La nueva veneración supersticiosa del Estado

Reforma & C.A.?

La estadolatria propia del viejo socialismo inexistente, se expresa en su funcionalidad directa con los intereses de los nuevos grupos económicos de poder y sus gestores políticos. No hay transición al socialismo democrático, plural y libertario desde el fortalecimiento de la estadolatria y del capitalismo de estado. Marx y Engels habían liquidado esta veneración supersticiosa del Estado, donde la gente se acostumbra a pensar que los asuntos e intereses comunes a toda la sociedad no pueden gestionarse ni salvaguardarse de otro modo que por medio del Estado y sus funcionarios bien retribuidos.”(Introducción a la guerra civil en Francia). Para Marx y Engels en los procesos de transición, “se amputan los lados peores de esta mal”, hasta llegar a deshacerse de todo este trasto viejo del Estado, como máquina político-legal que asegura la función de mando del capital. El fortalecimiento del Estado es un valor de nuestros “jacobinos burgueses”. Y en este error han caído nuestros intelectuales del socialismo del siglo XXI. Ha dicho Haiman el Troudi en su texto: Ser capitalista es un mal negocio que “hay que vencer la conspiración del chavismo sin socialismo, esto es, la subterránea lucha de jacobinos versus girondinos”. (p.31). Haiman se equivoca de modo patente. Constituye un grave error la exaltación del jacobinismo como la «izquierda social» de la revolución francesa. Los jacobinos fueron, en realidad, la izquierda política de una fracción de la burguesía. La lucha no es solo entre las aparentes mascaras de girondinos y jacobinos, sino que depende de las perspectivas antagónicas de clase que encubren. Haiman el Troudi reproduce el error de la historiografía liberal sobre la revolución francesa, ignorando que la burguesía como clase social estaba representada por diversos partidos políticos. Así mismo, los jacobinos estaban divididos internamente de acuerdo a adscripciones de clase mucho más complejas. Dentro del partido jacobino se configuraron tendencias contrapuestas que traducían los antagonismos sociales entre la burguesía, y las clases populares urbanas y rurales. La historiografía liberal suele ignorar estas confrontaciones internas, como Jean Jaurés la señaló ya en su Historia socialista de la Revolución francesa, pero la historia oficial nada dice de las milicias creadas por la burguesía para aplastar a los aldeanos inconformes, o las duras leyes que los diputados burgueses votaron en la Asamblea para reprimir sus protestas. Los propios jacobinos liquidaron a su izquierda social. Trasladando esta metáforas políticas, allí esta el meollo de la polémica sobre el “Chavismo sin Socialismo”. Si Haiman el Troudi quiere de verdad profundizar en lo que llama “Chavismo sin Socialismo” tiene que agudizar los esquemas hasta llegar hasta la raíz populista-capitalista de nuestra dirigencia jacobina, que amparando a nuevos grupos económicos de poder, balbucea la palabra socialismo del siglo XXI, y al mismo tiempo confiscan los contenidos populares contra-hegemónicos de los sectores populares revolucionarios. Ésta neo-oligarquía no le teme a la mascara político-jurídica del llamado Estado Socialista y su hiperpresidencialismo, porque ha penetrado profundamente sus centros estratégicos de poder. Ocho años de gobierno han creado en Venezuela lo que muchos llaman "boliburguesía", que habla en registro jacobino o girondino cuando las circunstancias así lo exigen. Domingo Alberto Rangel viene señalando (Correo del Caroní, El Carabobeño, etc): “En la Europa clásica, la burguesía creaba al Estado, aquí en Venezuela el Estado crea a la burguesía. Desde 1900 hasta el día de hoy, cada fracción burguesa surgida en los horizontes sociales de nuestro país ha sido obra del Estado”. Afirma D.A.R.: El Estado venezolano es opulento, corrompido y caprichoso. Aquí el Estado puede convertir en las doce horas que necesita la luz de los cielos para alternar con las sombras, a un "peladito cantinflinesco" en un personaje aristocrático. Desde hace cien años los sucesivos cabecillas de nuestra oligarquía han sido producidos por una incubadora milagrosa, la Tesorería Nacional. Es decir, creación del presupuesto nacional. Actualmente es posible divisar los perfiles de las fracciones de la oligarquía del dinero “bolivarianas”. Leyendo a D.A.R. se me ocurre pensar: que terrible sería, que muchos aspectos de la reforma, no fuesen mas que piezas bufas de maniobras que traducen los conflictos internos entre las fracciones de la oligarquía del dinero venezolana. Continuará…

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Javier Biardeau R.

Articulista de opinión. Sociología Política. Planificación del Desarrollo. Estudios Latinoamericanos. Desde la izquierda en favor del Poder constituyente y del Pensamiento Crítico

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