Premio Nobel

Nada sorprendidos por el premio nobel de la Paz a Santos, hemos recibido la noticia por los medios. Se veía venir. Ya se rumoraba por los caminos verdes que a este paladín de la libertad y la democracia se le reconocería su contribución con una causa que a más de un malintencionado le gusta identificar con la paz de Colombia. No es lo mismo paz entre FARC-EP y gobierno colombiano que Paz en Colombia.

Parece que había mucho interés en darle el premio ─a juzgar por los resultados discutibles del plebiscito─ que en alguna medida obstruye el necesario proceso hacia el fin del conflicto. Seguramente a la hora de la decisión los viejitos del Comité Noruego del Nobel tomaron en cuenta que nuestro novel premio nobel es conspicuo representante de las élites poderosas de Colombia, las misma que vienen guerreando contra el pueblo colombiano desde tiempos inmemoriales, negándoles una vida en paz y felicidad, reduciéndolos a la miseria, a las fosas comunes y la motosierra, al desplazamiento hacia otros países, entre ellos el nuestro. Seguro recordaron que gracias a Santos y en representación de los poderosos de su país, Colombia es miembro de la Alianza Pacifico –OTAN, una maquinaria global de muerte que asola la Tierra y que parece muy dispuesta a una tercera guerra mundial que podría acabar con la vida en el planeta. Es de suponer que Santos y los privilegiados de allá se sienten muy complacidos con la presencia de las bases militares emplazadas en territorio colombiano. Curiosa manera de entender la Paz tienen los burgueses y los terratenientes, y parece que es la misma paz que conciben las transnacionales mineras que desalojan de sus tierras a los campesinos con la acción del ejército regular y los paramilitares. Con todas estas consideraciones sorprende mas que no haya sido el Dr Varito quien recibiese tal distinción en vez de Santos, ya que por un lado es más popular que éste y al mismo tiempo es un defensor de la misma paz que defiende Santos. Todos sabemos cuál es esa paz.

Quizá interese saber que el mismísimo Adolfo Hitler fue nominado al premio nobel por la prestigiosa Institución, que se encarga de seleccionar a los seres más pacíficos del mundo para darles un reconocimiento en metálico y en distinciones, seguramente acordes con su estatura espiritual. Por estas razones no debe extrañarnos que, luego de la masacre de Libia con sus miles de niños asesinados, torturados y violaciones masivas de la población, Obama hubiera ya reunido los suficientes muertos, perdón, méritos, como para hacerse acreedor del apetecido galardón. En resumen, ambos merecían el premio por sus denodados esfuerzos por la paz; según el criterio de la cantidad de muertos estos premios fueron adjudicados en estricto apego a las normas.

Nota de protesta:

Seguramente será porque tienen mucho trabajo, pero el Comité Noruego fue discriminatorio a la hora de barajar los nombres para el premio. Quien sabe si se trate de una de tantas acciones para aislar a nuestro país hasta en materia de premios nobel. Aquí mismo en Venezuela, sin ir muy lejos, teníamos varios posibles candidatos tan buenos como Santos o Uribe y que habrían puesto bien en alto el nombre del suelo patrio en lo que respecta a la causa de la paz, tal y como la entienden burgueses, oligarcas, transnacionales e imperialismos. Me refiero a varios de nuestros políticos más relevantes que también luchan por la paz, como Obama (hoy decretando amenazas inusuales y extraordinarias) y, Hitler en su tiempo, descargando arrechera contra media humanidad. Me refiero a quienes han sido protagonistas directos e indirectos de las guarimbas y de las descargas de arrechera continuas que a cada rato paralizan una calle y causan una tragedia familiar. Ha habido una gran discriminación de parte del Comité Noruego del Nobel, el cual despreció a nuestro talento criollo que se había venido preparando para ser postulados para tan elegante galardón.



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Oscar Henrrique Fuenmayor Quintero

Licenciado en Educación, mención Matemática y Física, Universidad del Zulia.

 oscar.fmyor@gmail.com

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