¿Cuál será ‘la chispa tunecina’ en el Estado Español?

Huelgas y protestas venían sucediéndose en Egipto durante varios años1, pero no fue hasta que las movilizaciones hicieron caer al dictador Ben Alí en Túnez que la sociedad egipcia se movilizó masivamente hasta acabar con el gobierno de Mubarak. Hoy, las movilizaciones y huelgas continúan profundizando la revolución.

No muy lejos de El Cairo, la situación social objetiva en el Estado español va de mal en peor, con un desempleo cercano al 20% (casi 5 millones de personas) que aumenta hasta el 45% entre los menores de 25 años, y que seguirá en tasas muy elevadas en los próximos años. Un 20% de la población vive en la pobreza y un 53% de hogares llegan con dificultad a fin de mes2, mientras que las grandes empresas y los bancos aumentan sus beneficios multimillonarios y el gobierno no para de poner en marcha recortes sociales a la vez que ayuda a banqueros y empresarios.

Frente a esta situación de crisis social, las movilizaciones masivas están ausentes del panorama político y sindical, más allá de la exitosa, pero ya lejana, Huelga General del 29S y de las Huelgas Generales en Euskal Herria3 y Galiza del 27E. Un clima de ‘paz social’ que es el orgullo del gobierno y del que, en gran parte, son responsables las cúpulas burocráticas de los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT)4.

Con situaciones sociales iguales o mejores que la del Estado español, los y las trabajadoras en Francia y Grecia han lanzado, respectivamente, ocho huelgas generales en el último año. En Wisconsin, las y los trabajadores públicos se vienen movilizando desde febrero contra una ley que amenaza con encarecer servicios sociales y recortar derechos sindicales; movilizaciones de una contundencia y con una participación que hacía años que no se veía en Estados Unidos5. ¿Qué ocurre en el Estado español?

Muchos son los factores que influyen en la ausencia generalizada de movilizaciones de masas aquí, entre los que pueden destacarse: (1) una fuerte burocratización de los sindicatos mayoritarios (que comparten Francia y Grecia); (2) un gobierno del PSOE al que se rinden los burócratas sindicales con la excusa del “miedo a la derecha” y que aún muchos y muchas trabajadoras reconocen como su referencia política de izquierda (en Grecia también hay un gobierno social-liberal); (3) una tasa de desempleo muy elevada que aumenta la capacidad de amenaza de los empresarios y hace temer a las y los trabajadores por la pérdida de sus empleos; (4) la ausencia de una alternativa política antineoliberal y realmente combativa a la izquierda del PSOE; y (5) la debilidad y división de la izquierda radical y su escasa implantación sindical.

En esta situación, much@s nos preguntamos desde la “paciencia revolucionaria”6: ¿Cuál será ‘la chispa tunecina’ que encenderá la mecha de las movilizaciones de masas aquí?

Lo primero de lo que tenemos que ser conscientes es que una crisis social prolongada no tiene por qué devenir en movilizaciones masivas. Como nos muestra la historia, no siempre funciona el “cuanto peor, mejor”. Además, obviamente, la situación sociopolítica en el Estado español es muy diferente a la que se vivía en los países árabes antes de que estallara la revolución.
Aun así, las movilizaciones de masas cuentan con un fuerte componente de espontaneidad que puede responder, en parte, a hechos puntuales que, en un clima de malestar general, inyecten rápidamente confianza a la gente. Procesos movilizadores que cuando comienzan ponen en marcha, habitualmente, bucles de retroalimentación positiva que alimentan la confianza en la lucha lo que hace aumentar la movilización, y así sucesivamente.

Sin duda, las movilizaciones de las y los trabajadores y estudiantes franceses, griegos e ingleses han tenido eco en el Estado español, pero su alcance ha sido limitado debido a la ocultación por parte de los medios de comunicación dominantes y a no haber conseguido frenar decididamente los recortes. También los procesos revolucionarios en los países árabes están mostrando la importancia de las movilizaciones de masas para mejorar nuestra realidad, aunque la situación de estos países sumidos en dictaduras se interpreta como muy distante a la nuestra.

En este contexto, las luchas laborales concretas aquí y ahora son claves para mantener encendida la llama de la protesta, mostrando que es posible organizarse desde abajo para que la crisis la paguen quienes la han provocado. Especialmente importantes son los conflictos laborales locales, sectoriales o regionales que se inclinan del lado de los y las trabajadoras, ya que transmiten confianza a quienes los conocen. Estas victorias deben ser difundidas como ejemplos. Victorias de luchas laborales locales que en plena ola de recortes sociales muestran que las y los trabajadores pueden contraatacar y mejorar sus condiciones de vida, como la reciente victoria en el servicio de Modelos en Vivo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla7.

También son importantes las movilizaciones locales contra los recortes sociales organizadas por movimientos sociales, partidos políticos y sindicatos, como las que están convocando CGT a nivel estatal, la Asamblea de Barcelona, la Asamblea de Movimientos Sociales en Madrid o la Plataforma de Movimientos Sociales y Sindicatos en Sevilla. No sería la primera vez que llamadas realizadas sin esperar un gran poder de convocatoria se convierten en masivas y cambian el clima político del momento.

Conscientes de la importancia de los ejemplos de las luchas ganadas por los y las trabajadoras, los empleadores, y especialmente los gobiernos que al calor de la crisis recortan y privatizan servicios públicos, echan el pulso frente a grandes movilizaciones. Éste ha sido el caso, por ejemplo, del gobierno central frente a la huelga de empleados públicos, la huelga general o el paro de los controladores aéreos, y de los gobiernos murciano (PP) y andaluz (PSOE) que han aprobado finalmente reformas que atacan fuertemente a los empleados públicos a pesar de las movilizaciones masivas8.

En el contexto de recortes sociales en el que estamos, los y las trabajadoras seguirán respondiendo frente a los ataques gubernamentales del PSOE y el PP y de los empresarios. Construyamos solidaridad de clase en pro de la victoria de estas luchas de hoy que pueden ser las semillas de las movilizaciones de masas del mañana.

*Jesús Castillo es militante de En lucha, delegado del SAT y profesor en la Universidad de Sevilla. Acaba de publicar el libro "Migraciones ambientales" para la editorial Virus que puedes comprar aquí



Notas

(1) Los trabajadores, la clase media, la Junta Militar y la revolución permanente
(2) Egipto: La oposición sale a la calle para denunciar el fraude electoral
(3) ¿Quién va a las rebajas?
(4) Valoración de la mayoria sindical sobre la Huelga en Euskal Herria
(5) Manifiesto público de delegados/as y afiliados/as de CCOO contra el pacto social
(6) Estados Unidos: Se radicaliza la respuesta a los recortes del gasto público
(7) Éxito rotundo de la huelga de Modelos en la Universidad de Sevilla
(8) Murcia en pie de guerra contra los brutales recortes a funcionari@s
http://plataformaaguapublica.blogspot.com/


http://enlucha.org/site/?q=node/15849

[VERSIÓ EN CATALÀ: http://www.enlluita.org/site/?q=node/3429]


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