El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio. (Winston Churchill)
El verdadero destructor de las libertades del pueblo es aquél que le reparte regalos, donaciones y beneficios. (Plutarco)
En los últimos 62 años de democracia "puntofijista" y "bolivariana", ninguno de los líderes elegidos con el sistema democrático vigente en Venezuela ha logrado conducirnos a un desarrollo sostenido, harmónico y equitativo de Venezuela. Parece lógico preguntarnos qué ha fallado para que ninguno de los gobernantes elegidos en estos 62 años, junto con sus partidos, incluyendo las acciones de los grupos opositores, hayan logrado promover un país en el cual sus habitantes podamos disfrutar de servicios idóneos y asequibles, vías de comunicación adecuadas, autoabastecimiento alimentario, desarrollo científico, empleos de calidad y bien remunerados, una economía estable y moderna, entre otras numerosas variables.
Los partidos y los políticos de la IV República (IVR) acusan a los de la V República (VR) de causar la deplorable situación de las dos últimas décadas. Por otro lado, los de la VR culpan a los de la IVR de ser los causantes al torpedear la ejecución de una gestión positiva para Venezuela. Los partidos ultraderechistas oposicionistas han mantenido una lucha despiadada por el poder desde la llegada de Chávez en 1999. Ambos grupos, representativos del pueblo venezolano, han llevado a cabo una confrontación negativa, peligrosa y muy perjudicial para todos los ciudadanos del país. La conducta ejercida por esos grupos en los últimos años, ha sido de lo más primitivo que hayamos experimentado, sectarismo y maldad sin límites.
Los gobiernos de la VR decidieron en su momento confrontar al poder del norte. Craso error, claramente ha sido muy desigual esta pugna. La manera como ha sido manejada a nivel diplomático la considero negativa. Los resultados están a la vista: el país está limitado productiva y financieramente y los efectos de las denominadas sanciones nos han afectado a todos, mucho más a la clase trabajadora y económicamente más débil. Todos los servicios están en una situación muy deplorable y el nivel de vida de los que decidimos quedarnos en el país ha retrocedido unas décadas. Venezuela en vez de avanzar hacia un desarrollo justo, global y distributivo ha retrocedido a niveles desconocidos por nosotros; en alguna variable peor que Ahití, por dar un ejemplo: monto sueldo mínimo.
Por otro lado, el gobierno gringo ha contado con sus aliados nacionales. Los representantes de estos grupos apátridas y antinacionales, además de ser políticamente primitivos, sectarios y muy agresivos, se han prestado para cometer todo tipo de fechorías contra todos nosotros. El colmo de esta fratricida y fútil confrontación ha contado con lo connivencia de los poderes fácticos: medios, iglesia, económicos y hasta universitarios.
Esta confrontación temeraria y estúpida de los políticos, incluyendo algunos venezolanos de a pie, nos ha mantenido adormilados con su espectáculo de "pan y circo". Un presidente que actúa en la TV como un actor, en numerosas oportunidades diciendo mentiras, prometiendo generalidades y utilizando frases que no dicen nada. Similarmente, los políticos de la oposición, actúan como si no tuvieran neuronas. Que concepto tendrán estas personas de la política, de los valores, de la ética. Les importa el progreso del país, le importamos nosotros, la gente. Que alguien me explique cuánto hemos avanzado, con los gobiernos de la IV y V república, en los últimos 62 años de la llamada "democracia", en la solución definitiva de las ingentes deficiencias que tenemos en Venezuela. El balance a presentar por todos estos señores políticos es raquítico, escuálido, muy negativo.
Debo destacar que la mayoría de los articulistas se dedican a escribir los dimes y diretes que acontecen a diario, tipo Baltazar Porras, una tubería rota que nos vuelve a dejar sin agua, la electricidad que desaparece en cualquier momento, el mal servicio de la CANTV, la inflación, los pésimos salarios o el comentario de Jesús Faría sobre Pascualina, etc., etc. Los noticieros de la TV venezolana viven de este pan y circo con total ausencia de buenos programas con invitados, cuestionadores y críticos. Estamos inmersos en una mediocridad contagiosa. Pareciera que a nadie le interesa proponer alternativas a tanta deficiencia, mentira y corrupción. Hay una ausencia de propuestas lógicas y diferentes ante lo que ha sido demostrado hasta la saciedad que no funciona.
Señores, no sigamos eligiendo a la misma gente, a los mismos políticos. Si lo hacemos, seguro que jamás lograremos superar este estado de atraso, corrupción y mentiras. Exijamos a las instituciones el cumplimiento de sus objetivos, exijamos a los políticos ser responsables, oportunos, eficientes y eficaces en sus funciones. No sigamos votando en las mismas condiciones de siempre. El que aspire a gobernarnos en cualquier institución del estado debe presentar y obligarse a cumplir con un programa de unos 10 a 15 puntos, el cumplimiento de este programa nos permitiría controlarlo, evaluarlo y destituirlo o no volver a elegirlo sin lo incumple, lo cual siempre han hecho.
Por otro lado, el político aspirante a gobernarnos debería presentar credenciales que avalen estar realmente capacitado para ejercer eficazmente las responsabilidades de su cargo. Mientras no tengamos leyes que así lo impongan, los políticos seguirán haciendo más de lo mismo. Nosotros somos cómplices con nuestro voto al elegir a estos irresponsables: han fracasado en sus funciones. Además, jamás se comprometen de manera clara y tajante con un plan de gobierno que permita el control del mismo. Solo ofrecen generalidades y justificaciones ante sus fracasos.
Las sanciones de los gringos no llegaron de la nada, pienso que en buena parte llegaron por no pensar en las consecuencias. En absoluto justifico las acciones de ese imperio avasallador, criminal y mentiroso pero tampoco apoyo las provocaciones gratuitas de nuestros gobernantes. Si uno se enfrenta a un perro rabioso luce prudente tomar las debidas precauciones. No lo hicieron y todos nosotros sufrimos las consecuencias de sus malas decisiones.
¿QUÉ PODEMOS Y DEBEMOS HACER?
Claramente, no seguir haciendo más de lo mismo. Es nuestro deber como humanos pensantes cuestionar este modus operandi. Han tenido demasiadas oportunidades en estos más de 62 años.
CONTRA LA DEMOCRACIA
JASON F. BRENNAN, filósofo americano y profesor en la Universidad de Georgetown. En su libro, Contra la democracia (Against Democracy) (Deusto) –que comparte título con un conocido panfleto anarquista editado en España en tiempos recientes–, Brennan afirma que la democracia no es la única forma justa de Gobierno y, de hecho, nos lleva a tomar decisiones irracionales, que no son buenas para nadie. Propone, en cambio, implantar una epistocracia: el poder de los que saben (mi comentario: el cual, de momento, tiene muchos bemoles).
JASON afirma que la democracia ha fallado en la medida en que tiene problemas y debemos repararlos. Los problemas son estructurales, no son cosas efímeras. No se trata de cambiar algo que está ocurriendo en el sistema en la actualidad, hay algo mal con el sistema en sí, y tiene que ver con los incentivos que damos a los votantes. La democracia da a la gente el poder de gobernarse, pero a la vez incentiva a cada votante individual a actuar neciamente. La razón es que tu voto como individuo no cuenta, da igual que te quedes en casa, qué votes, o que lo hagas a favor de tus intereses o en contra. Básicamente esto lo sabes y tienes pocos incentivos para informarte, para emitir tu voto buscando la verdad o promoviendo tus valores. Eres libre de usar tu voto de forma idiota. Eso es lo que hemos hecho numerosos venezolanos.
En una entrevista BRENNAN afirma creo que el individuo debe hacer lo que quiera consigo mismo, pero creo que la analogía "prefiero hacerme daño a mí mismo que me lo haga otro" no tiene sentido en política. Cuando tomamos decisiones políticas no es que decidamos por nosotros: unos individuos forman una mayoría y esa mayoría se impone no solo sobre la minoría, sino también sobre la gente que no puede votar, que vive en el campo, por ejemplo, o, en algunos casos, sobre la gente que vive fuera. En el caso de Estados Unidos tenemos mucho poder sobre otros países y si tomamos decisiones estúpidas no solo nos hacemos daño a nosotros mismos, hacemos daño al resto. Podemos incluso borrar un país del mapa. Decidimos por todo el mundo. Y por esa razón creo que se convierte en una cuestión de justicia. La gente puede estar en desacuerdo con esto, pero hay ciertas cosas que todo el mundo considera están fuera de los límites: matar a gente, meter a personas en la cárcel de forma injusta, dejar a los pobres de lado... Tiene que haber límites, por esa razón no creo que haya que discutir quien tiene o no razón, creo que si vamos a tomar decisiones políticas importantes tenemos la obligación con la gente por la que tomamos la decisión de ser competentes y actuar de buena fe. Esto es lo que creo que no se entiende. Y el electorado en su conjunto no actúa de buena fe ni de forma competente.
JASON tiene mucha razón. La democracia del voto con personas política y económicamente analfabetas conduce a equivocaciones muy costosas para una nación. Si a eso le sumamos la acción de los partidos políticos que solo persiguen seguidores a como dé lugar, son como una religión al adoctrinar a sus partidarios en los temas que le interesan a ellos no a la nación como un todo. Los partidos políticos venezolanos son sectarios y embrutecedores, no son democráticos ni promueven discusiones razonables de los importantes problemas que tenemos.
Tristemente hemos tenido los gobiernos que nos merecemos, la mayoría de los votantes en Venezuela no están preparados para votar conscientemente para elegir a representantes idóneos para el progreso de todos en el país. El sistema educativo no instruye políticamente a los ciudadanos y los políticos actuales nunca promoverán los cambios necesarios del sistema político-económico para poder aspirar a un desarrollo integral, distributivo y satisfactorio para todos.
La alternativa que nos queda es la de seguir haciendo lo mismo, algo peor o formar una agrupación de personas con criterio verdaderamente revolucionario con la intención de lograr el poder y ejercerlo para cambiar radicalmente este país: su estructura territorial, su sistema político-administrativo, sus instituciones, a todos nosotros… La otra alternativa sería lograr poner en la dirección del país a un verdadero visionario que transformase la manera de ejercer la política para beneficio de todos. Ambas propuestas lucen bastante utópicas en este momento.
Respondo la pregunta del título: ¿Será cierto que la voz del pueblo, es la voz de Dios? No dudo en afirmar que Dios no habla a través del pueblo, está demasiado ocupado en las alturas… no se atreve a bajar a la tierra ni a enfrentar a estos políticos.