28 de agosto de 1886:

El día que el capitalismo enseñó los colmillos y la dictadura burguesa y sus leyes, condenaron a muerte a la razón y justicia

 Michael Schwab, Louis Lingg, Adolf Fischer, Samuel Fielden, Albert Parsons, Hessians Auguste spies, Oscar Neebe, George Engel. Estos son los nombres de las victimas escogidas por el sistema capitalista criminal y explotador para morir en la horca, o para pagar condena injusta, como ejemplo para quienes se atrevieran subvertir el injusto orden que desangra y expolia el trabajo y las fuerzas de los trabajadores, tanto físico como intelectual.
 
Ese día después de un juicio amañado y con aplicación estricta del orden legal amañado impuesto por una minoría ladrona, que se auto calificaba de democracia, cuando en realidad es la más burda y grotesca dictadura de clase jamás existente, se condenó a varios trabajadores a morir ahorcados y a otros a 15 años de prisión, por el simple delito de exigir su sagrado derecho a tener una vida más digna y mejores beneficios laborales.

 Los nombres de estos héroes del mundo deben retumbar y estar presentes donde esté un trabajador, un obrero, un campesino. Los herederos macabros de quienes propulsaron esos crímenes, son los banqueros, empresarios, gobiernos en USA y gran parte del mundo hoy, comandados por unos barbaros mucho más sanguinarios: “el sionismo genocida”. Un clan de criminales, dueños de monopolios económicos, empresas militares, petroleras, farmacéuticas. Y que usan el narco tráfico y la prostitución como instrumento de comercio y de dominación.
  
En el presente, una crisis auto inducida por ese mismo clan mafioso capitalista, para forzar una mayor concentración de capital y poder en menos manos, ha generado un lucha global por parte del sector laboral, que si es bien enfocada y dirigida, puede dar al traste con esa dictadura sanguinaria. Este es el momento en el cual hay que insistir y en afirmar a esos sectores laborales explotados que ahora la lucha debe ir más allá de la simple reivindicación laboral, para convertirla en una lucha por el poder económico, político y social que de al traste con la dictadura capitalista, e imponer un gobierno obrerista y colectivo, donde los medios de producción estén en manos del sector popular y sus beneficios sean de carácter colectivo.
 

 Así como en aquella época, el capitalismo enseñó sus maquiavélicos colmillos. Hoy  sigue exponiéndolos como amenazas. Es así que se invaden países para robarse sus riquezas; se masacran pueblos enteros para acabar la resistencia a la dictadura burguesa - capitalista, se destruye a la naturaleza que garantiza al vida de esos pueblos, para convertir su destrucción en comercio y riquezas para esos monstruos avaros.
 
Es necesario que la clase obrera y campesina, esté alerta ante la peor herramienta que usa el capitalismo para imponer su dictadura, además de la represión y crimen. Esa arma capitalista es “la corrupción”.  Mediante su inducción, se quiebran los movimientos de lucha, se generan liderazgos traidores que acaban aliándose con el capitalismo y postrando a los pueblos nuevamente ante el poder criminal del capitalismo.
 
Por medio de la desviación corrupta de los intereses de las luchas obrero – campesinos; es que muchos experimentos que llegaron a ser muy importantes en la historia de las luchas populares. pasaron a ser capitalismos de estado, donde una minoría asumió el poder y los beneficios de las batallas originarias de las masas. El ejemplo de la extinta URSS, está latente. Así como el de la extinta Yugoeslavia, un ejemplo de éxito organizativo de comunión de nacionalidades, que feneció cuando el factor de unidad (Josip Broz Tito) murió. Con esto quiero destacar, que la clase obrera y campesina debe ser lo suficientemente inteligente para organizar su dirección de lucha y de administración del triunfo de forma colectiva, evitando el heroísmo individual y la uní dirección del proceso. Esto no quiere decir que no exista reconocimiento de quienes destaquen por capacidad en la lucha. Lo que se trata es de hacer que sean las asambleas generales las que marquen la dirección y decisiones de los procesos y sus acciones.
 
 La clase obrera – campesina, no debe estar delegando en una sola persona todas las decisiones que impliquen la marcha de sus luchas hacia la toma del poder. Lo mismo que los lideres honestos, no pueden ni deben permitirse esa potestad. Los cuadros más claros de la organización obrero - campesino, estamos obligados a hacer lo posible e imposible, por que el nivel de conciencia y las implicaciones participativas de masa hagan que el poder popular tome riendas en el proceso de lucha y consolidación de las victorias populares. Es decir: el carácter colectivo del poder obrero debe ser primero. 
  
El estado, administrado por las clases obrero - campesinos, debe estar al servicio de las mayorías y diluir su acción y beneficio en esa dirección. Ya no seria un árbitro de las luchas de clases, debido a que la burguesía y el capitalista avaro y egoísta no existirán. Solo será un ente jurídico que garantice el acceso de todos a los beneficios económicos, políticos y sociales que de la acción del gobierno popular deriven. En este estado, la profesión no marca la importancia social del individuo. Tan importante seria el medico, el albañil, el científico, el militar, como el obrero, el trabajador del campo, el que barre las calles  o el que recolecta los desechos. Todos seremos personas útiles a la sociedad en que habitamos, sin distingo alguno. No es utopía, es realizable y hacia allá debe ir la acción revolucionaria.
 
(*) Abogado Bolivariano

javierdelvallemonagas@gmail.com

 http://planetaenpeligro.blogspot.com/2012/05/28-de-agosto-de- 1886-el-dia-que-el.html



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Javier Del Valle Monagas (*)


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