Matria tovareña. Efemérides del día

El 19 de abril en tres tiempos históricos: 1810, 1850 y 2023 (III)

19 de abril del 2023: tiempo de un nuevo amanecer.

…Corren aires de libertad en Venezuela.

"La libertad no es otra cosa que aquello que la sociedad tiene el derecho de hacer y el estado no tiene el derecho de impedir"

Benjamín Constan

Han transcurrido 213 años de aquel día que dio inicio a la Independencia y la historia parece repetirse, el pueblo quiere nuevamente volver a presenciar un Cabildo y aunque el actual contexto ofrezca un rostro aparentemente distinto. En 1810 la lucha era por la libertad política, económica y social. En el 2023 el llamado es para que los venezolanos nos pongamos de acuerdo y podamos retornar de nuestra historia el patriotismo tan ausente en la hora actual y redimensionar nuestro futuro, asumiendo el compromiso extirpar la rémora que llevamos por dentro y construir la patria soñada por los libertadores y que todos añoramos. Estamos viviendo un momento estelar donde la mejor gota petróleo debe ser el trabajo duro, el estudio y el sacrificio común. La lucha que nos convoca es por cambiar el sistema de gobierno por un Estado Federal Descentralizado (EFD), un régimen parlamentario y la escogencia de ciudadanos probos que lideren el futuro del país. Basta de 200 años de ensayos y fracasos. Es ahora o nunca. La Venezuela decente se merece lo mejor de lo mejor.

Este nuevo amanecer del 19 de abril nos llama a mirar el pasado, vivir el presente y vislumbrar el futuro. Sólo así y de esa manera damos vida a la historia y su lección será perenne. Si nos atrevemos a mirar atrás es para seguir adelante... no para quedarnos como la "estatua de sal", en imprescindible activarnos para sacudirnos esta plaga política de ayer y de hoy que en descarada connivencia han ultrajado el alma y el sentir venezolano.

Devolvámonos pues, un instante por la historia del 19 de abril para tomar la fuerza y seguir adelante. Sin prisa, pero sin pausas, pensemos por unos instantes en el consejo de Juan Ramón Jiménez: "No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti mismo", a donde hay que ir es sobre nuestra identidad, sobre el ser venezolano. Una cosa es ser patriota y otra muy diferente disfrazarse de patriotero. Los verdaderos patriotas forman parte de nuestra historia y los descarados patrioteros rutilan con su opulencia. Hay que temer a la ignorancia y no a la sabiduría del pueblo. "La postura del avestruz es siempre peligrosa"

Al evocar tan significativa fecha, debemos afirmar categóricamente que celebraciones como ésta carece de sentido sino extraemos de nuevo del libro de la historia, para que nunca se nos olvide la lección repetida del nacimiento de la Patria, el pasado merece recordarse y es un deber patrio recordarlo, los pueblos que pierden su memoria histórica terminan por desvanecerse. Aunque el problema no es tanto recordar, sino como se recuerda, como se extrae de ese libro de la Historia la lección perenne que nos compromete en los tiempos funestos que vivimos. Hoy más que nunca se torna obligante aceptar la invitación que el poeta Andrés Eloy Blanco nos dejará hace casi un siglo, en sus "Poemas continentales":

"Ven conmigo. Hablemos del presente.

No más hablar de ayer; el ayer sea

la calma del altar; nuestros mayores

nos agradecerán seguramente

hablar menos de ello y hacer más por su Idea.

Padres, Libertadores,

al Panteón, al bronce y a nuestro amor tenaz,

aumentar en sus huertos la cosecha de flores

y dejarlos en paz.

La barca de los Héroes navega en los desiertos

del pasado: llegaron, abrieron nuestros puertos

al Sol, nos dieron velas, se volvieron a ir...

Ya tenemos cien años alabando a los muertos,

sin recordar que América necesita vivir"(1)

Que Venezuela necesita o clama a gritos vivir o revivir. Pero Andrés Eloy, que era voz de pueblo y conocía a profundidad nuestros orígenes, no hace un desdén por nuestra historia por el contrario nos invita a que los homenajes no sean solo palabras, sino también hechos responsables de compromiso con el destino de la Patria. Por eso, en ese mismo poema nos dice a todos:

"Mira, devuélvete por la Historia un instante

y atrás toma la fuerza de seguir adelante:"(2)

Debemos estar conscientes que el 19 de abril no se trata de un momento estelar de Venezuela perdido en los recodos del pretérito, sino de un día proyectado hacia el futuro; símbolo de una patria digna de Bolívar y un pueblo capaz de guiar pueblos. ¡Vayamos -como dijo el Dr. José Rodríguez Iturbe- a la noche con un candil patriota para esperar la aurora mirando hacia la altura, hacia las siete estrellas que Dios nos regalara como broches del Cielo a la mejor Bandera!

La lección más grande y siempre presente del 19 de abril es que hay que atender a la voz del pueblo, a sus requerimientos, a sus clamores. El pueblo venezolano pide a gritos una reconciliación nacional, que por encima de los intereses políticos partidistas se imponga el bienestar nacional. Ya basta de componendas, de corrupción y desinterés, Venezuela es de todos y necesita de aficionados que la recompongan no más fanáticos que la destruyan y desdibujen.

Bien lo dijo padre Epifanio Labrador, S.J., un sacerdote villoro (de Bailadores) fuera de serie, cuyo apostolado fue ejemplar y su legado un dechado de virtudes, cuando el 19 de abril de 1991 nos exhortaba a que: "Volvamos al Cabildo del 19 de abril de 1810, como lo hizo Emparan, conminado por la voz de aquel enérgico joven Francisco Salías. Aprendamos la lección del coraje. En ese momento estaba en juego la salvación o la ´salud pública´, como decían entonces. Diputados, clero y pueblo levantaron una muralla infranqueable, y sobre esa muralla de voluntades aguerridas flameó la bandera de la libertad y saltaron rotas las cadenas del despotismo. El reto era de vida o muerte, de esclavitud o liberación. Autoridades, clero y pueblo -y este es el singular ejemplo- asumieron ere reto con valor, energía y espíritu. El proceso de esta Patria que nos legaron aquellos hombres no ha terminado. Cayeron unas cadenas, pero nos atan otras. Hoy como entonces necesitamos una liberación"(3), seguimos en las fauces del monstruo opresor, ya no del norte sino caribeño aunque nos cueste reconocerlo somos una colonia cubana. Continuamos tan postrados al becerro tras nuestro oro como ayer, nuestra deuda externa en incremento y la dependencia económica, social, cultural y territorial cada vez es mayor. Aunque hablemos de una nueva doctrina social y económica el centro de la atención no es el hombre sino el capital. La miseria y el hambre siguen campantes en Venezuela, nos estamos muriendo de hambre. La desigualdad social cada día es más evidente. Es preciso volver a los planteamientos esenciales de 1810, a un humanismo que se contraponga a este canibalismo que estamos viviendo y nos está matando. Si bien es cierto que contamos con recursos en supremacía a pesar de lo que descaradamente se han robado estos rateros de cuello rojo, uno se pregunta: ¿Tanta riqueza ha sido una bendición o una maldición?, que sólo ha servido para el provecho de los traficantes de miseria de los distintos gobiernos de turno. La Venezuela honesta es mayoría, entonces porque permitir que los deshonestos hagan de las suyas y se repartan el país, rescatemos la honestidad en el ejercicio de la función pública, que cada bolívar sea empleado en resolver los problemas más urgentes. Venezuela merece un nuevo amanecer y los venezolanos mejor calidad de vida, mejor educación y cultura, mayor ejemplo. Con mis palabras ni temo ni ofendo, mi única intención es contribuir en la construcción de la nueva Venezuela, que nos llama a reconciliarnos y en la reconstrucción de una nueva historia deslindada del cuento, de la fantasía e intereses mezquinos. Por eso he intitulado estas crónicas el 19 de abril en tres tiempos históricos: 1810, 1850 y 2023.

Notas:

  1. Andrés E., Blanco: Poda. Saldo de poemas 1923 - 1928. Editorial Diana, S.A., México, D.F., 1953. p. 27-28. Este poema fue escrito después de su laureado "Canto a España" (marzo, 1923)

  2. Ídem. p. 28

  3. Epifanio, Labrador, S.J.: 19 de abril de 1991. Discurso pronunciado en la sesión solemne del Concejo del Municipio Libertador. Editorial Alfa, Mérida, 1991. p. 17-18



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Néstor Abad Sanchez


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