Propuesta de nuestro Presidente, para el mundo: El socialismo del siglo XXI o socialismo de la esperanza

La idea o propuesta para el mundo, del socialismo bolivariano, del socialismo del siglo XXI, por nuestro presidente Hugo Rafael Chávez Frías, implica el reconocimiento de que los dilemas sociales, económicos y culturales se manifiestan, al mismo tiempo, en el ámbito local, nacional, regional y mundial. En este Socialismo a la venezolana, se reconoce, necesariamente, que más y más el ámbito mundial ha adquirido cada vez más relevancia. Reconoce que las relaciones, los procesos y las estructuras de dominación y apropiación, al mismo tiempo que las de integración y fragmentación, se desarrollan a escala mundial y entran en la determinación de mucho de lo que es local, nacional y regional, El socialismo venezolano puede denominarse "nuevo" incluso porque hace un profundo análisis y evaluación crítica de los países socialistas como: la Unión Soviética, en los países de Europa central, China, Angola, Mozambique y otros más, para sacar con una pinza muy diminuta lo bueno de estos regimenes socialista. En estos casos, en los que evidentemente hubo muchas realizaciones importantes, hubo también equivocaciones y distorsiones. Pero es preciso reconocer que algunas distorsiones fueron provocadas por el clima ideológico y geopolítico creado con la guerra fría, orquestada por los gobiernos de Estados Unidos y apoyada por los países de Europa occidental, Japón y por países del entonces Tercer Mundo. La guerra fría funcionó incluso como un poderoso esquema geopolítico de militarización de los países alineados con Estados Unidos. Además, dinamizó y generalizó la expansión del capitalismo. Por esto, en parte, el agravamiento de algunas distorsiones sociales, económicas, políticas y culturales en los países socialistas; además de la militarización en gran medida inducida por el complejo industrial militar norteamericano.

En todo lo que ha sido innovador y realmente socialista, así como en todo lo que ha sido problemático y distorsionado, esas experiencias socialistas representan una base importante en la elección de medios y modos para la redefinición de nuevas propuestas para las condiciones y las posibilidades del socialismo en Venezuela y para el mundo. Sí, "socialismo para el mundo", no solamente en el ámbito venezolano. La globalización de las tensiones y de las contradicciones sociales, así como de las reivindicaciones y de las luchas, lanzan internacional o, mejor dicho, de forma global, lo que se ha imaginado, y se ha echo como viable en Venezuela.

Es en la escala de la sociedad global, tomando en cuenta la trama de sus relaciones, procesos y estructuras, así como el juego de las fuerzas sociales, donde se plantea la idea y la práctica de cambio, transformación o revolución de signo socialista. Es en este ámbito donde se revelan y se desarrollan las diversidades y las desigualdades, las interdependencias y las complementarias, las integraciones y las fragmentaciones, las tensiones y las contradicciones, las cuales tornan a la sociedad global en el nuevo palco de la historia.

Se trata de un nuevo palco de la historia en el cual se mueven individuos y colectividades, grupos y clases sociales, naciones y nacionalidades, geoeconomías y geopolíticas. Ahí se manifiestan las relaciones, los acomodos, las tensiones y las contradicciones entre capital y trabajo, mercado y planificación, propiedad privada y propiedad colectiva, asalariados y propietarios, mujeres y hombres, jóvenes y adultos, nativos y conquistadores, negros y blancos, orientales y occidentales, islámicos y cristianos. Son múltiples, diferenciados y encadenados los nexos, las articulaciones, los acomodos, las tensiones y las contradicciones que en todo momento se desarrollan en todos los lugares.

Este es el clima en el que se concreta, bajo muchas formas y en todo el mundo, la metáfora hegeliana de "siervo y señor". Las innumerables identidades y alteridades, diversidades y desigualdades, jerarquías y oposiciones pueden ser vistas como diferentes figuraciones de la contraposición "siervo y señor". Esta es la dialéctica presente, de forma manifiesta o subyacente, en todos los círculos de las relaciones sociales. Esta es la dialéctica presente en el contrapunto de las condiciones y posibilidades de las conciencias de mujeres y hombres, negros y blancos, orientales y occidentales, nativos y conquistadores, asalariados y propietarios, subordinados y dominantes, comprendiendo individuos y colectividad, grupos y clases sociales, naciones y nacionalidades.

Simultáneamente, se reiteran y se intensifican las actividades de apropiación, explotación y destrucción de los recursos naturales, del medio ambiente o de la ecología, en todos los continentes, islas y archipiélagos, incluso mares y océanos, por parte de las empresas, corporaciones y holding transnacionales. Aparte de los recursos minerales e hídricos, también los vegetales y los anímales son explotados, destruidos o simplemente diezmados. Se contaminan el agua y el aire, las ciudades y los campos, la naturaleza y la sociedad, gracias a la globalización del capitalismo. Así sigue el proceso de privatización del planeta Tierra.

Varias son las condiciones y las posibilidades del socialismo venezolano. Una de ellas se refiere al intercambio entre los pueblos, envolviendo no sólo etnias y razas, sino culturas, religiones, lenguas, historias y tradiciones, además de modos de vida y trabajo, formas de ser, actuar, pensar, sentir e imaginar. Aparte de las peculiaridades socioculturales de cada pueblo, tribu, nación o nacionalidad, cabe reconocer la transculturación. Puede ser importante reconocer que el intercambio sociocultural creciente entre asiáticos, africanos, árabes, latinoamericanos, caribeños, norteamericanos y europeos en general, involucra una creciente transculturación. Aparte de la afirmación y reafirmación de identidades y alteridades, diversidades y desigualdades, crece también el intercambio de valores, ideales, instituciones, prácticas e ilusiones. Ese es un intercambio sociocultural, incluso económico y político, que de manera simultánea complica y enriquece las condiciones y los horizontes de la propuesta para el mundo de nuestro presidente Hugo Chávez Frías, acerca del socialismo del siglo XXI. Sí, el socialismo del siglo XXI que propone nuestro presidente será tanto más mundial, expresando inquietudes e ilusiones de unos y otros en la medida en que contemple las singularidades y las multiplicidades socioculturales, así como las realizaciones y las posibilidades que se abren con la transculturación.

Muchas son las condiciones histórico-sociales, reales e imaginarias, en las que echan raíces las inquietudes y las manifestaciones que se expresan en el socialismo propuesto por el presidente Hugo Chávez. Se trata de protestar contra las desigualdades y las contradicciones sociales fabricadas socialmente, lo que involucra las relaciones entre trabajo y capital, mujer y hombre, negro y blanco, nativo y conquistador, sociedad y naturaleza. Simultáneamente, se trata de organizar, movilizar, concientizar y luchar por convertir las condiciones sociales, económicas, políticas y culturales, bajo las cuales se producen, reproducen y, a menudo, se agravan las desigualdades, tensiones y contradicciones que en todo el mundo atraviesan los más diversos círculos de las relaciones sociales. Una vez más, también en este sentido se trata que esta propuesta de socialismo Bolivariano: una lucha por la transformación de las condiciones sociales de vida y de trabajo, o sea, del ser, actuar, pensar, sentir y fabular de tal manera que las formas de sociabilidad y el juego de las fuerzas sociales no creen tantas y tan brutales formas de alienación como las que se producen en el mundo neoliberal, en el que se manifiestan también explosiones de ideas y prácticas nazi fascistas.

Es ése el nuevo escenario de la historia, en el que se mueven los individuos y las colectividades. En la medida en que se globaliza el capitalismo, cuando se desarrolla una nueva división transnacional del trabajo y de la producción se dinamizan los capitales, las tecnologías y los mercados, además de otras fuerzas productivas. Las mercancías encaminadas para atender las necesidades reales e imaginarias de los unos y de los otros se desenraizan, tornándose volátiles, circulando a través de territorios y fronteras. Lo mismo les sucede alas personas, los migrantes, los turistas, las modas y los modismos. Se desterritorializan las cosas, las gentes y las ideas, cada vez más dispersas o moviéndose a través de los más diversos lugares del mapa mundial. Ese es el difícil y complicado escenario en el que los sectores populares, o grupos y clases subalternos, están siendo desafiados a moverse, organizarse y concientizarse para reivindicar y luchar por el cambio de sus condiciones de vida y de trabajo, por la transformación de las instituciones, códigos y Parámetros en los cuales han prevalecido los intereses de los grupos y de las clases dominantes.

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José Antonio Velásquez Montaño


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