Experiencias vividas históricamente estructuradas, ¿Capitalismo, Socialismo o Tercera Vía?

El tema propuesto para este nuevo milenio es atacar las raíces profundas del capitalismo sobre la base de la construcción de un socialismo con diseño moderno, que ha surgido en el propio seno de la demanda nacional en la solución de problemas heredado de la denominada “cuarta república” y sobre las circunstancias de ensamblar un nuevo país que sea una referencia en América Latina o un modelo especifico para estas regiones en consideración al contexto donde las experiencias históricas, que han convivido por muchos años, permitan sintonizar un sistema político bajo un eje contra imperialista, antineoliberal o como quiera llamárseles, por la forma como el centro hegemónico de América viene amenazando estrepitosamente a los países que están proponiendo formas diferentes de sistemas políticos: Venezuela, Bolivia y Ecuador, que están luchando por el reordenamiento de los sistemas políticos y sociales en alianza con los menos debatidos postulados de la nueva generación de conceptos tales como Socialismo del siglo XXI, la erradicación del capitalismo empobrecedor y el tan desclasificado concepto de “tercera vía” o “posición neutra” que no es ni capitalista, ni socialista.

Sobre este ejercicio, de construir un nuevo sistema político que arrastre una nueva gestión económica, frente a la persistencia de los controles financieros mundiales, pese a su crisis, aun bajo el dominio del mercado internacional de capitales y regulación del mercado monetario, constituyen la fase más agresiva del capitalismo. Toda esta estructura fue impuesta por el circuito imperial norteamericano, luego de la Segunda Guerra Mundial, con sus ciclos negativos y de abundancia, pero con ciertas respuestas de hoy en día y más con la hecatombe financiera que hoy destruye el aparato capitalista en el mundo.

De esto surgirá una bestia capitalista herida, mas peligrosa aun. Por esta razón, reordenar el orden político en nuestra región se requiere hacer un esfuerzo máximo para que los acuerdo políticos entre los gobiernos progresistas de America Latina, incluyendo Nicaragua y Honduras, no disminuyan en la voluntad de sus seguidores.

Sobre este ultimo aspecto, el presidente Chávez viene avanzando en la idea de construir un sistema humanizante de economía alternativa y sobre la base de una ideología que no esta definida por la ausencia de un debate serio.

El presidente Chávez, ha reflexionado a través de los diferentes medios de comunicación su propuesta alternativa, mediante una agenda de cambios donde el pueblo, en sintonía con los sistemas de inclusión social y productiva y de planificación popular, ha establecido un nuevo paradigma de la organización tanto socioproductiva, como territorial. Pero el punto que denota la más alta debilidad para el desarrollo de un Plan Social y Productivo esta en el carácter dependiente del estado y donde los convenios y/o alianzas estratégicas con otros países muestran signos de debilidad.

Todo lo anterior es fundamental para comprender la intencionalidad de transformar el país mediante nuevas estructuras internas para consolidar la sociedad que se requiere, pero, el capitalismo, es un modo de producción perseverante que ha enquistado sus estigmas ideológicos en lo más recóndito de la conciencia del venezolano. No obstante, a pesar de la crisis actual, el capitalismo sigue siendo capitalismo, es un sistema con muchos años de persistencia, de reacomodo cíclico, con una poderosa fuente de poder estratégico para el dominio del mundo, es una clave histórica para interpretar la miseria mas profunda de los pueblos, pero a pesar de todo, persiste, en cambio, el carácter socialista que la historia nos manifiesta un socialismo inspirado en las ansias de superar al capitalismo para conformar otro escenario de poder.

La historia nos dice que el carácter socialista ha mostrado ser una base teórica para comprender el mismo carácter de las estructuras del capitalismo, es una referencia teórica para interpretar las sociedades desde su perspectiva económica y superestructural. Entonces, otra vía, adonde nos conduciría, a mantenernos entre las dos corrientes en pugnas sin el respectivo marco conceptual definido. Lo defino como una identidad perdida, pero más arrimado al capitalismo. En Venezuela, todavía no comenzamos a debatir sobre las propuestas de cambio, porque no hay voluntad para nuevas propuestas, lo que hay son oportunidades y rebusques, a pesar de la mejor intención del presidente Chavez.

martinezear@yahoo.com


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Edgar Martínez-Castillo

Dr. en Ciencias Políticas


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