Mubarak y la justicia del Faraon al Sissi

Tal como estaba previsto, el Tribunal a quien el regimen military “de origen electoral” del general Mohhamed Al Sissi le encargó el Segundo juicio penal contra el ex-dictador “de origen electoral”, Hosbni Mubarak, dictó sentencia absolutoria de las acusaciones de asesinato de cerca de mil maciudadanos egipcios promovidas por el Ministerio Público, contrariando de esa manera con ella lla decision conednatoria que habioa sido dictado otro tribunal penal en su contra y que fue revocada por el Tribunal Supremo de Egipto por supuestas “fallas procesales”.

La sentencia que absuelve al “Rais” Hosni Mubarab, sucesor del máximo traidor a la causa árabe, general Anwar el Sadat y que se mantuvo tiranizando a Egipto durante 30 largos y oscuros años, no debió sorprender a los partidarios y detractores de la “Dictadura Perfecta” de su sucesor, el general Al Sissi, ni mucho menos a los observadores internacionales, porque está más que demostrado que la destitución del presidente democraticamente electo Mursi, de la Hermanda Musulmana, la derogatoria de la Constitución popularmente aprobada y la elección fraudulenta del general Mohammed Al Sissi, fueron parte de una oconspiración dirigidas a evitar el desplazamiento de la vieja burocracia fiel a Mubarak y a su alianza estratégica con los Estados Unidos de América, Arabia Saudita y el ente sionista israelí, con el fin de garantizar la protección de los intereses estratégicos de esos actores en toda la región, entre los cuales destacan la seguridad del Canal de Suez, el control de la lucha palestina en Gaza y la influencia política sobre los diversos escenarios de confrontación interna y regional que se estan desarrollando en el Medio Oriente y el Norte del Africa.,

Desconociendo el Derecho egipcio, pero partiendo de los principios generales del Derecho internacionalmente aceptados y con el conocimiento básico de las gravísimas vioklaciones de los derechos humanos que se produjerosn al final del mandato de Mubarak en ciudades como El Cairo, Alejandría, Suez, Sheick el Sheick y y en todo el extensive territorio egipcio, las cuales condujeron a su destitución, detención judicial y enjuiciamiento, es imposible pensar que, quien se había mantenido en el Poder autocraticamente como Presdidente de la República y Comandante de las Fuerzas Armadas y de Policía, no diera ni conociera órdenes de disparar contra las manifestaciones no armadas que se realizaron en los alrededores del palacio de gobierno, la Plaza Tahirk, las embajadas de Israel y los Estados Unidos, la sede de la Policia Nacional y la Universidad de El Cairo y otros lugares; en las cuales la Policía disparó sin contemplaciones contra personas no armadas; hechos que sirvieron de base a la primera sentencia que lo condenó a una larga pena de prisión pero que los magistrados del Tribunal Supremo - nombrados durante el mandato de Mubarak - , se encargaron de anular y obligar a un nuevo juicio cuyo insostenible veredicto se acaba de conocer.

Esta última decision, a falta de elementos de Hechos en la que pudieran fundamentarse y elementos del Derecho en la que motivarse, finalmente fue basada en lo que en el mundo judicial se conoce como “tecnicismo”, lo cual no es otra cosa que errores conceptuales en la acusación y en las pruebas, debilidad en la identificación de personas, sitios o instrumentos de prueba, fallas no esenciales del procedimiento o, supuestos errores materiales, numéricos o literales, irrelevante frente a la gravedad de los delitos que se persiguen y que pudieron ser subsanados con una diligencia “para major proveer”, un peritaje extemporaneo o, en el peor de los casos, con una reposición de la causa al estado en que se encontraba para el momento en que se observe el elemento jurídico cuestionado pero, en ningun caso, seria causa necesaria y suficiente para dictar una decision absolutoria que solo debería dictarse cuando los Hechos promovidos y contrariados en el juicio y el Derecho aplicado al caso, no confirman, más allá de toda duda razonable, la debatida hipótesis del Ministerio Público y/o de la acusación privada, sobre la presunta existencia de un delito y/o la responsabilibilidad penal del acusado; en este caso, el “Rais” Hosni Mubarak.

Aunque el Ministerio Público se apresuró a declarar que apelaría la sentencia absolutoria– posiblemente para calmar las espontaneas manifestaciones de repudio que ya se estan dando en el Cairo y otros lugares de Egipto –, ello no tendrá ninguna consecuencia mientras se mantenga el ferreo control del “Faraon” Al Sissi sobre las Fuerzas Armadas y la Policia, la alianza con la amplia burocracia mukabarista dominante del aparato del Estado y, el apoyo de la burguesía y las clases medias urbanas neocolonizadas, beneficiarias del abrigo de seguridad y financiamiento que le otorga generosamente el gobierno de los Estados Unidos de América para que siga cumpliendo el cipayo papel de genderme de la region y aliado del sionismo israelí en sus propósito de conquistar y judaizar la totalidad del territorio de Palestina.

Yoel Pérez Marcano



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