La saeta

Las 'autodefensas' de Álvaro Uribe en México: Michoacán, amarga experiencia

Una tierra pródiga y generosa enclavada en la mitad del territorio azteca, decorada con un balcón que mira al Océano Pacifico como una ventanita de descanso para sus gentes dedicadas al arduo trabajo campesino. Tierra que produce la mayor cantidad del exquisito aguacate mexicano, quinto productor nacional de limón y el fruto de la tierra por excelencia: el maíz, climas variados y casa de descanso de la mariposa Monarca, cayó en manos de una banda comandada por Servando Gómez Martínez y una recua de burdos criminales, que se auto proclaman Robin Hood, cabeza de la organización criminal “Caballeros Templarios”. Grupo que ‘liberó’ esa tierra generosa de la conocida ‘Familia Michoacana’, otra horda de bandidos ilesos gracias a la inercia de la clase política. Resultó peor la cura que la enfermedad.

Los ‘Caballeros Templarios’ impusieron bajo pena de muerte la extorsión como un impuesto federal, al mejor estilo del rey David así como lo relata Samuel en (25:1 a 44). Se comenzó por cobrar una suma dineraria voluntaria a los comerciantes, se extendió a los productores agrícolas, a los gobiernos de los 118 municipios del Estado, para hacerse, con el tiempo, una suma específica. No contentos con esos ingresos lo extendieron a los tenderos, al vendedor del mercado, al ambulante.

El cáncer hizo metástasis, la exigencia se extendió a los maestros, a los empleados públicos y privados, a las amas de casa, a las cantinas, las prostitutas. Los criminales crearon un imperio al mejor estilo de la obsecuente monarquía de Arabia Saudita. Todos los michoacanos terminaron obligados a pagar un impuesto para conservar su vida y bienes. Servando, la bestia, pasó a ser considerado un líder intelectual y político, un presidenciable.

La corrupta clase política de México no se acordó que existía Michoacán, hasta que los campesinos acorralados por los bandidos se liberaron de la mordaza con la que los aherrojaba el terror, y armados precariamente enfrentaron a los bandidos. Ante lo inevitable y al impacto nacional e internacional que produjo esa confrontación, Peña Nieto, jefe de la clase política que durante 80 años se ha enriquecido con el trabajo, sudor y la sangre mexicana, trajo de Colombia a Oscar Naranjo, quien fue jefe de la policía colombiana bajo el tristemente célebre Uribe Vélez, mandato que perfeccionó el sistema de ejecuciones de Estado (falsos positivos) a través de las ‘autodefensas’.

Oscar Naranjo, como informó la prensa mexicana, implementó las ‘autodefensas’, misma que se tomaron a Michoacán expulsando a los ‘Caballeros Templarios’. Heroicos se dirá. Pero esperen. Posesionados de esta tierra de promisión, ahora en Apatzingán, patria que fue origen de la ‘Primera Constitución para la Libertad de América’, libertad que aún se encuentra refundida a pesar de ser la cuna de la abolición de las castas, mismas que nunca desaparecieron como quiera que aún los terratenientes hacen efectivo el derecho de pernada y no resulta extraño ver en alguna región remota la violación al derecho de la libertad. Niñas vendidas como mercancías por padres o hermanos, mientras los delincuentes de cuello blanco se refocilan en el congreso con las arcas del tesoro de la tierra de Juárez.

El Presidente, en representación del aparato político e industrial, viajó a Michoacán a darle el visto bueno a las nuevas bandas camufladas mediante el sofisma de ‘autodefensas’, las que posesionadas del terreno comenzarán a cobrar las expensas por su ‘trabajo’, esta vez respaldadas por las fuerzas represivas del Estado, quienes en adelante decidirán sobre los líderes populares, sindicales, agrarios, estudiantiles o del magisterio que deben ser eliminados, cuando les resulten incómodos a quienes viven de rodillas ante el capital extranjero. Aparato político que hoy como hace 80 años jalona el PRI y su jefe máximo: Enrique Peña Nieto y el especulador financiero Carlos Slim.

Esas fuerzas oscuras auspiciadas por el Presidente Peña Nieto y presentadas bajo el sutil sofisma de ‘autodefensas’, suenan a las fuerzas del bien, a una ONG de la Cruz Roja auxiliando abuelitas en estado de necesidad. Falso. Son, en su esencia, la más despiadada fuerza criminal embozada, la cual desatará todo su poder sanguinario en contra del pueblo inerme, una vez se asienten con comodidad en la tierra que ahora creen suya y reciban la orden de arrasar a los opositores del régimen.

Utilizar al pueblo contra el pueblo ha sido la piedra filosofal que encontró la burguesía para seguir pelechando la riqueza de la patria. El espejo de esa clase criminal está en Colombia, Chile, Perú. Ver para creer. Ojala la tierra de Moctezuma y Cuauhtémoc no termine siendo víctima de su amnesia, por olvidar el aforismo que reza de ‘Guatemala para ir a guatepeor’. Sólo el pueblo salva al pueblo.

tatayapio@hotmail.com


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