El principal artífice del deterioro y la profunda crisis de las relaciones diplomáticas y comerciales entre el Estado colombiano y el de Venezuela que preside Nicolás Maduro es el actual inquilino de la Casa de Nariño, el señor Santos. En eso no tiene diferencias con su supuesto principal contradictor, el ex presidente Uribe Vélez. Los dos son enemigos jurados de la revolución bolivariana y aliados carnales de la ultra derecha venezolana con sus planes golpistas violentos que financia el imperio gringo de Trump.
La revolución venezolana es la peor pesadilla para este bloque oligárquico que acude a los más diversos instrumentos para sofocar las grandes transformaciones populares que han convertido a la patria de Bolívar en el principal actor de las corrientes transformadoras de América Latina.
Santos y Uribe hicieron de Colombia la principal plataforma bélica del comando sur norteamericano, con siete poderosas bases militares y amplias redes paramilitares en la frontera, para aplastar el gobierno del Presidente Nicolás Maduro quien con toda certeza será reelegido en las votaciones convocadas para la última semana de mayo del año en curso.
Desde Bogotá y la Casa de Nariño ruedan varios dispositivos de la guerra contra revolucionaria anti venezolana.
La más reciente injerencia santista esta condimentada con la cháchara de Tercera vía promovida por la elite bogotana para descalificar el alcance democrático y popular de las medidas que prepara la Asamblea constituyente para profundizar el poder comunal.
Pero, en vista del evidente desatino diplomático y político de Santos, sectores muy importantes de la elite colombiana están tomando distancia para demandar un viraje en dichas posturas.
El Coronel Julio Londoño Paredes, uno de los más reconocidos internacionalistas de Colombia e influyente estratega de la política exterior ha manifestado su desacuerdo con ese regresivo rumbo pro imperialista de Bogotá.
En efecto, en un artículo publicado en la Revista Semana que lleva por título ¿Pragmatismo con Venezuela?, plantea con toda claridad que no parece conveniente matricularse indefinidamente como gran contradictor del gobierno de Venezuela. Menos aún, cuando tenemos 2.219 kilómetros de frontera viva (Ver https://www.semana.com/opinion/articulo/julio-londono-paredes-pragmatismo-con-venezuela/566210 ).
La entrevista entre los presidentes de las dos Coreas con el anunciado desmantelamiento de la infraestructura nuclear de Pyongyang, constituye uno de los hechos políticos de mayor trascendencia en los últimos años. Hasta el punto que muchos dudan aún que "sea verdad tanta belleza", afirma Londoño.
Y sigue, es un triunfo de Moon Jae-in, el mandatario de Corea del Sur, que se negó seguir las consignas dictadas inicialmente por Trump de "mano dura" con su vecino, ya que su país, en un eventual ataque coreano-norteamericano contra Corea del Norte sería la primera víctima. Naturalmente que el éxito también se le adjudica a Trump, que en pocos días se entrevistará con su archienemigo. ¿Quién lo hubiera pensado?
Agrega, algo parecido sucedió entre los Estados Unidos y Cuba. El restablecimiento de relaciones por Obama y Raúl Castro, no se preveía. Dejó a algunos, que se habían acostumbrado a considerar a Cuba como parte del "eje del mal" y a los Estados Unidos como el líder anticastrista, sorprendidos, ofendidos y abandonados.
Agrega Londoño que tarde o temprano, tendremos que volver a aproximarnos con Caracas. De otra manera, habríamos vivido enfrentados con Venezuela. Desde la rebelión de Páez en 1830 hasta la llegada de Chávez en 1999, pasando por los gobiernos de Cipriano Castro, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, nuestras relaciones siempre han estado colmadas de altibajos similares a los de una montaña rusa, que incluso varias veces nos han colocado al borde de la guerra.
Por lo tanto, quiérase o no, recomienda, nuestras relaciones con Venezuela, en principio deben ser pragmáticas: no podemos cambiar de vecino y trasladar como por encanto a Colombia en medio de Noruega y Dinamarca. ¡Además sería "jartísimo"!
Mucho mejor, dice, nuestro lindo país colombiano, que, con todas sus angustias y problemas, tenemos que sacar adelante. ¿Si no lo hacemos nosotros, quién lo va a hacer, acaso el Sagrado Corazón?, concluye.
Bastante cuerda y sensata la posición de este destacado oficial de las Fuerzas Armadas colombianas.
Evidente el contraste con el loquero de Uribe y Santos que se la pasan apostándole con odio y amargura a una conflagración con el pueblo hermano de Venezuela.
Otro triunfo que se anota el Presidente Nicolás Maduro quien cuenta con todo nuestro apoyo para salir de la crisis promovida por USA.
Estamos bastante seguros del triunfo del Presidente Maduro en las votaciones del próximo 20 de mayo.