capacidad de ciertas bacterias, virus y parásitos para hacerse más resistentes a los tratamientos con antibióticos, antivirales y antimalaria.

El gobierno de Estados Unidos, con la sospecha de participación de la CIA, estuvo sometiendo a afro-americanos inyectándolos con sífilis alrededor del año 1972. El Servicio de Salubridad Pública de Estados Unidos forzosamente realizó la operación de inyectar sífilis en coordinación con el Instituto Tuskagee de Alabama. La Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos y una vez más con la sospecha de participación de la CIA sometió a civiles norteamericanos y a personal militar incluyendo a la población del Atolón de Bikini en las Islas Marshall como también a ciudadanos australianos a experimentos radioactivos como parte del Proyecto SHUNSHINE y GABRIEL.

Con la posibilidad que el mundo pudiera ser amenazado por una pandemia de coronavirus desarrollados por el hombre u otros virus apareciendo de manera natural, resulta reconfortante reconocer que el gobierno de Donald Trump eliminó la instancia del Consejo de Seguridad Nacional, cargo responsable de enfrentar el estallido de una pandemia. En el mes de mayo del 2018 el Almirante Timothy Ziemer y su equipo fueron despedidos dejando al Consejo Nacional de Seguridad sin expertos para enfrentar la posibilidad del estallido de una pandemia o de un ataque bioterrorista. De igual manera, Trump tomó el hacha presupuestaria contra los Centros de Control de Epidemias y los Institutos Nacionales de Salud, privando a Estados Unidos de la infraestructura que se necesita para enfrentar una emergencia pandémica. En combinación con una política de gobierno que es en esencia anti científica, Estados Unidos que alguna vez actuó de manera proactiva en estallidos de peligrosas enfermedades en África y en otras partes, actualmente se encuentra en una posición débil y totalmente reactiva para enfrentar emergencias tales como el cambio climático cosa que permite la aparición de agentes patógenos aún más letales que se desarrollan y se extienden.

Traducción Sergio R. Anacona

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Wayne Madsen

Escritor. Especializado en Asuntos Internacionales


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