La revolución boliviana

Tuvimos el privilegio espiritual y social de visitar Bolivia, específicamente la ciudad de La Paz , en ocasión de la firma de los convenios ALBA entre Venezuela y Bolivia. Fuimos como parte del equipo del Ministerio de Educación Superior a participar en la concreción del convenio de cooperación educativa mediante el cual 5 mil estudiantes bolivianos se insertarán al mundo universitario venezolano. Pero el viaje fue mucho más allá, conocer la extraordinaria realidad de los compatriotas de esas tierras altas, frías y llenas de sabiduría. Ver en sus rostros y sus atuendos los siglos de resistencia, impidiendo que los imperios occidentales del norte los avasallen, los aniquilen, los extingan. Precisamente hoy, lejos de la extinción están los pueblos aimara, quechua, guaraní; tal vez, desde hace 514 años, nunca habían estado tan seguros de prevalecer, de proyectarse culturalmente en el tiempo y el espacio. Recorrer las avenidas de La Paz , ver por todas partes al Libertador, al Mariscal Sucre, al Mariscal Santa Cruz, pero mucho más allá, sentir la presencia milenaria y originaria de un pueblo indígena que siempre ha luchado y luchará por su existencia, por sus raíces, por su esperanza, por su pasado que es presente y es futuro a la vez. La nobleza del boliviano se desborda por todas las rutas. Hoy, en 2006, se ve en sus rostros oscuros, en sus rasgos surcados por el frío y el sol, una luz reivindicativa, el renacimiento del orgullo de sus orígenes y la seguridad de ser mayoría y ser perennes. En 2006 ese pueblo se ha hecho gobierno, el presidente Evo Morales no sólo es parte de esa mayoría étnica y cultural, sino que en los meses que lleva de gobierno ha demostrado serle fiel a sus orígenes, a su pueblo, a sus antepasados, a quienes han confiado en él. Evo morales decidió nacionalizar los hidrocarburos, es decir, poner los recursos naturales de Bolivia al servicio de los bolivianos. En ese mismo sentido, el gobierno de Bolivia se ha adherido a la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), dándole a la región y al mundo una clara señal del rumbo solidario y de cooperación que seguirá su gobierno.

En las altas fuentes periodísticas y políticas se rumora sobre conspiraciones contra Evo, con la CIA por detrás, como era de suponerse. Los ruidos de sable son anunciados. No obstante, quienes estuvimos allá, quienes caminamos por las calles más profundas de La Paz mientras los presidentes de Venezuela y Bolivia, así como el Vicepresidente de Cuba, se encontraban dando sus discursos en Cochabamba, sabemos que el gobierno constitucional de ese país cuenta con el apoyo del más efectivo y leal de todos los ejércitos, su Pueblo. En cada vivienda, en cada tienda, en cada kiosco, en los bares, en los puestos de la economía informal, por todas partes retumbaban las voces de los presidentes Chávez y Morales mientras daban sus contundentes discursos en el Chapare. Realmente emocionante caminar por más de dos horas y sentir el eco los verbos sinceros de los presidentes en todas las puertas y ventanas. Más aún, el gobierno indígena de Bolivia, que incluye sin excluir, ha convocado a una democrática Asamblea Nacional Constituyente, de carácter originario y soberano, que se encargará de darle fondo y forma a una nueva Bolivia, de transformar los poderes constituidos y reformar el Estado para, en conjunto con la sociedad, refundar la República. Esa Asamblea ha de contar con la representación proporcional de la población boliviana, es decir, debe estar compuesta en su inmensa mayoría por los sectores indígenas, sindicales y populares. Serán las mayorías, contando con y respetando la opinión de las minorías, las que se encargarán de darle un giro radical, endógeno, nacionalista y originario a la Patria que renace de la mano de sus habitantes fundacionales.

Por ello, hoy más que nunca, el Pueblo y el gobierno de Evo Morales ameritan de la solidaridad de la América Latina. La dignidad que se ha recuperado en Bolivia no puede ser descuidada, tanto dentro del país como desde fuera debemos preservarla y asegurarla. De esa dignidad hecha gobierno depende la el futuro unitario, humanista y pacífico en la Bolivia del siglo XXI. El gobierno de los Estados Unidos hará lo posible y lo imposible por restarle viabilidad política y económica al gobierno de morales. No podrán, sin embargo, restarle viabilidad social, pues el pueblo lo apoya y ese es el apoyo más importante. Sin embargo, algunas maneras de tratar de restarle capacidad política y económica es a través de las presiones de las transnacionales, de la oligarquía económica nacional y de los militares.

Que sirva la experiencia de las protestas sociales en momentos en los que el gobierno filoimperialista de Sánchez de Lozada trató de entregar por completo los recursos naturales de los Bolivianos, que sirva aquella sangre derramada y aquellas almas que se fueron a otras dimensiones, que se unieron a sus antepasados milenarios, en la búsqueda de un país más soberano y justo, que sirvan la eterna resistencia indígena andina como antecedente inmediato del caos social que puede surgir si truncan la revolución originaria democrática boliviana. Que sea útil como referencia cercana también la reacción del pueblo de Venezuela cuando en abril de 2002 la derecha trató de dar al traste con la revolución Bolivariana y las venezolanas y los venezolanos recuperaron la constitucionalidad. Bolivia es Patria bolivariana, es deber de todos protegerla y cooperar con su desarrollo integral.


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Jorge Arreaza

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

 jorgearreaza@gmail.com      @jaarreaza

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