Contraataque neocolonial

Las potencias mundiales históricamente se han impuesto bajo el esquema del sistema colonial imperial, materializado por el férreo control de países sometidos por la violencia, para explotarlos y hacerlos dependientes. Implementando un reparto económico y territorial del mundo, exprimiendo sus riquezas para obtener elevadas ganancias monopolistas.

Aplicando esa inhumana teoría capitalista, han apelado a subterfugios, posicionados con la más brutal expresión de la guerra de cuarta generación o guerra psicológica, cuyo único objetivo estriba en la estigmatización y satanización de pueblos y gobiernos a quienes de acuerdo a su interés les conviene colonizar, tratando de sensibilizar a la opinión pública, de que representan un complicación grave para la humanidad y por tanto se justifica el uso irracional de la fuerza a través de una sangrienta intervención militar. Para acometer sus perversos planes se valen de construcciones mediáticas sobre la base de falsas acusaciones, que van desde; democracias inestables, poco colaboradores en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico hasta el uso de una inimaginable aberración al hacer ver cínicamente que el contraataque neocolonial sobre Libia es por razones humanitarias para la preservación de la vida de civiles. Cuando paradójicamente la realidad demuestra que el empleo genocida de bombas, cohetes y misiles de alto poder letal, al impactar sobre blancos no solo destruye instalaciones, cultivos y redes de servicios públicos, sino que también acaba con la vida de humanos y otros tanto sufren sus secuelas. Obviamente de triunfar la barbarie, esos muertos serán endosados y presentados en los grandes medios globalizados como víctimas de la revolución socialista Yamahiriya (Estado de las Masas).

En realidad este montaje tiene como objetivo el control del petróleo de Libia, cobrando mayor fuerza en este momento, producto del lamentable terremoto y posterior tsunami en Japón, que entre otras tantas consecuencias, ha generado la apertura de un gran debate mundial sobre la energía nuclear y su gran vulnerabilidad en escenarios de conmoción, lo que genera un fuerte viraje a la energía petrolera.

En el entendido de que nuestro país en consonancia con principios y valores como la libertad, la soberanía, la autodeterminación y la paz, nuestra soberanísima Asamblea Nacional presento para el debate y posterior aprobación un proyecto de acuerdo repudiando la invasión a Libia, hacer un contundente llamado al cese de agresiones de ese país hermano y socio de OPEP. Allí puso la nota discordante la bancada de la ultra derecha, no solo al negarse a aprobar dicho acuerdo sino que en sus intervenciones profirieron loas al imperialismo genocida y defendieron la criminal resolución del consejo de seguridad de naciones unidas.


Twitter: @pedrocarreno_e


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Pedro Carreño


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