General Omar Torrijos y las alas del abecedario

Dicen que el aleteo de un insecto en el otro lado del planeta, se siente de este lado del mundo, en algún momento y lugar, como una acción que ha sucedido, como un código.

De Torrijos, el amor a su pueblo y su patria. De los indios Cunas (principio de algo) sus consejeros eventuales, y los campesinos, sus asesores circunstanciales, la incrédula sensación que no cesa. De los Sandinistas, la solidaridad con su guerra, igual en el Salvador.

Por Panamá, cuando Omar Torrijos, transitó todo lo que fuera antiimperialista, desde la Guerra del Banano contra la United Fruit Company hasta la recuperación del Canal, sumado a que el istmo, (soñado como el de Corinto, el de la Peleponesa y la Grecia) fue encrucijada de la logística, un cobijo para el herido, una conversa para avanzar, un Bunker para ser oído, día y noche. Bunker presidencial, ubicado en el barrio, uno de los más pobres del país. Decía Torrijos, al respecto, que ahí se sentía a gusto, porque estaba en medio de sus pobres. “ Lo malo de estar lejos de la pobreza es que a uno se le olvida de que existe”.
(N:1929 - M:31 de julio de 1981)

Versiones sobre su muerte:

Unos opinan que fue asesinado, otros que un accidente. Un autor norteamericano, John Perkins, narra en una reciente publicación, postergada en varias ocasiones, debido a supuestos sobornos que le hicieron para no publicarla: “Intentaron hacerle renegociar el Tratado del canal y que no hablara con los japoneses (para construir un canal a nivel, idea antigua ya ). El se negó rotundamente”. “Una grabadora con una bomba en su interior, habría estallado dentro de la aeronave, en que viajaba Torrijos. Todo, como consecuencia de la negativa del fallecido general a negociar con Estados Unidos.”

Cuando el Presidente Teodoro Roosevelt, el de la política del big stick (el gran garrote, continuador de la Doctrina Monroe) se firmó el tratado original entre ee.uu y Panamá, en 1903. Poco después que Panamá declarara su independencia de Colombia, propiciado por los ee.uu. quien colocó barcos de guerra para que Colombia no se defendiera. A partir de ese día, los ee.uu., se apropiaron del derecho indefinido de construir, operar y defender el canal perpetuamente, incluyendo una franja de tierra de 16 kilómetros con sus aguas adyacentes, llamada “Zona del Canal” Desde entonces, las ganancias económicas norteamericanas fueron incalculables.

Poco antes de que el Congreso norteamericano debatiera la resolución del canal de Panamá, Torrijos, se dirigió allí mismo a los parlamentarios, personalidades y al presidente de ee.uu., extractos: “ Mi presencia en este escenario, conjuntamente con los más representativos líderes y estadistas del hemisferio, rubrica la terminación de muchas luchas de varias generaciones de patriotas panameños…Sin embargo, lo que fue una conquista tecnológica para la humanidad, las deformaciones históricas la convirtieron en una conquista colonial de nuestro país. Y digo deformaciones de la historia porque el mismo presidente Teodoro Roosevelt manifestó públicamente en Panamá el 18 de octubre de 1904: -Señor Presidente Amador Guerrero, nosotros no tenemos la menor intención de establecer una colonia independiente en la zona del canal-… Estimado Señor Presidente Carter, (continua Torrijos), hay dos clases de verdades: la verdad lógica y la verdad agradable. En nombre de la verdad lógica, quiero manifestarle que este tratado que firmaremos, y que deroga el que ningún panameño firmó, no goza de un total consenso en nuestro pueblo. Porque 23 años acordados como período de transición son 8.395 días. Porque permanecen por este tiempo bases militares que convierten a mi país en un posible objetivo estratégico de represalia, y porque estamos pactando un Tratado de Neutralidad que nos coloca bajo el paragua defensivo del Pentágono. Pacto éste que, de no ser administrado justamente por las futuras generaciones, puede convertirse en un instrumento de permanente intervención… Estimados amigos senadores: Me despido recordándoles el pensamiento de un filósofo que dijo -Un estadista es aquel que piensa en las futuras generaciones, y un político es aquel que piensa en las próximas elecciones-. Me voy a mi Patria convencido de que el futuro de nuestras relaciones queda en manos de excelentes estadistas ”. Omar Torrijo lo sabía, simplemente aplicaba su estrategia particular: negociar para ganar tiempo. Negociar a como de lugar, pero sin venderse, siempre con un segundo plan. Lo dijo: “ para negociar con los ee.uu hay que tener una granada en la mano ”. De hecho cuando tocó al congreso norteamericano votar la resolución que devolvía el canal a Panamá, los resultados, fueron por escasa diferencia, lo que decía de la poca convicción que había de regresar lo justo. Poco tiempo antes, ya Torrijos había mandado a dinamitar todo el canal. “ si el canal no es para Panamá, no habrá canal para nadie, sentenció. El 7 de septiembre de 1977, en el Salón de las Américas de la OEA, se firmaron los históricos tratados. Informaba el Presidente Carter, “Antes de entrar a la firma, comenzó a llorar de emoción, abrazando a su esposa.” Probablemente recordó aquella frase que un día enunció: “Yo no quiero entrar a la historia, yo quiero entrar al canal” El sueño al parecer fue cumplido, junto a aquel otro que versa en que, algún día los niños de Chorrillo (barrio popular contiguo a la zona del canal, a mansalva bombardeado por los ee.uu., cuando invadieron y apresaron al Coronel Noriega ) recogerán los mangos que cada año se pudren en el suelo del lugar, sin que marines los capturen o encarcelen con leyes y jueces de otro país. El canal se recuperó. Los gringos se fueron, aunque de alguna forma se las han inventado para quedarse dentro de la política panameña actual. No obstante, los niños panameños (uno de cada tres excluidos de una verdadera alimentación) recogen mangos donde Torrijos lo soñó, pero mirando el horizonte.

Otros, como la empresa canadiense De Havilland, fabricante del avión donde murió Torrijos, quien hizo el peritaje, enunció que no hubo fallas mecánicas. De igual forma, las empresas trasnacionales de la investigación, norteamericanas en su totalidad, aún no han dado con los autores intelectuales de los asesinatos de Kennedy y Martin Luther King.

Otras versiones enuncian que los instrumentos del avión fueron interferidos desde tierra. José de Jesús Martínez, filósofo, escolta, biógrafo y piloto de Torrijos, testimoniaba, que ese día era imposible un accidente por mal tiempo, el día era claro y perfecto para despegar.


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Carlos Angulo


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