No siempre el premio nobel de la paz lo reciben verdaderos pacifistas

El Premio Nobel de la Paz se entrega anualmente a la persona u organización que haya trabajado más o mejor a favor de la confraternidad de las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz. Desde su creación (1901), se ha otorgado a 98 personas y a 20 organizaciones. (http://es.wikipedia.org/wiki/Premio_Nobel_de_la_Paz)

En el año de 1973, éste premio fue otorgado a Henry Alfred Kissinger quien fue un reconocido instigador de genocidios sistemáticos de grupos políticos de izquierda especialmente en América Latina, estando ligado directamente a regímenes dictatoriales como el de Augusto Pinochet en Chile (septiembre 1973) y la dictadura militar Argentina (1976), a través de las cuales establecieron en el Cono Sur una organización clandestina internacional (Operación Cóndor) para la práctica del terrorismo de Estado que instrumentó el asesinato y la desaparición de decena de miles de opositores (militantes de la izquierda) a las dictaduras existentes en: Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia y esporádicamente en Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador, todo ello siempre bajo el control y coordinación de la CIA.

En el año 2009, el premio nobel de la paz, en minúscula, fue entregado al recién elegido, para entonces, cuadragésimo cuarto Presidente de los Estados unidos, Barack Obama “presuntamente”, por sus esfuerzos diplomáticos en pro del desarme nuclear, la consecución de un proceso de Paz en Oriente Medio y el fomento de la lucha contra el cambio climático. Hasta el día de hoy, aún sin invadir a Siria, este premio nobel además de ser un continuador de la política de “Guerra contra el terrorismo” que le heredara George Bush, es uno de los principales responsable de la intervención militar en Libia, que además de dejar miles de muertos en ese país, causó su parcial destrucción, imponiendo así   nuevamente la política injerencista e intervencionista por el control del petróleo que impulsa el sionismo en el mundo.

En estos dos casos de premios nobel de paz, habrá que preguntarse si realmente son inmerecidos o si ellos son más bien otra demostración de que los intereses imperiales siempre han determinado e influido en quienes reciben estos premios.

Volviendo a los paralelismos entre los premios nobel de paz de 1973 y del 2009, si vemos el historial de Kissinger parece que aún nos esperan sorpresas con el “pacifista” que hoy gobierna a los Estados Unidos.



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Carlos Luna Arvelo


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