Libia: se aclaran las aguas turbias

Pasadas ya tres semanas de guerra civil en Libia, la lectura , a veces entre líneas, de los cables y artículos de opinión que uno puede leer en medios de prensa serios como La Jornada de México, The Independent del Reino Unido y los portales de la red Voltaire, Question y Rebelion, entre otros, nos permiten apreciar como la desinformación mediáticas que practica la prensa imperial y sus adláteres en América Latina, han construido una falsa imagen de la “rebelión popular” en la provincia de Cirenaica y en su capital Benghazi. El presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, su secretaria de Estado Hillary Clinton, el Primer Ministro Cameron del Reino Unido y alias Sarko, presidente de Francia, entre varios otros han decidido que Ghadaffi debe irse o morirse para que la banda de asaltantes que dirige la la OTAN pueda montar una nueva relación política en Libia favorable, por supuesto, a los intereses de las oligarquías fnancieras y petroleras que gobiernan sus respectivos países.

Analizando la composición política de los dirigentes “rebeldes” de Benghazi, vemos que la mayor parte de ellos son partidarios de la antigua monarquía del antiguo reiy Idriss, del clan Senussi derrocada por el Coronel Ghadaffi en 1969. Los príncipes herederos del Rey Idriss tienen su residencia, por supuesto, en Londres y deben estar presionando para que les devuelvan el trono, digo, el petróleo y el tesoro de agua fósil que posée Libia. La ideología de los rebeldes, fuertemente mediada por la organización tribal, parece fluctuar entre un nacionalismo anti-ghadaffi, un movimiento islámico vinculado a Al-Qaeda, y grupos políticos que decididamente apuestan a una invasión imperial para tomar ellos el poder en Libia. No debemos olvidar que, según las fuentes consultadas, entre 900 y 1000 yihadistas provenientes de Sirenaica combaten hoy en Afghanistan contra los invasores estadounidenses, así como tampoco podemos olvidar que Al-Qaeda es una creación conjunta de la CIA y Arabia Saudita.

En el aspecto financiero, el gobierno libio tiene o tenía su propio fondo soberano con vinculaciones financieras muy importantes con la economía de Europa occidental y con la de los emiratos petroleros del Golfo Pérsico. Ello explicaría quizás la “defección” a Londres del antiguo canciller libio Mousa Kussa, quien -se dice- fue uno de los artífices de aquella alianza financiera. El coronel Ghadaffi no se da todavía por enterado de las protestas de los líderes del Imperio que piden su salida del poder, o al menos su muerte. Pero no saldrá del poder, por ahora, ya que el llamado “ejército rebelde”, a pesar de la invalorable ayuda que le brindan los bombardeos del Imperio, no parece tener ni tendrá quizás-en el corto plazo, capacidad militar para derrotar al ejército leal a Ghdaffi, a menos que se produzca una invasión militar por parte de las tropas de la OTAN. Por otro lado, el haberse dado cuenta de que la victoria sobre Tripoli no parece ser posible en lo inmediato si no hay un desembarco de tropas extranjeras, ha enfriado los ánimos rebeldes y estimulado disensiones entre la variopinta coalición. En caso de una invasión de las fuerzas de la NATO, dicen los analistas, es posible que los yihadistas libios cierren filas con las fuerzas de Khadaffi.

Las brigadas más poderosas del ejercito de Ghadaffi, al parecer, están desplegadas en torno a Trípoli en espera de la invasión de Libia por las marines de USA, de Francia y de Gran Bretaña (entre otros). Si a todo lo anterior añadimos el gran apoyo popular con que –según los mismos analistas- cuenta el coronel Ghadaffi, la OTAN y los Estados Unidos estarían a las puertas de atascarse un nuevo pantano militar, diplomático y económico. No podemos dejar de lado en este análisis las masivas protestas sociales contra la grave situación y la crisis de esperanza por la cual atraviesan los pueblos y las economías neoliberales del Reino Unido, Portugal, Grecia, España, Francia, Italia y los Estados Unidos. Sería necesario considerar también el grave daño que podría derivar de una posible guerra larga en Libia, cuyas chispas podrían incendiar al resto del Mahgreb, el Africa subsahariana, el Medio Oriente y quién sabe las minorías islámicas que viven y trabajan en la misma Europa occidental. No queremos imaginar el desbarajuste que se crearía en el mercado petrolero mundial: como ha dicho el Presidente Comandante Chávez, el precio del barril de petróleo podría llegar a su máximo histórico de 200US$.

Entonces: ¡Good bye, capitalismo! A todo ello podemos agregar la lamentable devastación física, social y económica que sufre en este momento el Japón, una de los principales motores del sistema capitalista mundial. La necesidad que tiene su gobierno estructurar un presupuesto nacional de casi 13.5 millardos, incluidos los programas de reconstrucción de la economía y la infraestructura de la sociedad japonesa, deja un hueco apreciable en el tejido financiero mundial, particularmente en lo atinente a la compra de bonos del Tesoro de los Estados Unidos que financia buena parte de la deuda fiscal de este país. La crisis de los reactores nucleares de Fukuyima, cuya fuga radioactiva amenaza la vida de buena parte del planeta, podría desencadenar un holocausto si no se instrumenta un programa de ayuda mundial al Japón.

Pareciera, en esta coyuntura, que la solución más sensata para proteger los intereses de la banda de asaltantes que gobierna la OTAN y los Estados Unidos,seria un alto al fuego y una negociación política entre los mismos libios para definir, como dicen, el mapa de ruta de una posible era post-ghadaffi. Las potencias imperialistas y sus payasos en América Latina deberían dejar de lado su prepotencia y su orgullo, y considerar la viabilidad de propuestas de mediación como la del Presidente Chavez, refrendada por los países de La Alba, así como la propuesta de mediación hecha por la Unión Africana. El Presidente Comandante Chavez, “ese señor, como dicen los escuálidos y escuálidas venezolanas, contrariamente a la campaña de epítetos denigrantes que le han endilgado las empresas imperiales que trafican información, es un líder mundial cuya opinión es oída y respetada en muchas partes del planeta. No se olviden de consultar a nuestro negrito Hugo y su grupo de altos panas: Fidel, Cristina, Pepe, Evo, Rafael y Daniel, ya que a lo mejor su experiencia política, su sensibilidad humana y su personalidades bondadosas les podrían ayudan a recomponer este pobre mundo nuestro.

mario.sanoja@gmail.com


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Mario Sanoja Obediente

Escritor, antropólogo y docente universitario


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