¡¡La Revolución no ha terminado!!

“O se lanza la locomotora a toda velocidad por la pendiente histórica hasta la cima, o la fuerza gravitacional la arrastrará nuevamente hacia abajo y se precipitará en el abismo con todos aquellos que, con sus vacilantes fuerzas, intentaban retenerla a medio camino”. Eso lo dijo Carlos Marx y sería aplicable al caso de Venezuela cuando no pocos chavistas y revolucionarios tratan de desentrañar las causas que hicieron posible la victoria opositora en el referendo del pasado 2 diciembre de la reforma constitucional. Pocas veces el socialismo, como alternativa revolucionaria al capitalismo a nivel mundial, ha tenido una oportunidad como la que se le presenta en la Patria chica de Bolívar al lograr una aceptación sin compulsiones por parte de tres millones de personas que aún confían en su aplicación, sin complicadas definiciones teóricas, con la convicción de ser éste la alternativa verdaderamente democrática de la cual disponen todas las venezolanas y todos los venezolanos de vivir en una Patria digna, libre y democrática como siempre se ha querido. En tal sentido, hay que hacer énfasis que el compromiso revolucionario no está limitado nada más que al ámbito electoral, aunque no deba eludirse, sino que obliga a todos los chavistas y a todos los revolucionarios a contribuir efectivamente con la construcción de las bases de lo que sería el socialismo bolivariano del siglo XXI y a lograr una unidad real de los diversos factores sociales y políticos que respaldan activamente este amplio proceso de transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas del país, haciendo del pueblo venezolano su principal sustentador y conductor.

En esta nueva situación del proceso revolucionario bolivariano, es válida la sugerencia de Celia Hart “de hacer política desde la revolución. Dejar de convencer a los que nunca lo harían y reforzar a los que echaron pie en tierra a pesar de las tantas contradicciones y de traidores abiertos y encubiertos que saltaban por doquier”. Esto implica que sea materia imprescindible el fortalecimiento del conocimiento y de la conciencia revolucionarios a nivel de las bases populares mediante una formación ideológica socialista, sistematizada y con un apoyo sincero y constante de quienes hoy ocupan distintas posiciones de gobierno en nombre de la revolución bolivariana. En esta dirección debiera inscribirse, por ejemplo, la organización y el funcionamiento del PSUV en el entendido que esta organización partidista debe ser espacio permanente del debate político e ideológico, como asimismo de la democracia participativa y protagónica, directamente ejercida por su base militante, sin la existencia mínima de los vicios antidemocráticos de los cogollos o elites partidistas. Para ello, es muy importante e inmediato que todos los aspirantes a militantes socialistas combatan abiertamente en su seno las imposiciones de dirigentes y candidatos que exhiban una forma de conducirse totalmente ajena a la de unos verdaderos revolucionarios, lo cual sería una clara señal de que no están de acuerdo con la revolución socialista que propone el Presidente Chávez, resultando ésta una de las tantas causas de lo sucedido el pasado 2 de diciembre.

Es fundamental para el avance revolucionario la depuración en todos los organismos públicos de aquellos funcionarios que sólo se ocupan de su sueldo y sabotean todo aquello que vaya en beneficio del pueblo. En relación con esto, se hace necesario activar contralorías sociales a todo nivel que sirvan para evaluar, controlar y fiscalizar la actuación de tales funcionarios, ayudando a hacer más eficiente y eficaz la administración pública. Esta acción del poder popular debe extenderse también al ámbito privado de la economía, ya que resultó evidente el papel desestabilizador cumplido por algunos empresarios de la producción de alimentos en las semanas previas al referéndum sobre la reforma constitucional, jugando con una de las necesidades más sentidas de la población venezolana como lo es su alimentación.

De igual manera, dentro del proceso revolucionario bolivariano se impone: 1) redefinir la unidad revolucionaria y convertirla en acción política a corto, mediano y largo plazo, coincidiendo con la necesidad de consolidar el proceso de transformaciones que se iniciara con la elección presidencial de Hugo Chávez, sobre la base de una misma identidad y disciplina revolucionaria que siempre prevalezca por encima de cualquier tipo de interés sectario o personal de la dirigencia política actual. 2) exigir de todos los entes públicos una mayor celeridad y eficacia en la solución concreta a problemas concretos que afecten a nuestras colectividades. Para ello es importante asumir la participación popular es un elemento básico que no se puede dejar de lado en ningún momento. 3) organizar al pueblo en función de darle sustentabilidad al proyecto revolucionario bolivariano adelantado y plasmado en la Constitución de 1999, lo que implica organizar la transición hacia el socialismo, primero como un estado o condición de la conciencia revolucionaria del pueblo y luego como realidad posible, con lo cual pueda constituirse y funcionar una nueva institucionalidad democrática al servicio de los intereses del pueblo en combinación con el poder popular. Para lograrlo, enfatizamos la necesidad de rescatar la sintonía con el pueblo y redefinir también la conducción del proceso revolucionario bolivariano, evitando que éste se desvíe y se distorsione en función de intereses personales.

Finalmente, se debe afirmar y reafirmar que la revolución no ha terminado. El proceso revolucionario bolivariano continúa y solo falta consolidarlo con la participación popular. Chávez no se va. Eso es claro y legítimo. Faltan cinco años durante los cuales el proceso bolivariano podrá posicionarse de un modo más convincente en cuanto a su programa socialista, por lo que se hará necesario que se crea una diversidad de instancias organizativas populares que tengan objetivos comunes y actúen en una misma dirección, conformando en consecuencia una vanguardia revolucionaria legitimada por su gestión política y social entre las comunidades, sin que esto signifique que se cierren las posibilidades de surgimiento de nuevos liderazgos revolucionarios.

mandingacaribe@yahoo.es


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Homar Garcés


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