¿Para qué fue la maniobra de cambio de política de EE.UU. Hacia Cuba?

Iba a ser tan evidente el aislamiento de los Estados Unidos en la Cumbre de Panamá que se vieron obligados a poner sobre la mesa su carta de oro y anunciar en vísperas de esa reunión el fin del bloqueo a Cuba.

La política norteamericana reposa en las memorias de las computadoras que procesan los diversos escenarios que habrán de confrontar los Estados Unidos en la ruta trazada para la consecución de sus objetivos.

Esta vez el Departamento de Estado, la Casa Blanca y el Pentágono se vieron obligados a utilizar una de las variables "menos dolorosas" para evitar el boicot a la Cumbre por parte de los países latinoamericanos que se resistían a que se efectuara la reunión sin la presencia de Cuba. La oferta de ponerle fin al bloqueo sirvió para subordinar la atención de los medios en lo referente a la inclusión de Cuba en el concierto de los países del continente y ocultar lo que ya era evidente: la incómoda posición de los Estados Unidos ante una opinión pública que le condenaba.

La cumbre de las Américas fue precedida por la votación unánime de la Asamblea General de la ONU en contra del bloqueo, por supuesto con las infelices excepciones de siempre: 191 miembros de las Naciones Unidas manifestaron su apoyo al fin del bloqueo, mientras que solo 2 países votaron en contra.

Luego de haber hecho la oferta distractora del fin del bloqueo, los Estados Unidos debía comenzar la pantomima ¡y lo hizo! La bandera estadounidense ondeó nuevamente en La Habana izada por los mismo soldados que 54 años atrás la habían arriado y de igual modo la bandera cubana se hizo visible frente a la fachada de la embajada cubana en el país del norte.

Si años atrás los países latinoamericanos hubiesen alzado un frente tan cohesionado como el actual ante la Cumbre de las Américas, probablemente el gobierno norteamericano hubiera actuado como lo hace ahora en referencia al bloqueo de Cuba, porque a final de cuentas el fin del bloqueo es ya solo un recurso retórico, lo sustancial en verdad es la política que desarrollará Estados Unidos para no cumplir con el levantamiento del bloqueo; sencillamente la entrega de la base de Guantánamo no entra dentro de la agenda gringa y mucho menos ahora que no se trata solo de una base militar que debe ser devuelta en correspondencia con un acuerdo que debió cumplirse años atrás, sino que se trata de un centro de torturas enfilado en contra del terrorismo internacional, una cárcel denunciada como el final de una ruta de secuestros de ciudadanos perpetrados en diferentes países con la anuencia de gobiernos aliados de los EE.UU., ahora miembros de la Unión Europea.

Así como el fin de la usurpación del territorio de Guantánamo, existen otros puntos para los que el gobierno norteamericano tendrá diseñada una dinámica de dilaciones y obstáculos, como lo será con respecto a la propuesta de Cuba de desarrollar las relaciones dentro un de espíritu de igualdad y respeto entre ambos países.

Lo cierto es que la apertura de las embajadas de ambos países no ha dejado de ser el primer paso de un tortuoso camino, ya que ninguna de las condiciones previas al acercamiento de ambas naciones ha sido alterada; siguen las sanciones por parte los Estados Unidos (Ley Helms-Burton) contra Cuba y contra aquellos países que quieran establecer acuerdos comerciales con la isla.

Acostumbrados, como ya nos tienen a presenciar hechos inéditos en la política internacional, no sería extraño que en vísperas de la próxima Cumbre de las Américas, programada en Lima en el 2018, viéramos a los mismos soldados cubanos de días recientes arriar su bandera en Washington antes de volar a casa.

 

 

 

El Macaurelio

 

 



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Marco Aurelio Rodríguez

Periodista, Politólogo, poeta, escritor, humorista y ensayista. Columnista en varios medios, digitales e impresos.

 elmacaurelio@yahoo.es

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