Gobiernos revolucionarios jerarquizados y superiores

Los latinos tenemos una amarga experiencia con la historia colonial, hoy, sabemos que la globalización conlleva un carácter de ineludible dominación, en ese contexto los gobiernos revolucionarios así como están estructurados, la entrega a el, no se realizara en condiciones de igualdad para una practica de reciproca responsabilidad.

Es un tiempo más que suficiente para cambiar las estructuras publicas y políticas para modificar la cultura, esta se mantiene dominada por las creencias, los símbolos, los ritos y otras superficialidades del consumismo neoliberal de un pasado todavía presente por una educación inconsciente que ocupa muchos niveles que frenan la revolución.

Estos niveles de subdesarrollo revolucionario vienen desde el gobierno imposibilitando una transición al socialismo, igualitaria, práctica, moderna y eficaz.

Los gobiernos revolucionarios que buscan el socialismo tipo tercer mundo están llenos de prejuicios. El bastón de mando, la banda presidencial, la investidura presidencial en definitiva ponen altura y distancia con el pueblo. La imagen presidencial así practicada jamás será cercana al pueblo, el acercamiento es equidistante, con el tiempo mas distante… para que los súbditos se mantengan a distancia de X.

El increíble siglo XX no pudo terminar con los reyes y las reinas en la vieja Europa, y parece que, en lo que va del siglo XXI la monarquía extendió su ridiculez a esta parte del mundo ¿cuantos presidentes Latinoamericanos hubieran querido estar presente en la boda real o en la beatificación de Juan Pablo II, como invitados especiales, incluidos los revolucionarios? ¿Se hubieran negado? No, no lo hubieran hecho argumentando excusas diplomáticas, les hubiera gustado codearse con la monarquía y el statu quo del mundo. ¡Esa la mentalidad del subdesarrollo revolucionario!

Cuando se esta en el poder se observa con admiración la suntuosidad de la realeza o el estilo presidencial de EEUU y Europa. Es que el poder y su estupidez llaman a la puerta del inconsciente en algunos gobiernos Sudamericanos.

¡Que tal, monarquías en EEUU, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia! instaurada por los ingleses y españoles, hay que darles las gracias que solo vinieron por el oro y otros minerales, además, nos consideraban salvajes y como tal nos exterminaron comenzando por el rey del Tahuantinsuyo Atahualpa, reemplazado por un gobernador español que no sabia nada y le interesaba un pepino nuestra cultura.

A nuestros libertadores les hubiera encantado establecer monarquías con presidentes títeres u otros presidentes malos, buenos, regulares, era la costumbre de la época, hasta otra revolución que los destronaría, como se hizo en Egipto, Libia y otras naciones musulmanas, pero, ¿para que? Para, con el pasar del tiempo establecer gobiernos longevos pletóricos de males materiales incluyendo la codicia, el egoísmo, el sectarismo, en un escenario arcádico con algunos ingredientes bucólicos.

Los gobiernos revolucionarios se caracterizan por la hegemonía y la adhesión que significa la defensa de los pensamientos que frenan o impulsan el poder de los gobiernos encargados de legislar, fiscalizar, cambiar o crear leyes para concederles amplios poderes que en la práctica producen fallas que hay que corregir sobre la marcha, eso esta bien siempre y cuando se prevea procedimientos para limitarlos con una amplia participación del pueblo. De ese modo los gobiernos en Latinoamérica se parecen a las monarquías, degradación tiránica de la autoridad.

Vivimos procesos con el todo poderoso gobierno cundo deberían ser el todo poderoso soberano, pueblo, que a punta de referéndums y elecciones mantienen la aceptación de esos gobiernos alimentados por la publicidad y la aceptación de lideres rebosantes de prejuicios que creen que todo lo que ellos hacen es buenísimo, se dice que estamos 100 veces mejor que antes y que todo marcha de maravilla… ¿por que dicen eso? Porque su aceptación supera el 50%, porcentaje llamativo para algunos gobiernos porque nunca los otros gobiernos superaban el 30% a la baja hasta que llego Uribe, Lula, presidentes que se retiraron con mas del 70% de aceptación a su gestión.

Ese 50% de aceptación posee un carácter cultural en donde la religión y la educación son decisorias, son parte de nuestra historia colonial que conocemos a la perfección, barbarás invasiones militares y económicas por petróleo, materias primas o por geoestratégia cuyo resultado es, el poder político constituido en un Estado con la Iglesia, costumbre y tradición que las revoluciones no han podido romper para establecer una verdadera ideología política.

En revolución hay comportamientos contra el autoritario y el quietista o conformista, según la cual la obediencia tiene un límite contra los malos lideres que desmerecen la obediencia, sin llegar a la deslealtad revolucionaria. La desobediencia al mal gobierno es más que un derecho político, es un principio y obligación revolucionaria.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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