Trincheras de Ideas

Brasil, una estrategia para retomar el poder

Finalmente la pérfida burguesía brasileña, siguiendo el plan golpista trazado por el gobierno de Barack Obama, dio un importantísimo paso en su plan por volver al neoliberalismo salvaje y logró sacar del poder a la presidenta Vilma Rousseff con argucias leguleyescas, utlizando la mayoría parlamentaria derechista en las cámaras de diputados y del senado del parlamento brasileño.

Un escenario verdaderamente grotesco, propio del surrealismo y del absurdo es lo que hemos presenciado todos estos meses de arremetida "legal" para dar un golpe de Estado contra un gobierno y una presidenta democráticamente elegida por la nada despreciable cifra de 52 millones de votantes. Diputados y senadores delincuentes, corruptos, con juicios y señalamientos específicos en los tribunales, se complotaron para darle un golpe suave a la presidenta Dilma, sacaron del fondo de un vetusto sombrero pumpá la carta del olvidado impeachment para implementar la maniobra golpista y desde allí acusarla de corrupta con la caja negra de Petrobras donde precisamente están incursos muchos de los diputados y senadores que hoy encabezan la cruzada golpista.

Aparentemente el proceso legalmente era correcto y al parecer la presidenta Dilma se dejó acorralar por el procedimiento, diciendo una y otra vez lo que todo el mundo sabe y sabía, que sus manos estaban libres de hechos de corrupción, es decir, que es una mandataria honrada y digna. Ella se defendió todo cuanto pudo, apeló a su partido y a la carismática figura de Lula Da Silva contra quien convergieron igualmente las baterías golpistas, persiguiéndolo, acosándolo, humillándolo como en los peores momentos de las dictaduras militares. El temor de los oligarcas paulistas y brasileños pro imperialistas en general por Lula y el PT los llevó a tratar de matar varios pájaros de un tiro, y evitar que se nomine como candidato presidencial para el proceso electoral de 2018 donde se prevé un arrase electoral. Bajo falsas acusaciones lo tienen en la mira para montarle un falso positivo y encarcelarlo y así sacarlo del juego político.

Con la argucia y la falacia que Dilma ha sido suspendida del cargo por 6 meses ganan el tiempo que necesitan de manera urgente para consolidar el nuevo poder de facto, impulsar como lo viene haciendo el agente de la CIA y delator que se autoproclamó presidente, Michel Temer. Por esa vía Dilma no va a reconquistar el poder, esa es una falacia más, un ganar tiempo por parte de la burguesía para imponer el plan neoliberal, sacar a Brasil de los Brics, redimensionar el Mercosur, salirse de la Unasur e incluso de la Celac, desmontar todas las políticas sociales implementadas por Lula y Dilma y eliminar las conquistas sociales alcanzadas por el pueblo brasileño como ya lo ha venido haciendo en pocos días el presidente usurpador con sus posiciones racistas y misógenas. Ya se comienza a evidenciar el verdadero objetivo de eliminar a Dilma Rousseff del poder: desmontar el gobierno progresista y sus políticas en favor de los trabajadores y los desposeídos del país hermano, siguiendo, naturalmente, las instrucciones del Fondo Monetario Internacional.

La presidenta Dilma plantea una política a través de preparar su defensa de las acusaciones de las que es objeto por parte del Congreso y sus enemigos. Por supuesto ello es correcto, ¿pero será suficiente ante la perspectiva de un tiempo tan largo donde una burguesía desesperada que ha perdido espacios políticos y económicos todos estos años ahora que lograron asirse al poder lo van a dejar ir nuevamente?

Pero ese es un desgobierno o un gobierno de facto débil, muy débil, sin apoyo popular, llegado al poder mediante argucias leguleyescas para disfrazar los fines verdaderos, el golpe de Estado contra las fuerzas progresistas y revolucionarias y cuando menos contra esos 52 millones de hombres y mujeres que votaron por Dilma Rousseff y su Partido de los Trabajadores. En esa lucha por el poder ¿qué va a decir el pueblo brasileño, los trabajadores del campo y la ciudad, que en definitiva son la fuerza social más poderosa de Brasil? ¿Permitirán los brasileños la usurpación o sacarán al usurpador por medio de las permanentes y gigantescas movilizaciones en todo el país y la posibilidad de una huelga general indefinida?

Naturalmente con el golpe de Estado cambió todo el cuadro político de Brasil. La derecha fascista, la burguesía y la oligarquía política pro imperialista de los partidos derechistas impusieron un nuevo modelo político y unas reglas que sólo obedece a sus intereses. Nunca antes la lucha de clases se evidenció tanto en Brasil como esta ofensiva de los grupos dominantes contra el pueblo trabajador. Quizás el error de Dilma fue querer gobernar con Dios y con el diablo, ahora los diablos se la están comiendo, Dios quedó lejos, por eso el pueblo brasileño en masa debe dar un paso adelante en la lucha no sólo por restituir a Dilma y la democracia burguesa imperante. No son sólo las marchas y las protestas con que se va a cambiar el cuadro golpista, eso es muy bueno y necesario, pero insuficiente, hay que ir por el poder, sacar al nuevo tirano, disolver el Congreso, tomar las calles y las fábricas con una huelga general. Los trabajadores deben plantearse el problema del poder, la toma del poder para los movimientos sociales y las fuerzas auténticamente de izquierda. Crear una Comuna y desde allí impulsar un nuevo poder, no el socialdemocratismo de Dilma y Lula, positivo en su antimperialismo pero sin tocar el poder burgués, allí estuvo el error, no construir el poder popular.

No toda la burguesía brasileña está con el golpe, los objetivos nacionalistas propiamente brasileños de este sector no son compatibles con el carácter rapaz y entreguista, profundamente pro norteamericanos y pro israelíes de los golpistas. El cuadro es mucho más complejo de lo que parece. Esa oligarquía parásita va a comenzar a arremeter contra Venezuela, contra las políticas integracionistas que cuajaron en Mercosur, la Celac y el Alba. La clase trabajadora y el pueblo brasileño todo tienen en sus manos salir del atolladero golpista construido por el imperio yanqui y sus cipayos oligarcas.

SALUDO A APORREA EN SUS 14 AÑOS Y ME SIENTO PARTE DE LA FAMILIA APORREADORA SEGUIMOS JUNTOS, AL LADO DEL PUEBLO, EN LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, SOCIALISTA Y CHAVISTA, HACIENDO PATRIA.



 



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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