Cuando asciendes en una nave espacial llega el momento en que te sales de la ley de gravedad y comienzas a flotar inevitablemente, no hay forma de evitarlo. Llegar a las mieles del poder gubernamental es lo mismo. Te vuelves prepotente, te crees la madre de Tarzán, miras a tus amigos por encima del hombro; le dices a tu engreída secretaria que si te llama Juan Pueblo le digas que tienes una agenda “muy apretada” y que cualquier cosa tú lo llamarás. Y si estás muy cerca del presidente te enfermas aún más y para pedirte una audiencia hay que besarle el culo al diablo para poder conseguirla. Los diputados de la AN y TODOS los ministros y demás funcionarios de “alto rango” sufren del mismo síndrome. Una vez en “la cima” pierden las perspectivas supuestamente socialistas y se olvidan del soberano. Es una cuestión psicológica donde privan aspectos emocionales, complejos de índole diversa y, sobre todo, falta de conciencia revolucionaria. Ese es el caso de Aristóbulo, se endulzan tanto con el poder que terminan enfermándose y pierden la conciencia que un día tuvieron. Muchos se dicen revolucionarios pero en verdad son REVOLUCIONEROS, no tienen real sensibilidad social y el brillo fatuo del poder y el dinero los vuelve ciegos, sordos y estúpidos. Sin embargo tenemos que votar por ellos para que los curules de la AN no sean ocupados por otros más peligrosos que tienen como bandera el facismo, el lacayismo y el asesinato como arma para vencer resistencias. Estamos en un dilema y no podemos entregarle la Asamblea Nacional a esos degenerados opositores que vendieron su alma al demonio y a los gringos (valga la redundancia).
Hoy un amigo me dijo al respecto: Tienes razón Efraín, en Miraflores no hay revolucionarios (excepto Chávez), los revolucionarios somos nosotros, el pueblo.
Debemos elegirle un séquito de aduladores y prometedores de fantasías a nuestro presidente, de lo contrario no habría gobierno. Muy pocos son sinceros y luchadores sociales de hecho. Samán FUE uno de ellos hasta que la oligarquía arropó a Elías Jahua y mandaron al citado camarada al limbo. Y digo FUE porque hasta ahora nada parece retornarlo a la lucha revolucionaria oficial, a menos que nuestro líder recapacite y haga conciencia de la manipulación de la que fue objeto.
No nos llamemos a engaño: La estructura burguesa de gobierno deberá ser pulverizada por el poder popular para que haya un verdadero socialismo bolivariano. No olvidemos aquella frase incomprendida de nuestro Simón Bolívar: “Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión…” El Psuv es otro partido más que no ha sabido aprovechar la oportunidad de fundirse con el pueblo y volverse poder de base. El que llega a los despachos de Miraflores pierde la conciencia revolucionaria porque esa estructura es lo contrario al socialismo, es burguesía pura, burocratismo, engreimiento y pérdida de la sensibilidad social. ¿Por qué Chávez no la ha perdido? Porque ha estado claro en su mente y en su corazón el propósito de su vida, o sea, sacrificarse por su país. Ese señor trabaja en exceso y eso no es bueno porque le hace cometer errores, tiene desgaste en su discurso y los anillos de poder que le rodean lo engañan. Él no es un todopoderoso, es un ser humano de compromiso pero es un ser humano. Pero debemos darle un grupo de supuestos revolucionarios para que pueda conformar un equipo de gobierno que irá muy lentamente a mejorar la calidad de vida de todos nosotros, pero una Venezuela socialista está bastante lejos. No podemos derrumbar el poder burgués si nos anclamos en sus desvencijadas estructuras. Hace falta una auténtica revolución y Chávez no lo puede hacer sólo. Si el presidente se comunicara más directamente con nosotros a través de asambleas populares, del “Aló Presidente”, de VTV, etc., entonces sí estaríamos en el camino correcto.
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