Sindéresis y lealtad, compatriotas

Sin duda, una de las carencias más sentidas de nuestro proceso revolucionario tiene que ver con la conciencia revolucionaria y socialista. No se dispone de un liderazgo colectivo capaz y bien formado con la capacidad de llevar al corazón del pueblo el conjunto de tácticas y estrategias que la Revolución demanda para su éxito. Todo el peso de la elaboración estratégica recae en la persona del Comandante-Presidente sin prácticamente ayuda alguna. El resultado de tal carencia es que; a) el oportunismo vicioso y mañoso ha aprendido la lección para obtener resultados en su propio beneficio callando o haciendo coro sólo cuando conviene a sus propios fines e intereses; y, b) no entrenados en el debate autocrítico cualquier acción del timonel del proceso es mal interpretada en unos casos y en otros excomulgados los que se atrevan a elevar una palabra crítica.

Las decisiones tomadas por el conductor y líder del proceso revolucionario en los últimos dos meses han confirmado contundentemente lo antes expuesto. De un lado quienes en forma acrítica todo lo confirman y lo aplauden sin previo análisis ni reflexión y del otro críticas destempladas ausentes de la más elemental sindéresis o apego al rigor histórico. En ambos casos se va mal.

Veamos: Basados en un dudoso rigor algunos sólo aciertan a ver entrega y reformismo en cuanto se ha hecho. Dudoso rigor porque quienes hoy sostienen que el encuentro con Uribe, o luego con el rey Juan Carlos de España es una prueba de ese entreguismo uno los recuerda –al menos quien esto escribe- defender con pasión religiosa la “claridad estratégica de José Stalin o de Mao Tse Tung” Olvidan con deplorable levedad quienes hoy hacen estas afirmaciones que el 23 de agosto de 1939, poco antes de comenzar la Segunda Guerra Mundial, nada más y nada menos que los ministros de Asuntos Exteriores de la URSS y de la Alemania nazi, Viacheslav Molotov y Joachim von Ribbentrop, se reunían bajo la mirada complaciente de Stalin y Hitler a firmar un pacto de no agresión en el cual se comprometían, la URSS socialista y la Alemania nazi, “a la solución pacífica de las controversias entre ambas naciones”, agregando a ello “la decisión de estrechar vínculos económicos y comerciales así como a la ayuda mutua”

Se nos enseñaba –creo que con toda razón- que Stalin con habilidad extraordinaria ganó para la URSS un tiempo necesario que de no haberlo tenido habría sido mortal para la seguridad de la Revolución Soviética. ¿Puede aquello ser una demostración de estrategia revolucionaria y la entrevista de Chávez con Uribe entreguismo?, ¿no ha desarmado -Chávez- temporalmente al menos, un frente de ataque imperialista al apaciguar las tensiones con Colombia?, ¿no se la ha puesto más difícil al imperio?

En 1972, uno de los presidentes de los Estados Unidos que perfectamente podría disputar el título al más asesino de la historia con el actual George W. Bush, me refiero a Mr. Richard Nixon, era recibido en Pekín nada menos que por el gran timonel, Mao Tse Tung. El resultado de tal reunión, según el comunicado conjunto, fue “aliviar las tensiones, abrir ambos países al comercio y establecer relaciones armónicas”. De nuevo, ¿se puede aplaudir con pasión la estrategia del gran timonel y calificar de entreguismo lo actuado por el Presidente Chávez? Curiosamente al leer los comunicados en cada ocasión pueden encontrarse similares objetivos de los mandatarios.

Por otro lado es evidente que dentro de este frente de aplaudidores de oficio, acríticos y ladinos se mimetiza una legión de oportunistas que sólo apuestan a su propio beneficio. La ineficacia absoluta en el cumplimiento de sus obligaciones, un demoledor burocratismo cuadrapléjico y voraz, sin asomo de moral socialista, amenaza seriamente con dar al traste con todo el proyecto revolucionario. Pocas áreas se salvan de este andar entre mal y peor de la burocracia. Con eficacia demoledora se va arrancando del pueblo, a fuerza de indiferencia y malos ejemplos, toda la emoción que los contactos con el Presidente le inyecta.

Esta inconsecuencia deplorable de la burocracia conduce a situaciones en las cuales el Presidente, visiblemente angustiado, desalentado y triste hace reclamos en público como el que tuvo por objeto al joven ingeniero de Metrocable en el último Aló Presidente. No recibieron el reclamo presidencial quienes orondos y satisfechos debieron haberlo recibido. Mientras este joven ingeniero era objeto de una exigencia ética incuestionable pero forzosamente humillante por la desproporción evidente entre la figura inmensa del Presidente y la del joven profesional contra quien no había prueba alguna, miles de funcionarios de alto rango, diputados, gobernadores, alcaldes, candidatos a gobernadores, a alcaldes etc., etc., verdaderos causantes del despropósito, se solazaban ante el “espectáculo” y hasta aplaudieron conocedores de que son ellos quienes debieron recibir las iras de la Revolución, las iras del Presidente y las iras inclementes del pueblo. Es esa burocracia inoperante y corrompida la que hace posible que cosas como estas pasen.

Imposible no tener presente a Jesús de Nazareth cuando justamente ante una situación análoga llamó a estos fariseos “raza de víboras que cerráis la puerta entre Dios y su pueblo”… o cuando les recomendó oír pero no cumplir cuanto venga de estos bandidos egoístas, “Haced lo que dicen pero no hagan lo que hacen, porque ellos preparan y atan grandes y pesadas cargas para ponerlas en las espaldas del pueblo, pero no mueven un dedo para moverlas ellos”

Es tiempo de activar como nunca antes la conciencia revolucionaria popular; la revolución y el timonel lo demandan; que nadie olvide que la eficacia corrosiva de la burocracia y la potencia de la contrarrevolución es inversamente proporcional a la conciencia revolucionaria del pueblo. Hay que meter alma, vida y corazón a la batalla por el socialismo. Hay que ayudar eficazmente al líder de la revolución del único modo en que debe hacerse: ¡haciendo revolución! Cortándole las uñas a tanto demonio mimetizado de rojo-rojito. No aceptando la ineficacia como un añadido obligatorio. Movilización popular y triunfo contundente. No podemos optar por otra cosa. Patria y socialismo… o la muerte ¡¡¡VENCEREMOS!!!

¡CONCIENCIA Y COHERENCIA RADICAL!
Nuestras primeras necesidades.
¡VENCEREMOS!


martinguedez@gmail.com


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Martín Guédez


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