La batalla de los túneles

Aunque resulte doloroso hablar de las hostilidades en el terrero de la confrontación armada entre las diversas organizaciones político-militares palestinas que resisten la ocupación colonial de su territorio por parte del ente sionista israelí dada las elevadas cifras de civiles asesinados por la bombas del ejécito de ocupación y la inmensa destrucción material causada, es pertinente abordar  las consecuencias que tales eventos militares proyectan en el estado de las fuerzas de la Palestina resistente y el sionismo agresor con el fin de entender el nuevo escenario bélico que se estaría dibujando en este viejo conflicto colonial.
 
La primera consideración es que se trata de un conflicto bélico con clara desigualdad de fuerzas en el número de elementos de tropas, ya que el agresor sionista dispone de 86.000 efectivos y las fracciones armadas palestinas, encabezadas por HAMAS y la Yihad Islámica, con mucho podrán disponer de 10.000 combatientes, si tomamos en cuenta la población palestina de Gaza (1.300.000 habitantes) y las disponibilidades de armamento y entrenamiento de combate en un lugar desértico que no excede los 360 kilómetros cuadrados.
 
Tan importante superioridad en el pie de fuerza de las partes contendientes se ve aún más insuperable si se toman en cuenta  los diversos sistema de armas convencionales de última generación, expertos y medios sofisticados  de guerra irregular  e instrumento de inteligencia y contrainteligencia humana y electrónica apoyada por el sistema de inteligencia de los Estados Unidos de América y la OTAN, frente a una resistencia palestina que a lo sumo dispone de armamento de infantería, artillería de movimiento, cohetes de relativa precisión y escasa capacidad de daño y una inteligencia fundamentalmente basada en fuentes humanas propias y algunos apoyos recibidos de gobiernos y organizaciones musulmanas solidarios con la causa palestina.
 
Pero el estilo “caballeresco” de la confrontación militar feneció en el siglo XIX, por lo que hoy, aunque la tecnología militar siga jugando un papel fundamental en el resultado definitivo de una contienda; en el siglo XX, las potencias coloniales europeas y el mismo Estados Unidos de América, sufrieron derrotas históricas frente a ejércitos irregulares o de naciones militarmente carentes de tales medios modernos de guerra, como lo  demostró el Ejército Rojo de obreros y campesinos de la Rusia Socialista  que enfrentó a la alianza militar de ocho naciones europeas que intentaron vanamente derrocar el naciente poder de los trabajadores rusos; extraordinaria experiencia histórica que después fue secundada por el pueblo de Vietnam al derrotar, en 30 años,  al perverso Imperio Japonés, a sus sucesores colonialistas de la República Francesa y a sus auxiliadores del gobierno imperialistas de  los Estados Unidos de América y que igualmente hicieron los argelinos contra los colonialistas franceses y, los mozanbiqueños, angolanos y caboverdianos contra el ejército colonial portugués.
 
Durante los 66 años transcurridos desde el inicio de la empresa colonialista del sionismo internacional en Palestina y la expulsión de una parte importante de su población a los países vecinos y, aún más distantes del Medio Oriente, como lo son Europa y América Latina, la resistencia palestina ha pasado de ser un simple apéndice de los factores de poder político, económico y militar del mundo árabe y musulmán y sus juegos geopolíticos regionales y mundiales, han adquirido, con la figura de Arafat, Jibril, Hawahme, Habbas y otros líderes y sus organizaciones Al Fatah, Comando General, Frente Democrático para la Liberación de Palestina,  Frente Popular para la Liberación de Palestina, Hamas, Yihad Islámica y otras, una definitiva autonomía como pueblo en resistencia, una elevada capacidad de negociación política y, especialmente, una importante disposición y medios de combate que poco a poco ha venido reduciendo la tangible superioridad en medios, sistemas de armas y personal militar disponible por el ejército sionista del ente israelí, a tal punto que éste se ha visto obligado a convocar a miles de reservistas adicionales y al uso del bombardeo de saturación, no con fines estrictamente  militares, sino para la generación de terror en la población civil mediante la provocación de gran cantidad de muertos y de destrucción material, con el objeto de desmoralizar a los combatientes y forzar a la dirección palestina a una negociación que salve el honor de un ejército cuyo comportamiento militar viola la Convención de Ginebra y sus Protocolos adicionales  con su conducta ya calificadas por importantes personalidades del mundo como terrorista y genocida.
 
Pese a la férrea censura permanente en la que vive la población residente en el territorio bajo la autoridad del ente sionista israelí,  sus voceros no han podido ocultar que en los quince (15) últimos días desde que se iniciaron las operaciones anfibias y terrestres contra en la Franja de Gaza, ya superan los  cincuenta (50) el número de soldados y oficiales  sionistas que han sido abatidos en los combates contra las unidades comandos y milicias de la resistencia palestina; número que supera con creces los reconocidos en las anteriores operaciones de castigo lanzada por los sionistas contra Gaza desde que la resistencia los obligó a retirarse totalmente de ese pequeño pero rebelde territorio de Palestina.
 
Tal cambio en los resultados de los combates solo puede estar sustentado en la existencia de una superior moral combativa de la guerrilla palestina, la asimilación de las experiencias propias y las obtenidas por la resistencia libanesa de Hezbolá en el Líbano, el desarrollo de una tecnología misilística que, aunque ligera y con fallas, ya le disputa el dominio de los cielos de Palestina a la potencia ocupante y desafía el ultramoderno sistema antimisilístico que el gobierno imperialistas de los Estados Unidos instaló y opera para evitar el creciente impacto de tales artefactos en sitios tan distantes y tenidos como inexpugnables como Tel Aviv y el puerto de Haifa.
 
Pero,  el cambio fundamental en el desarrollo de la guerra de resistencia y que ha permitido un salto cualitativo en la capacidad combativa de los palestinos y el creciente número de bajas del ejército ocupante lo constituye la red de túneles que atraviesa todo el territorio de la Franja de Gaza, impidiéndole a los sionistas detectar la movilización de las unidades de combate, aprovisionar a las unidades más avanzadas, ocultar diversos tipos de armamentos e, incluso, atacar la retaguardia del ejército sionista y retirarse sin ser detectado, lo que explica la operación castigo de la aviación sionistas que se ensaña con la población civil, los servicios médicos, de energía y alimentación y hasta con los refugios plenamente identificados de las Naciones Unidas, ante la impotencia de no poder quebrar la formidable resistencia móvil y encubierta de los combatientes palestinos, después de veinticuatro (24) días del inicio de la criminal agresión sionista.
 
Esta nueva modalidad de la guerra de movimiento, de concentración y dispersión de unidades pequeñas y medianas, protegidas por el subsuelo palestino, puede definir el curso de la guerra de resistencia contra el ocupante sionistas y con ello, la posibilidad real de que se pueda construir una Paz justa y duradera, basada la expulsión del régimen colonial israelí,  la construcción de su naciente Estado de Palestina  y el reconocimiento de los derechos inalienables de las familias palestinas expulsadas de sus tierras y propiedades.


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Yoel Pérez Marcano


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