Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, son eventos trascendentales en la historia de la humanidad, catalogados como trágicos y devastadores en la historia del Planeta Tierra, debido a las consecuencias inhumanas y su impacto duradero. Fueron dos acciones militares que marcaron un punto de distensión en la historia, evidenciando el poder destructivo de las armas atómicas, llevados a cabo por Estados Unidos, en territorio japonés, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, que marcaron el inicio de la era nuclear, dejando no sólo a las dos ciudades japonesas en un estado de devastación, realmente crítica y dolorosa, sino también de congestión universal. Veamos detalles, de algunas de las causas y consecuencias inmediatas, a largo plazo, han afectado a la humanidad, las razones detrás de la decisión de Estados Unidos y el impacto global de la contaminación atómica, que produjo esta atroz acción bélica, de parte del Imperio Norteamericano, contra estas dos ciudades.
Sobre las causas de los bombardeos, en primer lugar, para llegar a las conclusiones causales de este atroz bombardeo, nos remitimos al contexto de la Segunda Guerra Mundial, ya que históricamente sabemos del ataque a la base naval estadounidense de Pearl Harbor, en el Pacifico, por parte de la Armada Imperial Japonesa, el 7 de diciembre de 1941, que marcó un punto de acentuación, en la Segunda Guerra Mundial, que sirvió como "caldo de cultivo" a Estados Unidos, para entrar en el conflicto, desde el Pacífico, y declarar la guerra a Japón. Este ataque, aunque inicialmente exitoso para Japón, terminó uniendo a Estados Unidos a los Países Aliados: Reino Unido, Unión Soviética y China, contra las Potencias del Eje, que conformaban Alemania, Italia y Japón, durante la Segunda Guerra Mundial. De esa manera Estados Unidos, hace efectiva su participación en la guerra global.
El ataque de la Armada Japonesa, tenía como objetivo neutralizar la flota estadounidense del Pacífico, para permitir la expansión japonesa, en el sudeste asiático. El ataque resultó en la destrucción de numerosos buques y aviones estadounidenses, lo cual aceleró la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, declarando la guerra contra Japón. La campaña en el Pacífico fue larga y cruel, con intensos combates en islas como Guadalcanal, Iwo Jima y Okinawa.
A pesar de las crecientes derrotas, Japón mostró una obstinada resistencia y se negó a rendirse incondicionalmente. Los líderes japoneses esperaban negociar una paz que les permitiera mantener algunas de sus conquistas.
En este mismo orden de ideas, profundizando sobre el tema de las causas del bombardeo tenemos que ver las incidencias del Proyecto Manhattan, que fue un programa secreto de investigación y desarrollo de armas nucleares, llevado a cabo por Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial. Su objetivo principal era construir la primera bomba atómica, antes que Alemania; temiendo que Alemania estuviera desarrollando armas nucleares, Estados Unidos lanza el Proyecto Manhattan en 1942. Este proyecto secreto, reunió a científicos de todo el mundo, para construir la primera bomba atómica.
A medida que avanzaba la guerra, el apremio por completar el proyecto aumentó. Los líderes estadounidenses veían la bomba atómica como una forma de acelerar el fin de la guerra y evitar una costosa invasión a Japón. Entre las razones de terminar la bomba y lanzarla contra las dos ciudades de Japón, según los Estados Unidos, era que consideraba muy costosa su participación en la guerra, como lo era, invadir a Japón; los planificadores militares estadounidenses estimaban, que una invasión a Japón, costaría cientos de miles, de vidas estadounidenses. Los bombardeos atómicos se vieron como una forma de evitar esta costosa invasión; otras razones eran: que la devastación causada por las bombas atómicas, obligara a Japón a rendirse incondicionalmente, poniendo fin a la guerra, de manera rápida y decisiva; que los bombardeos debían configurar una demostración de poder hacia la Unión Soviética, que ya se estaba convirtiendo en un rival geopolítico de Estados Unidos; que al mostrar su poderío nuclear, Estados Unidos buscaba asegurar su posición dominante, en el mundo de la posguerra; por otro lado, pero en el mismo orden de ideas, Estados Unidos se planteaba una venganza contra Japón, por lo de Pearl Harbor en 1941, ya que según ellos, ese ataque había generado un profundo sentimiento de ira y deseo de venganza, en algunos sectores de la opinión pública estadounidense, entonces los bombardeos atómicos en territorio japonés, serían vistos como una retribución, por aquel ataque, que hacía aproximadamente, unos cuatro años.
Fueron desbastadoras, las consecuencias de los bombardeos, en Hiroshima el 6 de agosto de 1945: La bomba "Little Boy" (Niño Pequeño en español), destruyó aproximadamente el 70% de la ciudad y mató instantáneamente a unas 80.000 personas. Miles más murieron en los días, semanas y meses siguientes, debido a las quemaduras, las lesiones y la radiación; en Nagasaki el 9 de agosto de 1945: la bomba "Fat Man" (Hombre gordo), causó una destrucción similar, matando instantáneamente a unas 40,000 personas.
Entre los efectos a largo plazo, fue la presencia de enfermedades por radiación, debido a la exposición radiactiva causante de una complicación de enfermedades, incluyendo cáncer, leucemia y malformaciones congénitas, entre otras. Los sobrevivientes, sufrieron problemas de salud durante décadas; otra de las consecuencias fue el Impacto psicológico, que dejaron los bombardeos, con profundas cicatrices psíquicas, en los sobrevivientes y en la sociedad japonesa en general. El trauma de esa experiencia se transmitió en el tiempo, por generación.
Los bombardeos finalmente, hicieron que Japón se acogiera a la rendición, cuando también se produce la Intervención Soviética, el 8 de agosto de 1945; la URSS declara la guerra a Japón e invade Manchuria. Este evento, combinado con los bombardeos atómicos por el Gobierno de los Estados Unidos, a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, convenció al emperador Hirohito (mandatario japonés), de que eran momentos de una abatida situación, por lo que el 15 de agosto de ese año, anunció la rendición incondicional de Japón, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.
Ahora observemos la secuelas de la contaminación atómica y sus consecuencias globales; una de las más letales es la contaminación radioactiva: los bombardeos liberaron grandes cantidades de isótopos radioactivos, (átomos de elemento que tienen un núcleo inestable y emiten radiación para alcanzar una configuración más estable), como el estroncio-90 y el cesio-137, (productos químicos, de fusión nuclear), con potencial para causar daño genético, directamente en la salud de la humanidad, como la contaminación del suelo, el agua y la atmósfera, produciéndose una bioacumulación de estos isótopos, en la cadena alimentaria, afectando a plantas, animales y seres humanos, lo cual produjo un impacto en la salud global; la exposición a la radiación aumentó el riesgo de cáncer, en las poblaciones afectadas, así como en las generaciones futuras en las que se observaron múltiples mutaciones genéticas, (en los descendientes de los sobrevivientes), lo que generó preocupación sobre los efectos a largo plazo, de la radiación en el genoma humano; el suelo en las áreas cercanas a los sitios de los bombardeos permaneció contaminado durante décadas, lo que dificultó la agricultura y la habitabilidad, lo cual ameritó implementar programas de monitoreo continuo, para evaluar los niveles de radiación y proteger la salud pública.
Los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, fueron eventos de enorme trascendencia negativa para la humanidad, que marcaron el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la era nuclear. Las causas de estos bombardeos fueron complejas e incluyeron el deseo de finalizar la guerra y repartirse el mundo entre las potencias actoras de tal conflagración global; la demostración de poder y la venganza por el ataque a Pearl Harbor. Las consecuencias fueron devastadoras; con la destrucción de estas dos ciudades, la muerte de cientos de miles de personas, cientos de miles de lisiados, víctimas de la contaminación atómica. Estos eventos nos recuerdan los horrores de la guerra y la necesidad de trabajar por un mundo libre de armas nucleares.