Quién es el Canciller Yanqui Mike Pompeo

El Secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, afirmó,
repitiendo a su jefe, el Presidente Donald Trump, que lo sucedido en
Bolivia no fue un golpe militar sino una "expresión de la voluntad del
pueblo".

Del oligarca presidente yanqui podría esperarse algo así, pero
sorprende que su Secretario de Estado, que ha desempeñado otros cargos
de alta responsabilidad en varios regímenes de Estados Unidos, no
hubiera buscado una variante más aceptable para evitar entrar en
contradicción con su jefe sin incurrir en una falta de respeto tan
flagrante con la ciudadanía estadounidense y la opinión internacional
como la de negar que lo recién ocurrido en Bolivia fuera un clásico
golpe de Estado (de los más burdos, además).

Desconocer que la brutal represión emprendida por el ejército y la
policía de la nación boliviana contra su pueblo desarmado, califica
como un brutal golpe de Estado es tapar el sol con un dedo y una
desvergüenza.

Pompeo fue designado canciller, básicamente, por sus estrechos
vínculos con la comunidad de inteligencia respecto al objetivo
estratégico de hacer del Departamento de Estado una dócil dependencia
de ésta y sucursal de la CIA. En el caso del golpe en Bolivia, por
ejemplo, EEUU solicitaba que las embajadas de los países que ellos
controlan plantearan las quejas formales por un supuesto fraude en las
elecciones, para hacerlas más creíbles y verosímiles que si lo hiciera
aisladamente Estados Unidos, que se centraba en documentar supuestas
irregularidades de la agencia del gobierno que regía el proceso
electoral, que sirvieran para denunciar un hipotético fraude mientras
su testaferro Mike Pompeo, jugaba el papel de director de orquesta
aplaudiendo a los golpistas.

No es de extrañar que Pompeo alabara la salida de los más de 700
médicos y técnicos cubanos de la salud que prestaban sus servicios en
Bolivia y declarara en rueda de prensa que la "expulsión de cientos de
funcionarios cubanos de su país fue la decisión correcta y añadiera
que Cuba "no estaba enviando funcionarios y médicos a Bolivia para
ayudar a los bolivianos, sino que era para apoyar al "régimen" de Evo
Morales.

Estados Unidos había desatado durante los últimos meses una feroz
campaña de mentiras sobre el carácter de las misiones solidarias de
salud de Cuba en diversos países del mundo, con el objetivo de enlodar
una de las áreas de más prestigio internacional de la revolución
cubana. Mark Weisbrot, codirector del Center for Economic and Policy
and Research (CEPR), comentó que lo ocurrido fue un golpe militar que
no podría haber sido viable sin apoyo de Washington y la OEA,
acompañada por una acusación de fraude electoral sobre la que no
tienen, ni existe, evidencia alguna. Es obvio, consintió Weisbrot, que
la CIA apoyó este golpe, al igual que lo hizo en ese mismo país en los
años 1952, 1964, 1970 y 1980 la propia agencia.

Se sabe que, por más de una década, la embajada de Estados Unidos en
La Paz tenía dos planes: el Plan A, el golpe de Estado y Plan B, el
asesinato de Morales. Ambas constituyen violaciones graves de la Carta
de Naciones Unidas y demás obligaciones Internacionales".

Todas las fuentes y evidencias señalan que fue la mano de la tenebrosa
CIA, representada por Mike Pompeo, la que movió los hilos de esta
nueva conjura contra la democracia en América Latina.

Desde los servicios secretos estadounidenses se suele describir a
Pompeo como el más leal seguidor de Donald Trump, a quien defendió en
numerosas ocasiones frente a las críticas. Se asegura que este
siniestro personaje se ganó el favor del presidente brindando desde la
CIA los informes presidenciales diarios de seguridad nacional que más
complacían al mandatario.

Nacido y educado en el sur de California, Pompeo se graduó en la
academia militar de West Point en 1986, especializándose en
ingeniería. Hizo el servicio militar durante cinco años (nunca en
combate) y luego ingresó en la facultad de Derecho de Harvard. Más
tarde fundó una empresa de ingeniería en Wichita, Kansas, con apoyo
financiero de los hermanos Charles y David Koch, multimillonarios
petroleros afiliados al Partido Republicano, cada uno de ellos con una
fortuna por encima de los $40.000 millones.

La influencia electoral de los hermanos Koch está igualmente bien
documentada. Su red político-empresarial ha ayudado a financiar el Tea
Party y al Partido Republicano actual. Los Koch también apoyaron la
exitosa campaña de Trump para entrar al Congreso en 2010 y la
legislación que él promovió sobre la energía durante los primeros años
en la Cámara baja.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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