Ecomunitarismo y descolonización en filosofía y ciencias

Aquí pretendemos avanzar unas brevísimas notas introductorias que muestren cómo y por qué la deducción argumentativa de las tres normas éticas fundamentales que hemos realizado a partir de la gramática profunda de la pregunta que instaura la Ética (¿Qué debo hacer?), y la propuesta ecomunitarista de múltiples dimensiones que se asienta sobre aquellas normas, al marcar un claro horizonte de recuperación del comunalismo indígena latinoamericano en el contexto de una propuesta poscapitalista, también resuelve cuestiones básicas de la descolonización en lo que respecta nada menos que a la Filosofía y a las Ciencias.

Empecemos por el principio. Una colonia es una extensión de una cierta cultura, con su manera de pensar y vivir, a un nuevo territorio, distinto del suyo original. Así, por ejemplo, son muy conocidas las colonias griegas, creadas incluso a partir de consideraciones filosóficas sobre cuál sería la población ideal de una Polis; al extrapolarse ese número se proponía que la población sobrante se asentase en otros territorios, creando allí nuevas Polis que emularían a la original. Y así la civilización griega se extendió a, por ejemplo, territorios de la actual Sicilia, creando allí ciudades émulas de las griegas.

Luego, cuando conjuntamente con el nacimiento del capitalismo se da la conquista europea de América (al principio a cargo de España y Portugal, y luego incorporando a Francia, Inglaterra y Holanda) se crean en Abya Yala copias de la manera de pensar y vivir de aquellas naciones europeas, al precio de la masacre por enfermedades y matanzas y de la esclavización y marginalización de las culturas indígenas aquí existentes. Y ese proceso se prolongó más allá de la supuesta primera independencia, llegando hasta los días actuales.

Así ya en los años 60 el peruano Augusto Salazar Bondy denunciaba que nuestra Filosofía era alienada, por ser copia de las europeas, y no pensamiento propio de nuestra realidad. Y otros han dicho que lo mismo ocurre con las ciencias practicadas en este continente. Mas este último punto se ha hecho más difícil de aceptar, por cuanto ha penetrado hasta los tuétanos de nuestros aparatos académicos la idea de que la ciencia verdadera es aquella libre de valores (como lo propugnó Weber).

Ahora bien, no somos los primeros en destacar que esa pretensión de ser libre de valoraciones ya es una valoración, que condena como no-ciencia todo pensar que incluya alguna valoración explícita. Y una vez que tomamos conciencia de ello constatamos que es esa supuesta ciencia libre de valoraciones la que creó todos los instrumentos tecnológicos del capitalismo, que han desencadenado la destrucción y contaminación irreversible del Planeta, que hoy afecta a las tierras, aguas y aires, ha extinguido y extingue a muchas especies, y pone en riesgo la sobrevivencia de (por lo menos gran parte) la Humanidad. Por el contrario, sabemos que los saberes indígenas respetan y preservan a la Pacha Mama, y con ello preservan un hábitat sano para que los humanos puedan disfrutar de un Buen Vivir. Por lo tanto, en materia de ciencias, lo que se impone como tarea decolonizadora es recuperar esa perspectiva valorativa del saber/vivir indígena, incorporando las aportaciones "blancas" y de otros horizontes (negra, asiática, etc,), que no contradigan ese marco valorativo en un constructo intercultural plurinacional. Simultaneamente converge con ese rescate del modo indígena de pensar/vivir la reivindicación de las tres normas fundamentales de la Ética antes citadas (que nos obligan, respectivamente, a luchar para realizar nuestra libertad individual de decisión, a realizar esa libertad en búsquedas de respuestas consensuales con los demás, y a preservar-regenerar la salud de la naturaleza humana y no humana), pues ellas dan una base valorativa a las ciencias (a diferencia de lo propagado por Weber), orientándolas y poniéndoles los límites que no deben transponer (o sea, aquellos en los que se respeta la libertad individual de decisión, la búsqueda de consensos y la preservacion-regeneracion de la salud de la naturaleza humana y no humana).

Esas tres normas dan también base a la(s) Filosofía(s) descolonizadoras y a todas las dimensiones del ecomunitarismo (en especial en la economía ecológica y sin patrones, la educación ambiental ecomunitarista socialmente generalizada, la erótica y estética de la liberación, la política intercultural y plurinacional de todos, y la comunicación simétrica), que nos llevan más allá del capitalismo, incorporando el Buen Vivir indígena; ese movimiento de superación también recoge del capitalismo aquellos frutos que no violan las tres normas éticas fundamentales, por ejemplo, las tecnologías de las energías limpias y renovables, como la solar y la eólica, acordes a la tercera norma ética fundamental.

Bibliografía básica

Sirio López Velasco, Ética ecomunitarista (2009; disponible gratuitamente en https://rebelion.org/download/etica-ecomunitarista-etica-para-el-socialismo-del-siglo-xxisirio-lopez-velasco/?wpdmdl=654430&refresh=5ffa00fe3411b1610219774

y en https://www.scribd.com/document/557262193/Etica-ecomunitarista

" ", Contribuição á Teoria da Democracia: uma perspectiva ecomunitarista" (2017, disponible gratuitamente en https://www.editorafi.org/196sirio



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1375 veces.



Sirio López Velasco

Uruguayo-brasileño-español. Filosofo y Lingüista, profesor universitario jubilado

 lopesirio@hotmail.com

Visite el perfil de Sirio López Velasco para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: