Venezuela: China “barroca y tropical”… y capitalista

Barroca, por lo caprichoso y engañoso del modelo de desarrollo por el cual optó la social democracia y la derecha interna. El "modelo" está pensado al mejor estilo de la telenovela "Por estas Calles": ¡como valla viniendo…, vamos viendo!! Es caprichoso.

Parece chino, por eso de desbastar una selva; porque es capaz de acabar con un Parque Nacional entero. Sin embargo esto no tiene nada que ver con desarrollo con vistas ningún socialismo. Será un asalto capitalista al oro, al coltán, a los diamantes, al níquel, al aluminio, a la urea, al hierro, petróleo y gas, que no le dejará a Venezuela –Como en a China al pueblo chino y a la China real- ningún beneficio, que no sea el de tener que "cultivar" y "cosechar" del más atroz capitalismo que se conozca hoy en el mundo.

Es decir, el "modelo" parece chino, y lo es. Pero no es socialismo. No está pensado para proteger nuestros paisajes y recursos naturales, no es el modelo radicalmente distinto al depredador capitalista que nos prometió Chávez, el que quiso Chávez para toda la sociedad. Es todo lo contrario. Esta China barroca tropical es una invitación a los capitalistas para seguir explotando a los hombres y a la naturaleza: hablando paja de "rentismo petrolero" y ahora seremos "rentistas mineros".

Dejando de lado el asunto de que, entre esos "accionistas" de la Compañía Anónima Militar, de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas CAMINPEG (Decreto 2.2231, Gaceta 40.845) estará representada, entre otros tiburones capitalistas, la familia Cisneros en la persona de Oswaldo Cisneros, el modelo de desarrollo económico capitalista del gobierno es algo como darse uno un tiro en las bolas. Es acabar con nuestra naturaleza para seguir con el tema, como dice Toby Valderrama, de "comprar afectos". Es decir, de sostener la deuda electoral, el clientelismo electoral. Y es engordar y fortalecer al modelo depredador capitalista, hasta los niveles de la inconciencia, del crimen salvaje, que, ni siquiera en tiempos de los adecos se nos ocurrió apoyar (de manera oficial) una práctica de minería a "cielo abierto", como la que se proponen para la extracción del oro y otros minerales llamados "estratégicos", en un Parque nacional, en una selva casi virgen, por ejemplo.

La gran paradoja es que se haga esta barbaridad justo en un gobierno que se "vende" como socialista. El gobierno no guarda las apariencias. Y el no disimularlo, no "guardar las apariencias" no los hace, por efecto de esa suerte de transparencia retorcida, más "honestos", o más socialistas. Más bien los muestra como políticos impúdicos, vulgarmente impúdicos, descarados y miserables.

Como nos van a pedir que ahorremos agua o luz eléctrica cuando ahora mismo nuestros líderes en el gobernó están dispuestos a desolar un reservorio natural, para compensar la falte de bolas, de esfuerzos por construir una sociedad nueva, que se sostenga en valores distintitos al consumo y al egoísmo; solo por producir de manera rápida y fácil esa riqueza fatua que produce el capitalista, que "crea" el capitalismo. Riqueza contada en dólares, necesarios para seguir alimentando "afectos" dentro de la euforia consumista nacional.

Que un joven casi mudo a causa de su propia ignorancia; incapaz de hablar, de sostener un discurso con sentido; que ahora se pueda vestir con zapatos caros de marca, que huela bien, a perfume caro; en fin, que ahora sepa y pueda verse a la moda a pesar de su supina ignorancia, no es un signo de nada bueno, y menos de desarrollo humano; no nos hace ser una sociedad más feliz, o más desarrollada. Al contrario, nos convierte en una sociedad pobre, que solo es capaz de disimular sus lacras, sus debilidades, de esconder la basura debajo de la alfombra, debajo una aparente pulcritud; disimular lo negro de tras del blanco, o viceversa, para no herir susceptibilidades y superficialidades "étnicas".

Así, una montaña desbastada, un río contaminado, una urbe obrera llena de comercios, de Malls, de carros caros; de barrios obreros miserables, de chimeneas, de oportunidades para hacer dinero, para sobre vivir a la pobreza, no nos hace alcanzar un auténtico desarrollo humano. Pero muchísimo menos nos acerca al socialismo. Al contrario, nos hace más egoístas, más ignorantes, más despiadados; no aleja de la consciencia del deber social y sobre todo del deber por la permanencia de la especie humana en el planeta. En estas circunstancias algunos políticos hipócritas pretenden elevar la consciencia de clase del obrero, creen que nacerán las condiciones objetivas para la revolución socialista. En el ínterin, por supuesto, morirán muchos niños, niñas y adolescentes mujeres, obreros; se suicidarán algunos, morirán de enfermedades y hambre otros: ¡Verga! ¡Y lo llaman a uno "dogmático"!!!. Estos farsantes confunden el miedo y la comodidad con la prudencia. Siendo el miedo, la comodidad –y la mismísima prudencia- valores mojigatos, hermanos de la cobardía.

No hace poco Venezuela acompaño a Bolivia en la defensa de la Pacha Mama, de manera resuelta e inteligente. Pero ahora, solo por "comprar afectos", por alentar los vicios del consumo y el egoísmo capitalistas en nuestra población maleducada y debilitada moralmente, sustento de la legitimidad del y autoridad de este gobierno, vamos a desolar nuestras selvas y parques nacionales. Es cierto, nos podríamos convertir en una especie de China potencia tropical, pero, siendo así ¿eso qué importa? ¿Y eso qué tiene de distinto al capitalismo occidental? ¿Y eso que tiene de socialismo, que tiene de cambio, de revolución?

Mientras en televisión se promueven las iniciativas productivas urbanas, en (y con) una verdadera tormenta propagandista; mientras los críticos del gobierno se ocupan del discurso de "Nacho", el gobierno dicta un decreto (a la calladita, sin dar muchas explicaciones) creando un país capitalista paralelo a la revolución. O a lo que queda de ella, incluyendo el Plan de la Patria (por favor, lean el decreto que crea la Compañía Anónima Militar, de Industrias Mineras, Petroleras y de Gas CAMINPEG, el Decreto 2.2231, Gaceta 40.845). Es un golpe de Estado militar capitalista disimulado de emergencia económica, y la subordinación del gobierno a la disciplina militar, y al poder oligarca capitalista a la vez. Es disfrazar una emergencia política de emergencia económica en el primer agolpe de Estado militar capitalista dado por decreto presidencial ¡Eso sí que es sorprendente y nuevo!!

 



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Héctor Baíz

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