Fabricio Ojeda es una de las figuras emblemáticas de la historia contemporánea de Venezuela, que encarna los postulados de la lucha por la justicia social, en el marco de los principios revolucionarios. Su legado se fundamenta en ideales como la equidad, la soberanía y la dignidad del pueblo. A través de los rastros del tiempo exploraremos algunos conceptos sobre los principios fundamentales que guiaron su vida y acción política al servicio del pueblo, así como su valentía y patriotismo, en un contexto de la sociedad en que vivió, y desarrolló su lucha: una sociedad marcada por la injusticia, la desigualdad y opresión.
El 6 de febrero de 1929, nació Fabricio Ojeda, en Boconó Estado Trujillo, fue un periodista, profesor, político y comandante revolucionario, que estuvo al frente de la Junta Patriótica, contra el régimen de Pérez Jiménez. Estudió periodismo en la Universidad Central de Venezuela. Fue reportero desde los tiempos de la dictadura, hasta su decisión de tomar las armas, para incorporarse al movimiento guerrillero de los años 60, en Venezuela. Fue reportero del periódico “El Nacional”. También trabajó en otros medios como “La Calle” y “El Heraldo”. En diciembre de 1958, fue postulado por el partido Unión Republicana Democrática (URD), para participar en las elecciones, como candidato a diputado, logrando ganar el curul como diputado al Congreso Nacional, en representación del entonces Distrito Federal
Fabricio Ojeda se inició en la vida política siendo aún muy joven, a los 17 años de edad, y se incorporó al partido (URD) en 1949. Fue representante de esa organización política, dentro de la Junta Patriótica durante la lucha clandestina, que mantuvo aún, desde el mismo palacio de Miraflores, ejerciendo su profesión de periodista hasta el derrocamiento de la dictadura militar, el 23 de enero de 1958. Después se opone al gobierno de Rómulo Betancourt, del partido Acción Democrática (AD), considerando a Betancourt, traidor a los ideales del nuevo período democrático, y renuncia a su curul de diputado para impulsar la lucha guerrillera desde las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).
Después del Carupanazo: 4 de mayo de 1962 y el Porteñazo: 2 de junio del mismo año, apenas días después, el 30 de junio de 1962, renuncia a su investidura parlamentaria en la Cámara de Diputados del entonces, Congreso Nacional de Venezuela, enviando una carta de protesta y renuncia al curul, dirigida al Parlamento Nacional y de inmediato se incorpora al movimiento guerrillero, siendo recibido en el Frente José Antonio Páez de las FALN, donde es nombrado comandante, orientando su lucha bajo el lema: “Hacer la patria libre o morir por Venezuela”.
Desde las montañas de los Estados Lara y Portuguesa, mantiene correspondencia con los guerrilleros Douglas Bravo y Argimiro Gabaldón, para iniciar una labor de clarificación política, de consenso unitario, entre los movimientos y frentes revolucionarios, y se dirige por escrito a Juan de Dios Moncada Vidal, Pedro Medina Silva, Teodoro Molina Villegas y a los restantes miembros de la Comandancia de las FALN, detenidos en el Cuartel San Carlos de Caracas, por su participación en las rebeliones militares El Carupanazo y El Porteñazo.
A finales del 1962, después de participar en varios combates, es detenido en una carretera de Acarigua Estado Portuguesa y sentenciado por un consejo de guerra, a cumplir una pena de 18 años de presidio por el delito de rebelión. En septiembre de 1963, Fabricio Ojeda se fuga de la Cárcel Nacional de Trujillo.
.El día 17 de junio de 1966, Fabricio es detenido por el Servicio de Información de las Fuerzas Armadas (SIFA) en Playa Grande (actual estado La Guaira), en la casa de Mario Matute Bravo, de quien era conocido. El martes 21 de junio, voceros del gobierno informan que Ojeda fue hallado ahorcado en su celda, por el guardia que le llevaba el desayuno. El ministro de Defensa de entonces, general Ramón Florencio Gómez hizo la nefasta declaración a los medios, expresando: “somos los primeros en lamentar lo ocurrido”. Dando a conocer así, la versión oficial del gobierno de la muerte de Fabricio, como “suicidio”, lo que no fue, ni aún hoy, es creíble. El 23 de enero de 2017, sus restos exhumados del Cementerio General del Sur, fueron honrados y trasladados al Mausoleo del Panteón Nacional de Caracas, por Decreto Ejecutivo del presidente Maduro.
Entre los Principios Fundamentales, del Legado Revolucionario de Fabricio Ojeda destaca, que la justicia social era un derecho fundamental que debía ser garantizado a todos los ciudadanos. Su legado propone el compromiso con las causas populares, que lo llevó a luchar por la justicia social y comenzando por eliminar las desigualdades, que afectaban a los sectores más vulnerables de la sociedad venezolana. A través de su acción política, abogó por una Venezuela en la que todos tuvieran acceso a oportunidades y recursos.
La defensa de la soberanía nacional fue otro de los valores fundamentales de la ideología de Fabricio, en un momento en que Venezuela enfrentaba la intervención de potencias extranjeras y la influencia de corporaciones transnacionales, se posiciona como un firme y fiel defensor de la autodeterminación del país. Su visión de un Estado soberano y libre de injerencias externas, resonó en las luchas de muchos venezolanos, que anhelaban un futuro en el que el país pudiera decidir su propio destino.
Entre sus valores y principios, Fabricio Ojeda promovió la participación activa del pueblo en la política. Creía que la voz del ciudadano debía ser escuchada y que la democracia no sólo se limitaba a la celebración de elecciones, sino que debía incluir la participación en la toma de decisiones en la solución a la problemática que afectaba a la sociedad. Esta convicción lo llevó a involucrarse en los movimientos sociales del momento y a fomentar la organización comunitaria, buscando empoderar a los sectores populares.
La vida de Fabricio Ojeda es un ejemplo y testimonio de valentía y sacrificio. Enfrentó la represión del Estado y los riesgos de la lucha armada con determinación. Su compromiso por la causa revolucionaria lo llevó a asumir posiciones de liderazgo en la guerrilla y a convertirse en una voz autorizada, en la lucha contra la injusticia. Su valentía no solo se manifestaba en el combate, sino también en su capacidad para enfrentar la adversidad y permanecer firme en sus convicciones. A través de la lucha armada, buscaba liberar a su país de la opresión y la injusticia. La valentía que mostró al enfrentarse a un régimen opresor, arriesgando su vida y bienestar por el ideal de una patria libre, lo convierte en un símbolo de resistencia y ejemplo revolucionario.
El patriotismo de Fabricio Ojeda se evidencia no solo en sus palabras expresadas en su discurso y en la carta de renuncia a su curul, ante el Congreso Nacional, sino también en sus acciones. Su apoyo solidario a la Revolución Cubana y su liderazgo en el movimiento guerrillero en Venezuela son ejemplos claros, de su compromiso con la libertad y la justicia. También supo enfrentar las consecuencias de su lucha. Fue arrestado, torturado y finalmente asesinado por el régimen de Rómulo Betancourt, lo que resalta alto grado de fidelidad y compromiso. Su martirio se convirtió en un llamado a la lucha para aquellos que siguen creyendo en la necesidad de una transformación radical de la sociedad venezolana. Su legado perdura en la memoria colectiva de un pueblo que aún busca la justicia y la libertad.
Y, termino afirmando que el legado de Fabricio Ojeda es un faro, que ilumina el camino de la lucha por la justicia social, la soberanía y la participación popular en Venezuela. Su valentía y patriotismo son un ejemplo, para las generaciones presentes y futuras, recordándonos que la lucha por una sociedad justa y equitativa, requiere sacrificio y determinación, en un contexto donde las injusticias aún persisten, los principios que Fabricio defendió siguen siendo relevantes y necesarios, invitándonos a continuar su lucha por un futuro mejor. Su vida y obra son un testimonio de que el verdadero patriotismo, no solo se mide en palabras, sino en acciones concretas y en el deber de compromiso, con el bienestar de todos los ciudadanos.