Grano de Maíz

¿Quén podrá derrotarnos?

Las Revoluciones son invencibles, nadie las puede derrotar, las Revoluciones se suicidan, ellas mismas son su patíbulo.

Después que una Revolución tiene acceso a las grandes masas, luego que la comunicación se establece, la derrota sólo puede surgir de sus entrañas. Siempre, detrás de una derrota revolucionaria está el comportamiento errado de los revolucionarios, antes que la experticia de los enemigos restauradores.

Y el extravío del camino está en la ideología, podemos decir que una derrota revolucionaria viene, siempre precedida por una derrota ideológica.

La gloriosa Revolución Bolchevique se derrumba, ya lo denunciaba el Che, por perderse en las armas melladas del capitalismo en el camino al Socialismo.

Si buscamos con detenimiento en la historia de Allende seguro encontraremos un yerro ideológico, la dificultad de parir la idea justa para descifrar la Revolución Pacífica.

Es así, las revoluciones son ante todo un asunto de ideología.

En la Revolución Bolivariana , en momentos en que transitamos las aguas de una agresión imperial de alta factura, perfeccionada en años y operativos exitosos derrumbando gobiernos y yugulando revoluciones, cuando estamos en una etapa estelar desde donde podemos avanzar al Socialismo o retroceder a etapa fascista, es un deber de los revolucionarios profundizar, perfeccionar la ideología.

En esta etapa de crisis, de posibilidades revolucionarias, nada es más importante que la ideología, un yerro aquí es irreparable y significa la pérdida de la Revolución.

Es necesario, es urgente que la Revolución se importe de la ideología, no se puede dejar a la improvisación, al voluntarismo. Debemos encararla con rigor.

La primera pregunta que surge es:

¿Quién, qué impide la formación ideológica, cuáles son los factores que se oponen, por qué los intentos fracasan?

La respuesta es que la actitud frente a la formación ideológica es ideológica, es decir, la conducta, la visión del estudio y la formación ya porta una carga ideológica. Veamos.

Hay ideologías que propagan el espontaneísmo, que desdeñan el esfuerzo por adquirir conocimiento, propician la falta de rigor. Postulan que el conocimiento está en el pueblo indefinido, y allí nació por “generación espontánea”, lo que hay que hacer es afinar el oído y la vista.

Estos, por supuesto, nunca podrán construir una ideología revolucionaria, ni una formación seria, no superarán la etapa utópica-folklórica. De esta manera privan a los desposeídos, que dicen amar, del derecho a adquirir el conocimiento universal, construido con rigor y con estudio.

Otras ideologías, postulan que el conocimiento lo adquiere el humano a partir de métodos construidos por milenios de experiencia, que permiten a partir de particularidades generalizar, descubrir leyes, postular hipótesis, enriquecer el conocimiento universal, transformar al mundo.

Y proponen la necesidad de creación de núcleos que a partir de este conocimiento universal puedan investigar, crear teoría y difundirla, que le permita a la Revolución conducir su práctica, y en la práctica determinar los errores y corregirlos enriqueciendo así la teoría Revolucionaria Universal.

Esta es la ideología que puede resolver el problema de la formación ideológica que precisa la Revolución.

¡Chávez es Socialismo!


antonioaponte2000@gmail.com


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Antonio Aponte

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